Los Infiltrados: Scorsese con filtraciones
Calificación: 4 estrellas de cinco
Los Infiltrados es diversión de alta calidad, una película que fácilmente podría ser la corona en la filmografía de un director menor. Pero no debemos olvidar que se trata de una cinta de Martin Scorsese, un tipo que, con todo y algunas cintas fallidas, debe ser considerado como uno de los pilares del Séptimo Arte. De todos los tiempos. Punto.
Entonces, tratándose de quien se trata, es necesario colocar la nueva cinta en perspectiva. Puede que sea la mejor cinta de Scorsese desde Casino, como entretenimiento y disparadora de adrenalina. Aunque como ejercicio de disección de personalidades, tema constante en la obra de Scorsese y que el director domina con habilidad despiadada, hasta El Aviador sale ganando.
Los Infiltrados trata sobre los esfuerzos policíacos por encontrar/esconder, destruir/proteger, al delincuente más peligroso de Boston. Las diagonales se deben a que durante toda la cinta atestiguamos la estrategia de policías y maleantes desde ambos lados de la ley, lados nada homogéneos, que se entrelazan y revuelven constantemente por la acción mezcladora de soplones e informantes. Principalmente de dos, los personajes de Leonardo Di Caprio y Matt Damon, a los que por momentos es imposible asignarles con certeza la etiqueta de el bueno y el malo.
Los dos son reclutados por la policía. Uno es rápidamente dado de baja para que pueda infiltrarse de manera creíble en el hampa. El otro, oportunista seductor, trepa en la organización judicial, sin que nadie sospeche que es informante de la mafia. Ambos conocen la existencia del otro, pero desconocen la identidad. Este doble juego traza una espiral ascendente de traición y riesgo, con el ritmo frenético que sólo un maestro sabe imponer.
Imposible tirarle un balazo a la pantalla sin pegarle a una estrella. Es un reparto pesadísimo, en el que los honores actorales tienen por fuerza que repartirse. Hay empates múltiples en el primer lugar.
Los Infiltrados es una experiencia sumamente divertida y emocionante, aunque finalmente superficial. Parece que la cantidad de personajes principales que Scorsese incluye en una cinta, acaba por ser inversamente proporcional a la profundidad que logra en el análisis. En este sentido, Los Infiltrados se parece más a Pandillas de Nueva York que a Buenos Muchachos.
¿Es entonces Los Infiltrados la mejor de las cintas recientes de Scorsese? No me parece. Dejémoslo en que es la más entretenida. Aún así, no espere un thriller del todo convencional, el director nos tiene reservadas algunas sorpresas finales, para que al recibir esos impactos recordemos con quién nos metimos. Si anda usted en un ánimo menos truculento, no debe dejar de ver Volver, la más reciente obra de Pedro Almodóvar. Permítame corregir. Si es usted mujer, no debe dejar de ver Volver.
La cinta es un bello retorno a las aguas femeninas, tiernas y musicales en que Almodóvar se desenvuelve como pez. Esta nueva entrada al universo ginocéntrico Almodovariano nos recuerda como echabamos de menos al Pedro de Mujeres Al Borde.
Volver narra, en resumidas cuentas, la historia de dos viudas que superan las muertes (nada naturales) de sus maridos, y salen fortalecidas del trance. No le revelo más detalles, porque el principal placer de la cinta es deshebrar el multicolor tejido de la trama, descaradamente melodramática, y la vez, de una sinceridad y sencillez que duele.
Un deleite dejarse llevar por le genio maduro de Almodovar, que no deja de sorprendernos con su extraordinario oído para los diálogos. Se requiere de un talento especial para escribir esas líneas, que crean la ilusión de estar oyendo el habla espontánea, de cualquier día, de las españolas (claro, si Almodóvar les escribiera todos los días sus parlamentos).
Les recomiendo ampliamente la cinta, pese a que tiene el efecto contraproducente de acercar a las mujeres, aún más, a ese conocimiento fatal: que los hombres, prácticamente no nos necesitan para nada.
