Entre las amenazas del piercing está el tétanos, Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), hepatitis viral de tipo B y C, así como reacciones alérgicas o tóxicas.
Moda o no, el piercing parece haber llegado para quedarse, por lo cual hay que saber cómo hacerlo sin riesgo para el organismo.
La moda de hacerse un hoyito en la nariz, labio u ombligo data ya de muchos años, y es parte de las tradiciones de ciertos pueblos.
El doctor Jorge Moreno señala que aunque las medidas de higiene en México han mejorado, es importante alertar a quienes decidan realizarse un piercing.
Una mala elección del sitio o la forma en que se hacen las perforaciones puede llevar al contagio de infecciones locales o sistémicas que ponen en peligro incluso la vida.
Entre estas amenazas está el tétanos, Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), hepatitis viral de tipo B y C, así como reacciones alérgicas o tóxicas.
Pero hay más cosas que aprender, si la perforación se realiza en la lengua, puede ocasionar alteración en dientes o encías, y en caso de darse una inflamación de la lengua, ésta puede obstruir el tracto respiratorio.
Otras huellas
La gente, sobre todo los jóvenes que toman en cuenta su imagen, deben saber que al hacerse un piercing es frecuente que se dé una cicatrización anormal, con formación de queloides, piel fibrosa, antiestética y en ocasiones dolorosa, así como infecciones locales, advierte el doctor Moreno, miembro de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD).
Estas lesiones se dan normalmente cuando la perforación es en oídos, nariz, labio y ombligo, precisa.
Sugiere buscar a un profesional con establecimiento autorizado por la Secretaría de Salud, que exige medidas de higiene, uso de guantes y equipo desechable. “No permitamos que utilicen en nosotros pistolas de perforación, ya que éstas no se pueden esterilizar en autoclave, un método de esterilización recomendado”, dice.
Elecciones e higiene
El dermatólogo Moreno aconseja no usar metales como oro, plata o níquel/cromo para el arete o adorno a usar. Es más seguro acero quirúrgico, niobium o titanio.
Quienes se hicieron recientemente una perforación, deben lavar la herida diariamente con un antiséptico no alcohólico ni peróxido.
Igualmente, agrega, se tiene que evitar la manipulación del arete o joya que se utiliza, y si el orificio es en la lengua, habrá que hacer enjuagues antisépticos y tomar un antiinflamatorio.
Una vez que el túnel o fístula (hoyito) tenga forma, ya puede cambiarse o remover el arete, lo que ocurre por lo regular de seis a ocho semanas después de la perforación. A veces tarda hasta seis meses o un año, según el tipo de piercing.
Mitos, verdades y más
Hay quienes creen que los aretes en el ombligo pueden ocasionar malformaciones al bebé si los usa una mujer embarazada. Esto no es cierto, pero es recomendable no hacer nuevas perforaciones durante la gestación, ya que representa riesgos de una infección en el sitio del piercing.
Las perforaciones se corrigen con cirugía menor que remueve la fístula y cierra el orificio. Las cicatrices hipertróficas o queloides se tratan de diversas formas; lo más común es inyectarlas con un medicamento que las adelgaza o removerlas mediante criocirugía o láser.
Cuando la perforación se rompe por un golpe o por el peso del arete, se puede reparar y realizar una nueva cuando cicatriza la piel.
Las palabras body piercing vienen del inglés y significan perforarse alguna parte del cuerpo. Desde la antigüedad, culturas como la egipcia o la romana recurrían a esta práctica por motivos ornamentales y en ocasiones como símbolo de esclavitud. Actualmente, esta conducta cumple un objetivo estético.
Las personas que se perforan o tatúan no son candidatos para donar sangre u órganos hasta después de dos años de realizarlo.
