Entre 1993 y 2006, Hu Tongkai encontró a 21 niñas abandonadas entre la basura, de las que 17 fueron devueltas a sus padres.
EFE
Pekín.- Un basurero de 50 años en la ciudad china de Kunming, en el suroeste del país, se ha encontrado en los últimos 13 años a 21 bebés abandonados en la basura, todos ellos niñas y vivas, informó el diario "China Daily".
Entre 1993 y 2006, Hu Tongkai encontró a 21 niñas abandonadas, de las que 17 fueron devueltas a sus padres, y tres llevadas a orfanatos, mientras que una última chica, que ahora tiene diez años, vive con él, señaló la información.
"Algunas veces los bebés tienen una nota con el nombre de sus padres, y otras un número de teléfono, pero los padres casi nunca quieren que las niñas vuelvan al hogar", contó el basurero a los periodistas.
La niña que vive con él, a la que bautizó como Jingjing, fue uno de los casos más dramáticos de los que se ha encontrado, pues sólo pesaba medio kilo cuando fue abandonada, en septiembre de 1996.
"La llevé a un hospital, pero los médicos me dijeron que no sobreviviría. Les pedí que por favor hicieran algo, y logró salir adelante", señaló Hu.
El basurero cuenta que nunca ha sido su intención adoptarla, y de hecho no lo solicitó legalmente, porque su sueldo (unos 40 euros mensuales) no le permite mantenerla.
Sin embargo, Jingjing vive con Hu, quien aseguró que ahora está enfermo pero no se atreve a ir al hospital para que no lo ingresen, pues "la niña quedaría sola e indefensa".
Hu también se queja de que las autoridades no le dejan ver a las niñas cuyas vidas ha salvado a lo largo de los años.
La ex esposa de Hu se divorció de él porque no aguantaba que llevara a casa los bebés que se encontraba, mientras que los hijos de ambos, ya adultos, viven y trabajan lejos de Kunming.
En China, el abandono de niñas todavía existe entre familias pobres y del entorno rural, debido a que para muchas de ellas tener una hija es una carga económica mayor que un niño.
Los hijos varones de las familias rurales viven en la casa de los padres incluso después de casados, mientras que las hijas, lógicamente, abandonan el hogar paterno para irse al de sus suegros, a los que, además, se les debe pagar una suma de dinero en calidad de dote.
