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Asociación de Laguneros| Diálogo

Yamil Darwich

La asociación de personas es un método organizativo, utilizado por el ser humano a través de los tiempos; no por nada nos definen como gregarios. Por circunstancias especiales y la falta de visión –comprensible– de las aún autoridades monárquicas de España, en México, la Comarca Lagunera fue dividida en dos regiones utilizando el cruce del Río Nazas, que más adelante se transformarían en diferentes estados: Coahuila y Durango; así, la más importante mancha urbana, formada por Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, quedó limitada en sus oportunidades para optimizar recursos materiales, administrar servicios públicos –incluida la seguridad – y aplicar leyes y normas compartidas que atendieran las necesidades de sus habitantes, como la unidad social que conforman.

También originaron algunos problemas políticos, que desde nuestra fundación padecemos; tan sólo recuerde las luchas por el agua, que escenificaron Leonardo Zuloaga y Juan Ignacio Jiménez o el conato de guerra entre los habitantes de Tlahualilo y San Pedro. Más adelante, con la organización política nacional, los intereses de los líderes de uno y otros estados federales, fueron obstáculo para el desarrollo de la región; al respecto, no olvide los permanentes reclamos a los gobernadores por su constante desatención a la región, que les representa su principal zona de ingresos.

Así, llegamos a los mediados del siglo anterior, cuando en diferentes “embestidas”, grupos de laguneros han intentado independizar a la región y crear el Estado de La Laguna, siendo las principales promotoras las propias autoridades estatales en turno, que hacen mucho por mantener el descontento de los ciudadanos. El problema es crónico, pero a la vez vigente, caso de la marcada molestia con la Administración Estatal de Coahuila, que da pie, con sus inacciones, al rumor de tenernos “castigados” por la rebeldía mostrada en las últimas elecciones para gobernador. Es justo mencionar que el caso de Durango es menos agudo y mejor atendido, aún así insuficientemente.

Otra antecedente es el Plan Nacional de Desarrollo Urbano, de la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, en tiempos de José López Portillo, bajo la dirección de Pedro Ramírez Vázquez, quien aplicó el “Plan de Desarrollo Urbano”, orientado a la regulación del crecimiento y desarrollo de las ciudades; participaron los tres niveles de Gobierno y se fue perdiendo, hasta desaparecer, durante el mandato de Miguel de la Madrid.

Un nuevo intento se da en el presente: la coordinación entre las autoridades municipales de las tres ciudades, para crear la “Asociación de Municipios de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo”, que podrá ser un buen instrumento para la atención de problemas comunes.

La acción se justifica sobradamente al analizar la problemática de la región, particularmente en los asuntos urgentes como: seguridad pública y la coordinación policiaca; la contaminación del suelo, especialmente por los residuos industriales vertidos en el lecho seco del Río Nazas y la comunicación entre las ciudades, supliendo obras que atienden a las visiones de capitales de los Estados, sin dimensionar las necesidades de conjunto en la región.

Ante la presencia de los presidentes municipales, representantes de los distintos sectores sociales y políticos, cabilderos, autoridades de los estados, Gobierno Federal, educadores y periodistas, se presentó la propuesta, que fue aceptada por todos los asistentes.

El Plan incluye: alcanzar la expresión de interés de las autoridades; organizar un consejo directivo; realizar trabajos de planeación incluida la descripción de puestos y funciones; perfeccionar la definición de objetivos, que han sido inicialmente descritos como: transporte y movilidad urbana, equipamiento regional, cuidado y administración del recurso acuífero y control de la contaminación, especialmente los residuos orgánicos. ¿Qué le parece?

Con la administración eficiente y efectiva de la asociación –y dejándoles trabajar honestamente- lograrán beneficios tales como: asegurar la competitividad a partir de la aplicación de un plan estratégico de largo plazo; mejorar y aumentar las partidas económicas de recursos federales y estatales para dar cumplimiento a los objetivos de la región, consecuentemente promover el desarrollo regional.

El mayor obstáculo, curiosamente, es el temor a la pérdida de poder de las autoridades; por ello, el plan de organización de la asociación deberá asegurar que no se trata de la creación del Estado de La Laguna o limitar autoridad o sustituir a gobernadores y presidentes municipales; sobre todo, que es para el beneficio común. “Separar las necesidades de intereses políticos”, como dijo una de las oradoras.

Buen intento de mejoría; representa otro esfuerzo entre los muchos dados por los laguneros en el pasado, generalmente fallidos, ante la falta de un líder bien intencionado, propositivo y proactivo, quien nos guíe y entregue un mensaje claro y honesto; sobre todo, coincidente entre su pensar, decir y hacer; sea inspirador y pueda llevarnos en el camino del bienestar.

Tal vez de aquí salga ese transformador de la región; sería otro gran logro. ¿Piensa que ahora sí será posible?

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