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La Laguna vive un viaje Místico

PROFESIONALISMO | MILES DE AFICIONADOS LLENAN LOS LOCALES DONDE SE PRESENTA EL ÍDOLO DE LA LUCHA LIBRE MEXICANA

Llegó como un ídolo y se rindió ante el cariño de los aficionados laguneros. El Místico se presentó en tres ciudades laguneras en una sola noche. (Fotografías de Jesús Galindo López)

Llegó como un ídolo y se rindió ante el cariño de los aficionados laguneros. El Místico se presentó en tres ciudades laguneras en una sola noche. (Fotografías de Jesús Galindo López)

EL SIGLO DE TORREÓN

El Príncipe de Oro y Plata no sólo tenía que pelear ante sus enemigos en el ring, sino contra el tiempo.

Comarca Lagunera.- Un “místico” arrebato se vivió el jueves por la noche en La Laguna. Místico, la figura más importante de la lucha libre mexicana que ha surgido en los últimos años, se presentó en menos de cuatro horas y media en tres ciudades y dos estados.

Miles de personas esperaron para ver de cerca al nuevo ídolo, que le ha regresado a la lucha libre el brillo de antaño. En cada uno de los lugares donde se presenta, todo se vuelve una locura. Todos lo buscan, todos lo esperan, todos lo quieren saludar, tocar o simplemente para contemplarlo y sentir una experiencia casi mística.

El gladiador no sólo tenía que pelear ante sus enemigos en el ring, sino también contra el tiempo, debido a que se tenía que desplazar lo más rápido posible a la ciudad donde se tenía que presentar. El reto era difícil pero no imposible.

Inicia su viaje

Todo comenzó en el Palenque Vicente Fernández de la Expo Feria de Gómez Palacio, Durango, a las 10:30 en la lucha superestelar.

El Último Guerrero, uno de los luchadores gomezpalatinos que ya brillan en la escena del pancracio nacional, llegaba a su tierra apoyado por su público y parientes en las gradas, acompañado por el fisicoculturista Olímpico y de su fiel Mascota Guerrera.

Después, el público asistente empezó a animarse cuando apareció el famoso Que Monito, seguido por el 1000% guapo, Shocker. Todo estaba listo para que arribara el motivo por el que casi 3,000 personas se habían dado cita en el redondel duranguense.

Con las notas de cantos gregorianos hizo su aparición el Místico, provocando el delirio colectivo, demostrando de nueva cuenta que ya pertenece a la estirpe de los ídolos y está llamado a ser uno de los inmortales.

Inicia la lucha libre sin campana, pero a quién le importa. En las primeras acciones en el cuadrilátero los rudos van imponiendo su sello. El Último Guerrero, apoyado por sus paisanos, levanta con una facilidad al Místico en todo lo alto. Mientras en las gradas algunos espectadores y espectadoras lanzan vasos, hasta su cerveza y mentadas, algunos son retirados del lugar cuando los rudos dominan a los técnicos y se llevan la primera caída.

El luchador lagunero sienta a Místico en uno de los encordados de una esquina y le despoja de su máscara. Pero el mal no siempre triunfa y los técnicos recuperan terreno, para beneplácito de la concurrencia. La guerra no sólo es de llaves, sino también por la popularidad entre los asistentes, donde también se impone el Príncipe de Oro y Plata.

Que Monito se envalentona y le da su merecido a Último Guerrero, mientras que Místico se desquita y también muestra el rostro del lagunero por unos segundos y Shocker le aplica su llave parecida a los movimientos de un héroe sacado de Dragon Ball. Técnicos emparejan las acciones, pero un detalle casi desapercibido, el ídolo se toca el hombro izquierdo señal de que aún no sale bien de la reciente lesión que sufrió a manos de los Perros del Mal.

Al final, el ídolo aplica su llave favorita, la “mística”, con la que rinde a Último Guerrero, a pesar que le zafa la máscara y no se percata el réferi. El lagunero inconforme reta a cinco minutos de máscara contra máscara, el Místico toma el micrófono, enseña sus tablas como conductor (“buenas noches Gómez Palacio”) y acepta el reto. Finalmente, Místico le quita la capucha al lagunero, que sale corriendo, y el público se arremolina en el ring para esperar su turno de sacarse la foto del recuerdo por sólo cien pesos.

Místico se toma su tiempo y las gráficas con su público, antes de emprender la partida hacia Francisco I. Madero (antes Chávez).

Se roba los corazones

Ya en territorio coahuilense, la gente abarrotó de “bote en bote” el Coliseo 79 de Madero, que reabría sus puertas con un cartel de lujo.

“Pero, ¿sí vendrá el original?”, se preguntaban algunos de los asistentes, mientras que en acto surrealista un payaso en funciones de animador ponía el orden para que la gente se tranquilizara. Cerca de 2,300 personas aguardaban entre la fe y la decepción. Niños, jóvenes, adultos y ancianos esperaban bajo el viejo techo de lámina y el calor que aumentaba con los gritos del público.

