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Poliamor, nuevas formas de amar

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El Universal

Los poliamorosos son parte de una nueva tendencia mundial de amar. Se definen como capaces de tener más de una relación íntima, simultánea, amorosa y sexual.

Tres almohadas en una cama matrimonial, tres pares de sandalias debajo de la cama, una foto de buró que recuerda las vacaciones en la playa. Él las ama a las dos y ellas se aman entre sí. No hay mentiras ni triángulos de melodramas telenoveleros. Eso sí, los tres presumen de una habilidad en común: se enamoran de más de una persona a la vez y se asumen como poliamorosos.

Viven en “Trieja” y, aunque no hubo boda, tienen el compromiso de amarse, dejarse amar y respetar los amores de cualquiera de los tres. El poliamor adopta la forma que mejor le conviene a quien lo practica. Es la capacidad de amar y compartir con más de una persona a la vez. No se trata de parejas swingers pues no es sólo sexo, sino una relación donde hay compromiso y amor “Así de simple: nadie le pertenece a nadie”, dice Homero, un poliamoroso de toda la vida.

Los poliamorosos son parte de una nueva tendencia mundial de amar. Se definen como capaces de tener más de una relación íntima, simultánea, amorosa y sexual (aunque no necesariamente), son relaciones duraderas, con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los amores involucrados.

Los países más poliamorosos del mundo son Canadá, Alemania y Estados Unidos. En México se reconoce desde hace un par de años y se ejemplifica con una gama amplia de parejas: algunos viven en una misma casa y comparten cama, otros comparten una misma casa ocasionalmente, hay quienes no conocen a las parejas de su pareja, pero saben que existen.

En el poliamor de Gabriela y Homero, por ejemplo, es posible que ella vea la televisión o trabaje en su computadora mientras Emilia visita en casa a Homero. “Sé que están teniendo sexo en una de las habitaciones, pero no siento celos, sino gusto porque lo amo y sé que lo está disfrutando, es más, ni siquiera pienso en eso, sé que le da su tiempo a Emilia, eso es todo”, dice.

No le afecta que Homero ame a Emilia, al contrario, le parece una virtud que entre parejas puedan comunicarse lo cotidiano: “Ayer conocí a una chica, me gustó, le saqué el teléfono, le llamé y mañana nos veremos para salir”.

Aunque en el poliamor no es requisito cocinar mientras la pareja tiene sexo en otra habitación con su otra pareja, ni vivir juntos en “Trieja” o “Cuatreja”, pues cada poliamoroso tiene sus propios acuerdos.

A Érica Villegas, poliamorosa desde hace varios años, eso de las parejas primarias y secundarias le parece etiquetar. Ella se asume como transgénero, bisexual y poliamorosa. “Aunque en la actualidad tengo tres parejas y las tres son mujeres”, dice.

Vive con uno de sus poliamores y ha puesto sus propias reglas: “Ella sabe que amo a otras dos mujeres, pero la casa es nuestro espacio, así que nunca las llevo ahí, tampoco le platico detalles de mis amoríos, pues es gastar tiempo. Sólo sabe que tengo otras parejas, que las amo y que cada una tiene su lugar, dice.

A veces, Érika piensa que tres son multitud, pero cuando las mira, sabe que ese número es ideal para ella, pues no tiene tiempo para otra más. La infidelidad le parece monstruosa. “Uno de mis peores recuerdos de cuando fui monógama (una sola pareja) fue cuando descubrí una infidelidad. Lo que duele de los cuernos es la mentira”, explica.

¿Y los celos?

“Los celos son el talón de Aquiles del poliamor y los poliamorosos no desaparecen ni controlan sus celos, simplemente los abordan de una manera diferente, es decir, no los actúan si no los verbalizan, por lo que ser un poliamoroso no es fácil”, dice Juan Luis Álvarez Gayou, siquiatra y sexólogo del Instituto Mexicano de Sexología.

Asegura que el nivel de comunicación de una pareja poliamorosa es tres o cuatro veces mayor al de una pareja monógama, pues es una relación de equidad. “Aquí se dice todo, sin máscaras.”

Los poliamorosos fundamentan su opción de vida en estudios científicos. Defienden su postura con números que demuestran que hay una crisis de pareja, pues de cada dos matrimonios uno termina en el divorcio.

Álvarez Gayou explica el poliamor como una opción de vida amorosa que no está en contra de la monogamia, sino simplemente pertenece a la diversidad sexual, y como todas las diversidades, es muy estigmatizada; sin embargo, un punto en su favor es que se trata de una situación compartida y de compromiso donde la honestidad y la equidad juegan un papel importante en los acuerdos de pareja, finaliza.

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