La Jornada
México, DF.- Sólo cuando se tiene una noción clara del Estado se entiende que la responsabilidad política no es delegable, afirmó Beatriz Paredes Rangel, luego de señalar que en varias áreas del gobierno no hay capacidades ejecutivas “y la sociedad mexicana lo que tiene que hacer es no dejarse confundir, porque no es legítimo que el gobierno culpe a otros, eluda su responsabilidad y además haga de eso una bandera electoral”.
La diputada priísta dijo que por ello sería “muy saludable” que el Presidente de la República dedique su trabajo al ejercicio de su responsabilidad institucional y no a hacer proselitismo. “Cuando eran oposición, el PAN, el PRD y los otros partidos exigieron a las autoridades que no mezclaran las cuestiones de su investidura con el proselitismo electoral, simplemente hay que ser consecuente con un discurso histórico y sobre todo si se ha pretendido, un proceso de transición democrática”, apuntó.
Cuestiona además la tendencia del gobierno foxista de promover el escándalo mediático en torno a cuestiones de carácter judicial y advierte sobre la necesidad que tienen partidos políticos e instituciones de recuperar la credibilidad frente a la sociedad.
A casi tres años del primer gobierno panista, sostiene que lo que en el país ha generado resistencias no es el tema del funcionamiento institucional de los poderes o de lo niveles de gobierno, sino que las grandes discusiones se han dado en la agenda de cambios estructurales, sin que el gobierno pueda conciliar las opiniones del sector empresarial, del movimiento obrero, de las fuerzas políticas y de los grupos de interés.
Recuerda el discurso del cinco de febrero del Presidente, en el hubo un planteamiento de Reforma del Estado más amplio, que después no se concretó en acciones políticas. Redujo el tema de cambios estructurales a cuestiones de la agenda económica “y no se puede poner énfasis sólo en algunas cosas, además de que los actores políticos tienen una perspectiva que el gobierno no ha querido reconocer”, asevera.
Paredes Rangel destaca por otra parte que en este régimen, las filtraciones han resultado muy dañinas tanto para los involucrados como para el gobierno, y en ellas se percibe una intencionalidad política, no jurídica, que no contribuye al desarrollo democrático ni a la noción de respetabilidad de las instituciones.
“Me parece que esto se ha enrarecido, porque investigaciones que se debieron desahogar de manera oportuna y en el ámbito de las autoridades competentes, se prolongaron, se ha usado demasiado la filtración mediática y ese ambiente no lo generó, hasta donde yo sé, un partido político”, afirma.
Para la diputada priísta, esto obliga a los partidos a recuperar la credibilidad, “lo que implica autenticidad en la representación, reflejar las expectativas del tipo de población que está agremiada en ese partido, la congruencia entre los planteamientos y las acciones políticas. Tiene que ver además con una oferta que recoja expectativas pero que también genere esperanzas y la convicción de que vale la pena vivir en este país, que vale la pena luchar por este país” El tema de la credibilidad afecta también a las instituciones. Sostiene que en el ejercicio institucional hay un conjunto de responsabilidades que no se pueden evadir, como el hecho de que las ofertas de campaña del candidato Fox no se corresponden a la realidad de sus políticas. “Es evidente que estas cuestiones deterioran la credibilidad”.
Advierte también que el sistema de partidos en América Latina está pasando por un proceso de transformación que no logran comprender a profundidad quienes están vinculados de manera histórica con la vida partidaria.
Considera que en el fondo hay un problema conceptual sobre el sistema de partidos en el Continente, para definir si la competencia política va a ser un escenario de ofertas ideológicas o uno de mercadotecnia electoral en donde “vender candidatos” sea el modo como se defina la política, al margen de los contenidos ideológicos. “Y yo creo que ese es un asunto medular, porque determinará en el mediano plazo que tipo de democracia va a ser la democracia mexicana”, asevera.
Al interior de los partidos en México no hay definiciones suficientes, “sino más bien, un acomodarse a las situaciones, ante un nuevo escenario en donde parecería que la ciudadanía es un mercado electoral, más que sujetos razonables que tiene que dirimir entre ofertas políticas de fondo”. Desde su punto de vista, “el PAN tiene que asumir su rol de partido en el gobierno, pero en una nueva etapa del sistema político mexicano, no con el mecanismo vertical anterior. El PRI tiene que asumir sus responsabilidades institucionales en el ámbito en donde ejerce gobierno, y al mismo tiempo, construirse como un partido de oposición dentro de un sistema de normalidad democrática, con posibilidades de alternancia en el poder. Y el PRD está aprendiendo en circunstancias en donde la tradición combativa de sus militantes a veces tiene que encontrar matices, a partir de que son gobierno. Entonces, hay un proceso de transición todavía no resulto entre los partidos políticos”.
Beatriz Paredes afirma que el gobierno foxista tiene una “enorme responsabilidad”, en este proceso de convocar a la unidad de todos los actores políticos, “y no perderse en el juego de las descalificaciones”.
FUTURO
Una vez que concluya su trabajo legislativo, Beatriz Paredes Rangel dice que tiene como primer objetivo “vivir” ya que la política es su oficio “pero no su mi vida”.
Desestimó las versiones en el sentido de que desde su partido (PRI), se pretenda bloquearla para que, eventualmente, pueda ocupar un espacio en la Asamblea del Distrito Federal.
Considera que han querido hacer un juego de la alianza vinculándola con personas. Yo no tengo la menor importancia en torno a las decisiones sustantivas.
La alianza en el Distrito Federal con el Partido Verde Ecologista, si es que se da, obedecerá a un análisis de ese partido y del PRI por cuestiones de fondo, es un nivel de reduccionismo ridículo suponer que está vinculado con una o con dos personas, afirmó la diputada.
FUENTE: La Jornada