“Ándenles cabr..., si no es piñata”, se escuchaba entre las personas. Pero pese a que el ring era iluminado por cuatro focos, que el sonido se fue por un momento y que algunos comenzaron a gritar “fraude, fraude”, la llegada del ídolo borra todo.

Aparecen los gladiadores, los mismos rivales y compañeros de la lucha en Gómez Palacio. Último Guerrero quiere hablar por el micrófono pero no sirve y la gente estalla con burlas y chiflidos.

Y por fin la apoteosis de la noche. Místico llega en hombros de un asistente que lo protege, y el Coliseo 79 tiembla al grito de todos los asistentes que saltan, celebran y ven su sueño hecho realidad pasada la medianoche.

Como si fuera una representación teatral, los luchadores realizan las mismas acciones que hicieron en la Expo, sin embargo el público agradece el esfuerzo de los cuatros gladiadores y las dos mascotas. Además, existe la dificultad de que el ring está muy cerca de las butacas, por lo que la mayoría de las acciones es a ras de lona, aunque Que Monito se lanza del ring hacia la Mascota Guerrera, y tras vencer a Último Guerrero hace lagartijas con un solo brazo. Con sus lances por los aires, el Príncipe de Oro y Plata se roba los corazones de los asistentes que lo encumbran como algo más que un héroe de fantasía.

Shocker y Místico se imponen en popularidad y en dos caídas a Último Guerrero y al Olímpico. Otra vez el saludo del ídolo a su pueblo, “buenas noches Madero”, De nuevo el reto de máscaras pero ahora huye Último Guerrero. Al terminar la lucha la gran mayoría de los asistentes salen contentos, excepto un señor que pinta canas, “el maestro Blue Panther nunca ha perdido la máscara y ese güey (Místico) ya la perdió varias veces”.

Al concluir la entrega del ídolo, y a pesar de que se tocó otra vez el hombro dolido, es recompensado con una fila de seguidores que aguardan para tomarse su foto de cien pesitos, pero el tiempo corre y aún espera una presentación más en Torreón.

Luces, música y lucha

Todo cambia. De la arena de techo de lámina al glamour citadino del antro con luces, música y sabor del Mambo Café. Al igual que los anteriores escenarios, el público llena el local, motivados por la presencia de Místico.

Pero a diferencia de otros lugares, aquí la música es en vivo, las bebidas fluyen como agua y llama la atención la presencia de niños que hacen totalmente diferente la noche en el lugar.

La espera aquí es diferente, porque mientras haya qué beber, bailar o ver, bien vale la pena aguantar un poco el desvelo. Ahora la lucha estelar tiene otros protagonistas, aunque el Olímpico realizó el mismo recorrido que Místico.

El anfitrión del lugar es Silver King y el rudo a vencer es Averno. “Primera llamada para la lucha estelar” y el público sigue celebrando en lo que queda de pista. “Segunda llamada” y algunos ya se acercaron por el acceso por donde llegarán los luchadores.

La tercera llamada no llega porque los comentaristas de una cadena internacional de televisión suben para hacer el anuncio de cada uno de los contendientes. Aunque el sonido se equivocó con la canción de entrada de los rudos, al poner desde un principio los acordes gregorianos del ídolo. De pronto, no sólo los jóvenes, sino algunas chicas que se acercan para tomarse la foto o robarle la atención y un beso al Olímpico.

Por fin llega Místico en su traje de gala, del cual se despoja al estilo Sólo para Mujeres, mientras que el público grita de emoción, y después las porras que un sector le lanzan son muy parecidas a las que se usan en un mitin político. Pero eso le vale al Místico, que agradece el gesto.

Pero por cerca de cinco minuto sobre el ring no pasa nada, mas que una competencia de apoyo entre los técnicos y los rudos: “Ya, pónganse a luchar”, pide un aficionado.

La lucha se va hacia las mesas de algunos de los espectadores, donde algunas damas abrazan con todas sus fuerzas a los gladiadores, mientras que sus enemigos los someten con sus golpes. Pero ya al calor de las bebidas, los ánimos se caldean abajo entre los aficionados, un gesto, una palabra o una mirada mal entendida enciende la pasión entre algunos asistentes, lo cual es aplacado por la seguridad del local.

El ídolo cierra con broche de oro su actuación con su creación: el helicóptero. Levanta al público que se quedó hasta el final.

Otra vez ganan los técnicos dos caídas a una, de nuevo el Místico se toca el hombro y nuevamente lanza su saludo a su público “buenas noches Torreón”. Al final el gladiador, con cierto cansancio por su agitada agenda en La Laguna, agradece al público y le declara la guerra a todos aquellos que dudaron por un momento que iba a cumplir con sus compromisos.

Concluyó su actuación alrededor de las 3:00 de la madrugada, dejando contentos a los aficionados que fueron a contemplarlo y llevándose la admiración de propios y extraños por su entrega en cada una de sus presentaciones. La experiencia mística llegaba a su fin.

Llegó como un ídolo y se rindió ante el cariño de los aficionados laguneros. El Místico se presentó en tres ciudades laguneras en una sola noche. (Fotografías de Jesús Galindo López)
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