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Sin las autoridades, ayudan a rescatar niños

ACCIONES | LA SOCIEDAD CIVIL SE ORGANIZA PARA TRATAR DE ENCONTRAR A NIÑOS

Elena Sánchez fue robada cuando tenía 10 años de
edad, en 1994, y recuperada tras 50 días. Ahora,
con su abuela, María Elena Solís, ayuda a rastrear
y recuperar personas robadas.

Elena Sánchez fue robada cuando tenía 10 años de edad, en 1994, y recuperada tras 50 días. Ahora, con su abuela, María Elena Solís, ayuda a rastrear y recuperar personas robadas.

Luis Alberto Medina

En México el problema de los niños desaparecidos es desairado por las autoridades y no existe una dependencia que maneje una estadística oficial sobre los robos.

Su pasatiempo es ayudar encontrar a menores desaparecidos. Ante la falta de capacidad que han mostrado las autoridades en este problema, Francisco Chávez Delgado decidió brindar un servicio social en Internet para ayudar a localizar a niños extraviados.

En agosto de 1996 viajaba en el Metro de la Ciudad de México. En uno de los vagones observó un cartel que difundía la imagen de un niño perdido con sus datos generales.

“¿Cómo se vería ese anuncio en una página de Internet?”. A partir de ahí nació la idea de crear un sistema de información de menores desaparecidos en la Web.

En ese año, Chávez Delgado estudiaba el tercer semestre de ingeniería industrial en el Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.

Aprovechó ese tiempo para trabajar sobre su idea en el Laboratorio de Ingeniería. Chávez Delgado es originario del Distrito Federal, pero hace seis años decidió dejar la vida en la capital para ir a Cuernavaca. Trabaja como diseñador de páginas de Internet.

En México el problema de los niños desaparecidos es desairado por las autoridades federales, ya que no existe una dependencia que se interese en manejar una estadística oficial exclusiva de los menores robados.

La Procuraduría General de la República (PGR) reporta mil 660 desaparecidos desde 1994 a la fecha mediante el programa de Apoyo a Personas Extraviadas. Sin embargo, estas cifras no son reconocidas oficialmente por la propia dependencia por no existir denuncia de por medio.

El director general de Prevención al Delito y Servicios a la Comunidad que maneja el programa de Apoyo a Personas Extraviadas, Francisco Javier Morales, admitió las desventajas de la dependencia para atacar este problema.

“(Tenemos) una base de datos de personas desaparecidas que hemos venido construyendo, pero no es ni una base de datos, sino una hoja de Excel. Lo que hicimos es que tenemos los expedientes desde enero de 1994 y ponerlo en nuestra ‘seudobase’ de datos (sic)”, admitió el funcionario.

Ante esta falta de interés, la sociedad civil es la que se organizado para tratar de encontrar a los niños.

El proyecto Web

El 1 de octubre de 1997, en el Papalote Museo del Niño, lanzó el proyecto apoyado por el Tecnológico de Monterrey y otras organizaciones; fue la primera página de Internet en Latinoamérica que difundiría a infantes desaparecidos.

Primero se llamó Juegos Sin Terminar. Años después cambió el nombre a Menores Extraviados. A 11 años de distancia, cuenta con la página www.menoresextraviados.org.mx desde donde se le da difusión a los casos de menores desaparecidos.

En la fecha de lanzamiento Chávez Delgado le presentó el proyecto a la PGR, quien hasta hoy no lo han tomado en cuenta. Cuando llegó a Cuernavaca, hace seis años, ofreció su servicio a la Procuraduría estatal y al DIF, pero tampoco les interesó.

Chávez Delgado maneja este sitio de Internet como un servicio social. Su función consiste en difundir la imagen del niño extraviado con sus datos generales en su sitio en Internet. Atiende la página en sus ratos libres. Pero mantiene actualizado el espacio para informar cuando son encontrados los menores.

El sitio se actualiza dos veces a la semana. Para la publicación de un caso, Chávez Delgado pide la foto del menor extraviado; correo electrónico del remitente y una identificación.

Chávez está consciente que tampoco cuenta con un sistema de información sistematizada ni con el equipo suficiente para poder investigar los casos que le llegan, pero lo satisface el ayudar.

Desde 1997 a la fecha, ha atendido mil casos en su página de Internet. De esa cantidad, entre un 20 y 25 por ciento se han resuelto por la investigación que hace la autoridad. Actualmente hay publicados 215 casos. En lo que va del año ha subido a la red 19 casos. Lo hace por amor al arte. Y por que sabe de la falta de trabajo de las autoridades en esta materia.

