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Juego para los mejores

El jugador de los Raptores, Jamario Moon, clava durante el concurso de clavadas en el Juego de las Estrellas de la NBA 2008, en el New Orleans Arena de Nueva Orleans, Louisiana. El triunfador fue Dwight Howard de Orlando Magic. (AP)

El jugador de los Raptores, Jamario Moon, clava durante el concurso de clavadas en el Juego de las Estrellas de la NBA 2008, en el New Orleans Arena de Nueva Orleans, Louisiana. El triunfador fue Dwight Howard de Orlando Magic. (AP)

EFE

Las estrellas llegaron para divertirse y disfrutar del showtime.

Una vez más, la 57 edición del Partido de las Estrellas servirá para que los profesionales millonarios de la NBA disfruten de su merecido descanso después de completar la primera mitad de la temporada regular, y este año el escenario elegido es el New Orleans Arena.

Al margen de los actos benéficos en los que durante el día participan las estrellas de la NBA, para luego disfrutar al máximo de la noche especial de Nueva Orleáns, los jugadores seleccionados que van a participar en el partido de hoy domingo lo tienen muy claro que su misión es ofrecer el espectáculo del "Showtime".

Por eso, hablar del aspecto deportivo, en cuanto a competición se refiere, no tiene ningún sentido, y los respectivos entrenadores de los equipos de la Conferencia Este y Oeste también lo entienden así, por lo que su misión es lograr que al final no haya lesionados.

Algo que les ha costado a varios jugadores del Este quedarse sin participación, como ha sido el caso de los aleros Kevin Garnett, de los Celtics de Boston, y Caron Butler, de los Wizards de Washington, sustituidos por Rasheed Wallace, de los Pistones de Detroit y Ray Allen, de los Celtics, respectivamente.

El entrenador del equipo del Este, Doc Rivers, ha quedado satisfecho con la selección que hizo el comisionado de la NBA, David Stern, de elegir a Allen, jugador que tiene bajo su dirección en los Celtics.

Al margen de la ausencia de Garnett, que se encuentra en Nueva Orleáns, así como el resto de las estrellas, disfrutando de la fiesta y el descanso, el alero LeBron James, de los Cavaliers de Cleveland, es sin discusión la gran atracción del equipo.

Los otros cuatro titulares, ya muy alejados del interés que genera James, son el base Jason Kidd, al final no será traspasado a los Mavericks de Dallas; Dwyane Wade, de los desahuciados Heat de Miami; el especial pivote Dwight Howard, de los Magic de Orlando y el alero Wallace, que ocupa el puesto del lesionado Garnett.

Rivers está convencido que cuenta con las estrellas suficientes para hacerle frente al equipo del Oeste, donde la gran duda es el escolta Kobe Bryant, de Los Ángeles Lakers, lesionado en el dedo meñique de la mano derecha, que ya no será sustituido, pero podría jugar muy pocos minutos y sin ningún tipo de esfuerzo para no correr peligro de agravar la fractura de ligamento que sufre.

El entrenador del equipo del Oeste, Byron Scott, tampoco tiene problemas a la hora de darle descanso a Braynt porque en el banquillo tiene a jugadores de gran calidad, entre ellos al base Chris Paul, la gran estrella de los Hornets de Nueva Orleáns, que él mismo dirige.

Mientras que el resto de los cuatro puestos titulares estarán ocupados por el base Allen Iverson, de los Nuggets de Denver; su compañero de equipo, el alero Carmelo Anthony, Tim Duncan, de los Spurs de San Antonio y el pivote chino Yao Ming, de los Rockets de Houston.

Los grandes favoritos para el triunfo entre el público local son las estrellas del Oeste, donde está su gran ídolo, Paul, quien con sólo 21 años ya aspira a ser el ganador del Jugador Más Valioso (MVP) de la liga, y los Hornets son el equipo con la mejor marca, por encima de los Suns de Phoenix.

A pesar de la gran victoria por 153-132, que el equipo de la Conferencia Oeste logró el año pasado en Las Vegas, se encuentra todavía muy lejos de los triunfos conseguidos por el equipo de la Conferencia Este que ha ganado 34 partidos, el último fue el pasado en la 55 edición que se disputó en Houston.

Pero al margen del espectáculo deportivo, los dos grandes fines que tiene la celebración del partido en Nueva Orleáns están relacionados con ayudar a la reconstrucción de la ciudad que sufrió el desastre del huracán Katrina y a intentar elevar el interés de los aficionados locales por el baloncesto de la NBA.

Bryant, que protagonizó el primer evento deportivo profesional en Nueva Orleáns después de Katrina, dijo que era algo grandioso para una ciudad que tanto ha sufrido y sigue sufriendo, desde agosto del 2005.

Stern apostó por Nueva Orleáns, a pesar que la ciudad todavía está muy lejos de haber alcanzado un grado mediano de reconstrucción, especialmente en los barrios bajos, que quedaron completamente inundados por el agua.

Pero la presencia de las Estrellas de la NBA le va a dejar a la ciudad unos ingresos económicos de 90 millones de dólares y también todo tipo de fundaciones benéficas para la reconstrucción de casas y ayuda a los más necesitados.

"Aunque nos dijeron que nos arriesgamos, o que nos dejamos llevar por el corazón, o lo que sea, pensamos que hacíamos lo correcto y ahora estamos más convencidos que así fue", declaró Stern, quien reconoció que todavía faltaba mucho por hacer en la ciudad.

Pero en su línea de tener también un objetivo muy especial que cumplir de cara al "negocio" de la NBA, Stern eligió Nueva Orleáns, porque el equipo local de los Hornets, a pesar de la gran temporada que están haciendo, tiene muy poco apoyo entre los residentes.

Ni el hecho de ser uno de los mejores equipos actuales de la NBA ni de tener a la gran figura de Paul les sirve a los Hornets para que su campo se llene, y por el contrario es uno de los que registra las entradas más bajas, junto con el Fedex Forum, de los Grizzlies, y ahora el American Airlines de Miami.

Su ausencia de la ciudad (se fueron a jugar a Oklahoma City las pasadas dos temporadas) y los problemas económicos que afectan a dicha población, en plena reconstrucción y con miles de personas afroamericanas que la abandonaron, han generado la crisis de asistencia de aficionados para ver a los Hornets.

Como siempre sucede en el deporte profesional, si los Hornets no consiguen que la asistencia mejore pronto, al margen del éxito deportivo, el siguiente paso por parte de los dueños sería el de comenzar a buscar nueva sede, algo que Stern quiere evitar, y de ahí que las estrellas de la NBA se encuentren en Nueva Orleáns.

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