EFE
Zaragoza, España.- El Real Zaragoza conmemoró el inicio de su 75 aniversario regalando una victoria a su afición y lo hizo, cómo no, con un tanto de su máximo goleador, el argentino Diego Milito, que subió su cuenta hasta los 18 tantos.
En el duelo de perseguidores de la zona de Liga de Campeones, el Atlético mereció, al menos, no salir derrotado porque jugó mejor que su oponente, pero como el futbol no conoce de justicia sino de efectividad, ésta fue del conjunto aragonés, que además tuvo la virtud de saber sacar adelante un encuentro complicado sin el brillo de otras ocasiones.
El partido fue nervioso por la importancia de los puntos en juego y el Atlético pareció afrontarlo menos tenso y más suelto que su oponente, que dio la sensación de verse afectado del mal de altura, porque durante todo el encuentro supo manejarse mejor ante un Zaragoza que dio sensación de especular cuando tenía el balón tras el primer tanto y que no parecía buscar cerrar el encuentro con el segundo.
Los hombres del mexicano Javier Aguirre se hicieron con el control del encuentro desde el pitido inicial ante un Zaragoza que parecía contemplar el encuentro en diferido, algo a lo que los espectadores de La Romareda ya están acostumbrados.
La fría salida del equipo aragonés a punto estuvo de costarle muy cara, si no hubiera sido por la falta de acierto de los dos puntas rojiblancos que tuvieron dos inmejorables ocasiones para haber abierto el marcador, primero el argentino Sergio “Kun” Agüero con un remate ligeramente cruzado en el minuto tres y, siete minutos después, Fernando Torres en un centro que superó la salida del meta César Sánchez, pero que la defensa despejó.
El panorama no pintaba nada bien para los hombres de Víctor Fernández que no carburaban, porque su línea de creación adolecía de velocidad en el desplazamiento del balón y, por ello, no era capaz de superar el entramado defensivo de los madrileños.
Siempre que los rojiblancos tenían el balón en su poder daban sensación de peligro frente a un Zaragoza atascado, pero como el futbol es caprichoso en sus formas, el Atlético pagó el único despiste que tuvo con el 1-0 en el primer remate local a puerta.
El argentino Andrés D’Alessandro envió un pase largo a la espalda de los centrales que su compatriota Diego Milito se llevó para superar a su par con un recorte en el área y, a renglón seguido, batir por alto a su compatriota Leo Franco en su salida.
El gol no sirvió de bálsamo para los propietarios del terreno ni palió los defectos que había evidenciado en los minutos anteriores porque su rival continuó dando la sensación de estar más metido en el partido, aunque ya no llegó a la meta de César con la claridad de los minutos iniciales.
Tras el descanso la esperada reacción local, ya clásica en los últimos encuentros, apenas fue de los minutos iniciales y de menor intensidad de lo acostumbrado.
Superada esta fase, el encuentro volvió a ser un calco del primer periodo con un Atlético dominando de manera estéril en busca del empate y un Zaragoza que sufría para frenar las aproximaciones enemigas y que perdía la posesión del balón con rapidez porque frenaba sus contraataques.
Conforme transcurrieron los minutos, el ataque de los atléticos careció de la fuerza y peligrosidad de los primeros 45 minutos para acabar fundido ante una Romareda que pasó del sufrimiento a la alegría.
coreando el himno zaragocista tras muchos minutos de silencio.
Sevilla alcanza al Barça
El Sevilla FC, con su trabajada victoria por 2-0 frente al Celta, sigue la estela del líder de la clasificación, el FC Barcelona, al que iguala con 53 puntos después de disputadas veintisiete jornadas de Liga.
El conjunto céltico, que jugó buena parte de la segunda parte con diez jugadores por la expulsión del uruguayo Néstor Canobbio, complicó mucho el triunfo a los sevillistas, pero se fue de vacío del Sánchez Pizjuán y sigue muy cerca de los puestos de descenso.
Pese al presumible desgaste físico con el que afrontó el partido el conjunto local, después del choque de UEFA del pasado jueves en Ucrania ante el Shakhtar con prórroga incluida, los de Juande Ramos impusieron un fuerte ritmo desde el inicio.
Tardó algunos minutos el Celta en situarse sobre el terreno, pero cuando lo hizo mostró esos recursos que le hacen ser más temible como visitante que en el Estadio Balaídos.
Así, los contragolpes gallegos, con el argentino Gustavo López, quien cumplía trescientos partidos en Primera, el uruguayo Fabián Canobbio y el brasileño Joao Fernando Baiano, tuvieron intención ante la adelantada defensa andaluza.
El encuentro transcurrió abierto, pero fue el Sevilla el que estuvo más cerca de inaugurar el marcador, como en un libre indirecto dentro del área por juego peligroso que desaprovechó poco antes de la media hora de juego, y en incursiones las bandas de Jesús Navas y el brasileño Adriano Correia que hicieron trabajar mucho a la defensa viguesa y al portero José Manuel Pinto.
Como es una tónica habitual del Sevilla, se puso mucho delante de la meta rival pero no definió en los remates finales y eso motivó que se llegara al descanso con el empate inicial.
En la segunda parte, se quedó en los vestuarios lesionado el portero Andrés Palop, héroe de Donetsk con su gol de cabeza que forzó la prórroga, y entró David Cobeño, quien tuvo la oportunidad de debutar en la Liga como sevillista.
El meta madrileño tuvo la oportunidad de ver desde el interior del campo cómo a los siete minutos de la reanudación el malí Frederic Kanouté marcó su decimonoveno gol en la Liga, al transformar un penalti por mano de Gustavo López en un centro al área de Jesús Navas.
Los del técnico Fernando Vázquez se fueron arriba con ganas de empatar ante un Sevilla que tuvo menos poder ofensivo con Kanouté, también lesionado, sustituido por el centrocampista danés Christian Poulsen.
El Celta dispuso de alguna clara ocasión para batir a Cobeño, aunque se le complicó la situación cuando Canobbio se fue a los vestuarios expulsado por una dura entrada a Jesús Navas en el minuto 73.