“Sin duda hay un desdén de las autoridades por las personas desaparecidas, principalmente por los menores. No hay interés de instalar un Centro Nacional que atienda este problema”.

Una tragedia marcó sus días

El 19 de noviembre de 1994 María Elena Solís sufrió una tragedia que marcó el resto de sus días. Elenita, su nieta, con apenas dos años de edad, fue robada de su propia casa a plena luz del día.

A 14 años de la tragedia la herida se mantiene abierta. Recuerda como si fuera ayer los 50 días en que privaron de su libertad a su nieta quien, por fortuna, fue rescatada sana y salva. Sólo la encontró con moretones en sus brazos.

A Elena la vendieron a un matrimonio en 700 pesos. Hoy, Elenita, como le dicen de cariño, tiene 16 años. Ya es una señora. En agosto del año pasado se casó y tuvo un hijo. De la desgracia nació la lucha en la familia Solís.

De 1994 a la fecha, la señora Solís se ha entregado en cuerpo y alma a la búsqueda de personas desaparecidas. Para ello formó la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos A.C.

A sus 61 años de edad, con tan sólo el tercer año de primaria, tiene una energía de una joven de 25 años para ayudar a las familias que sufran el robo, sustracción o extravío de menores o adultos. Está disponible a cualquier hora del día. Desde hace un mes su nieta Elena, la niña de dos años que fue robada, es parte de este trabajo.

El día de la tragedia

María Elena y su hija, Angélica María, la mamá de Elena, salieron a las 8:00 horas el 19 de noviembre de 1994, día del robo. Iban a cobrar la venta de manteles y ropa que ofrecían a domicilio. Regresaron a las 13:00 horas y se encontraron con la terrible noticia: Se habían robado a su nieta. Pero ya tenía una pista.

Un día antes habían contratado a una mujer como empleada doméstica para su hogar. “Era muy fea, morena, de baja estatura, como de 1.50 metros. Era pelona, pero usaba peluca: No sé como le confié en ella. Es que se veía muy necesitada”, justifica. Era la “robachicos”.

Ese mismo día pusieron la denuncia; era sólo una parte del calvario que iniciaba. A partir de ese momento, María Elena Solís y sus vecinos se organizaron. Iniciaron una intensa campaña de difusión para dar con su nieta. Buscaron espacios en los programas de radio y televisoras locales.

Después de 50 días de búsqueda desde el 19 de noviembre de 1994 y pistas que no llevaron a nada, el 9 de enero de 1995 rescataron a su nieta. Esmeralda, otra niña de dos años, había sido robada también en la Delegación Tláhuac y fue rescatada el 4 de enero.

María Elena se comunicó con los padres de familia de la menor para ver su caso. Le confesaron que por “comentarios de la gente” les llegó el rumor que en el pueblo San Agustín, en la Delegación Milpa Alta del Distrito Federal, vendían niños. Y así fue. En un operativo, recuerda Solís, policías judiciales dieron con el paradero de Esmeralda que estaba con un matrimonio joven en ese lugar. A ella la habían vendido en siete mil pesos.

La mujer que vendió a la niña fue la clave para dar con quien se robó a Elena. Su nieta se encontraba con una pareja recién casada en la Delegación Xochimilco. El nueve de enero, policías judiciales rescataron a su nieta. La persona que se la robó, Angelina Mayer, la sentenciaron a 28 años de prisión. Junto a ella se capturó a una banda de los llamados “robachicos”. La pareja que mantuvo a su niña por casi 50 días salió libre bajo fianza de 40 mil pesos.

“Ahí me di cuenta que había mucha desinformación, por eso empecé esta lucha”, afirmó.

Justicia doméstica

La casa de María Elena funciona como una Procuraduría de Justicia. La sala, donde está la televisión es el sitio de espera para las víctimas de los desaparecidos. Sus sillones se convierten en muebles de los lamentos; en paños de lágrimas de familias que van y lloran por la desaparición de su ser querido. Enseguida se encuentra su oficina de trabajo. Es un cuarto repleto de fotografías y fichas técnicas de personas desaparecidas.

En una parte están las imágenes de las 570 personas recuperadas. La mayoría de las imágenes tiene la fecha y lugar de desaparición y recuperación. Enfrente yacen los retratos de los que aún no han vuelto a casa. Son 421 personas de todas las edades.

María Elena Solís inició con la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos en 1995, pero hasta 10 años después pudo hacerse de herramientas de trabajo.

Antes de 2005, a pura mano se llenaban las fichas fotográficas con los datos generales de las personas. Apenas hace dos años aprendió a usar una computadora. Hoy cuenta con cuatro computadoras, scanner, fax, dos copiadoras y teléfono. Gracias a un patrocinio de la cadena Coppel, de 25 mil pesos mensuales, Solís mantiene la operación de su oficina.

María Elena Solís aplica una fórmula casi doméstica para investigar. Sólo basta ubicar a un menor robado o sustraído por sus padres para ir al lugar a rescatarlo. Después empieza a recolectar testimonios del “si lo han visto”. Una vez ubicado el menor robado o sustraído, empieza la vigilancia a la vivienda o lugar donde se encuentre. Por esta forma ordinaria de trabajar se ha ganado golpizas.

De los 571 niños recuperados por el trabajo de su organización, se han rescatado cerca de 200 niños. María Elena afirma que de los 571 que tiene registrados como recuperados, fueron robados, sustraídos por sus mismos padres, extraviados por problemas mentales o fueron ausencias voluntarias de sus casas.

De la autoridad, María Elena está desilusionada. “No hay investigadores que se dediquen a los casos. No hay interés de hacerlo”, reprochó.

Sin rastro oficial

Datos de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y de la Red por los Derechos de la Infancia manejan cifras de hasta 20 mil niños desaparecidos, robados o perdidos al año en el país. Según sus estudios, de esa cantidad, muchos tienen como destino el mercado de explotación sexual infantil.

Pero estos estudios no especifican el lugar de desaparición, estadísticas por Estado ni están desglosados los casos. Se trata de datos generales sobre otro problema que es la explotación sexual infantil, confirmaron fuentes de ambas dependencias.

Dicha información la presenta también el senador panista Felipe González, en su iniciativa de Ley que propuso al Congreso de la Unión en noviembre del año pasado. El proyecto consiste en impulsar la creación de un Centro Nacional de Personas Menores Desaparecidas que atienda de lleno la problemática.

“La información sobre niños desaparecidos es dispersa y no confiable en todos los niveles gubernamentales al no existir un organismo nacional oficial que controle esta información”, dijo el legislador.

Sólo a través de las procuradurías estatales, reconoció, se lleva un control muy débil sobre las denuncias de menores desaparecidos, extraviados o sustraídos por sus padres o terceros.

“Tampoco son serios los números que manejan las procuradurías porque no se les da seguimiento”, declaró.

El programa de Apoyo a Personas Extraviadas funciona mediante las quejas de los ciudadanos que llegan a la PGR por teléfono, correo y personalmente en las oficinas del Distrito Federal.

Desde 1994 se han reportado mil 660 niños extraviados, sustraídos o ausentes de sus hogares. Pero no se sabe si volvieron con sus padres o a sus hogares. No se sabe si hubo denuncia de por medio. Sólo se conoce que se fueron de sus casas y no están con sus padres.

Otros datos que maneja este programa, es que 7 mil 100 personas han sido reportadas como extraviadas desde 1994 a la fecha. Sólo se conoce que de esa cantidad, 3 mil 500 son hombres y 2 mil 600 son mujeres, y mil 660 son niños.

La función del programa consiste en dar difusión a los casos mediante una ficha técnica con datos generales del individuo. Este documento se envía a las delegaciones de las dependencias en los estados para darles difusión. Con el mismo objetivo, el programa se apoya de patrocinios de empresas que elaboran carteles personales de los desaparecidos. La PGR no proporcionó el número de empresas que participa en este programa.

“Hacemos este programa por la sensibilidad que hay en PGR; pero si no lo hacemos, igual no pasaría nada; es decir, nosotros no tenemos la facultad de investigación de los casos de personas desaparecidas”, admitió Francisco Javier Morales quien justifica la inacción de la PGR.

“La gente viene y me dice que desapareció su familiar; doy aviso a las autoridades, al MP, pero no tengo las facultades para decirle al MP que se ponga a ‘chambear’. Cada Estado y su procuraduría son autónomos y se manejan como creen que es lo correcto”, dijo.

Sin rastro

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y de la Red por los Derechos de la Infancia manejan cifras de hasta 20 mil niños desaparecidos, robados o perdidos al año en el país.

Desde 1994 7 mil 100 personas han sido reportadas como extraviadas desde 1994.

Sólo se conoce que de esa cantidad, 3 mil 500 son hombres y 2 mil 600 son mujeres, y mil 660 son niños.

Los estos estudios no especifican el lugar de desaparición, estadísticas por Estado ni están desglosados los casos.

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