EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Jalisco electoral/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

Los candidatos con mayores posibilidades de ganar la elección de gobernador en Jalisco han sido acusados penalmente ante la Procuraduría General de la República. El del PRI, Arturo Zamora, señalado por la agencia norteamericana contra las drogas por presuntos vínculos con el narcotráfico, acudió al amparo de la justicia federal y obtuvo una suspensión provisional para evitar ser aprehendido. La averiguación previa contra su contendiente panista, Emilio González, está apenas por iniciarse.

La inveterada dominación priista en Jalisco se quebró en 1995. Todavía Guillermo Cosío Vidaurri pudo disfrutar de la holgura con que su partido triunfaba en comicios en que la Oposición apenas alzaba cabeza. Obtuvo en 1988 57.1 por ciento de los votos contra 25.7 reconocido a su rival panista. Pero graves sucesos públicos minaron la credibilidad priista, como el pavoroso estallido de abril de 1992 en Guadalajara, atribuido a negligencia de Pemex y el asesinato del cardenal José de Jesús Posadas Ocampo. En 1995, después de ganar por sorpresa la postulación panista (contra el ahora embajador en Madrid, Gabriel Jiménez Remus) el alcalde de Ciudad Guzmán Alberto Cárdenas derrotó al priista Eugenio Ruiz Orozco con amplia ventaja: 53.9 contra 38 por ciento, en una polarización que dejó al PRD con menos del cinco por ciento de la votación. La victoria panista del 12 de febrero de 1995 se extendió al ámbito municipal (ganó 53 de los 124 municipios, cuando hasta ese momento gobernaba 16) y al legislativo (una abrumadora mayoría de 24 diputados contra 12 del PRI y sólo uno del PRD).

El 12 de noviembre de 2000 el PAN retuvo la gubernatura, aunque la ganó esta vez con un margen mucho menor, no obstante que Cárdenas terminaba su gestión con altas calificaciones. (Luego sería nombrado por el presidente Fox director de la Comisión Nacional Forestal y después secretario del Medio Ambiente, posición a que renunciaría para contender por la candidatura presidencial. No tuvo éxito entonces pero sí cuando buscó la postulación para el Senado, al que es ahora candidato). Francisco Ramírez Acuña había recobrado la preeminencia del panismo tradicional, enfrentado con los nuevos militantes que fueron miembros del Dhiac y otras agrupaciones más a la derecha, y ganó también la gubernatura, con menos de cincuenta mil votos de diferencia: 45.5 por ciento contra 43.3 por ciento del priísta Jorge Arana. En términos absolutos las cifras fueron: 983,502 y 936, 657, respectivamente).

El calendario electoral fue reformado para acompasarlo a la jornada federal, por lo que habrá comicios el mismo dos de julio en que se renovarán la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión. Si se atiende la información aportada por las encuestas el PRI podría recuperar la gubernatura, resultado semejante al ocurrido en 1998 en Chihuahua y en 2003 en Nuevo León, pero inédito respecto de entidades donde Acción nacional hiló dos victorias previas. Aunque con leve diferencia sobre su opositor Emilio González Márquez, en casi todos los sondeos el priísta Arturo Zamora lleva ventaja. Así era hasta que aparecieron en la competencia electoral otros factores.

El lunes 12 los diarios del Grupo Reforma dieron cuenta de un documento de investigación sobre Zamora, realizado por la DEA, la agencia estadounidense contra los narcóticos. Si bien data de hace casi dos años, el documento cobraría vigencia cuando faltan dos semanas para la jornada electoral. Se titula “Asesinato de Mario Sánchez Paniagua el 13 de septiembre de 2004 en Guadalajara, Jalisco; nexo con el actual alcalde de Zapopan, Arturo Zamora Jiménez”.

Nacido hace medio siglo en un barrio pobre tapatío, Zamora se hizo abogado en la Universidad de Guadalajara. Fue funcionario en las áreas de seguridad pública y procuración de justicia (hasta llegar al segundo nivel en cada uno de esos campos). Tras el triunfo panista se trasladó a Madrid, donde hizo el doctorado en derecho penal; y en Salamanca cursó un posgrado en criminología. A su regreso en 1997 se dedicó la enseñanza y la investigación en su alma máter, al ejercicio privado de la abogacía y a su notaría, la número 16 en Zapopan. Hace tres años hizo su primera incursión en política electoral y ganó la alcaldía de ese municipio, donde interrumpió una década de dominio panista.

Según la DEA, en la notaría de Zamora se daba fe de negocios inmobiliarios y mercantiles de personas dedicadas al narcotráfico. Como presidente municipal quedó, adicionalmente, en posición de ofrecer favores políticos. Uno de los destinatarios de esos favores, Pedro Mireles Félix, se habría sentido traicionado y ordenado el asesinato de Sánchez Paniagua, amigo y socio de Zamora, como un aviso al alcalde. Éste consiguió poco después hacer que Mireles Félix fuera detenido.

La imaginativa ficha de la DEA fue, sin embargo, avalada por el propio procurador general de la República, Daniel Cabeza de Vaca quien dijo el lunes que en efecto hay una averiguación contra Zamora quien, alertado por ese aviso del jefe del Ministerio Público, solicitó amparo y obtuvo una suspensión.. Quizá haga lo mismo el candidato panista González Márquez, acusado a su vez por diputados locales priístas. Antes de ser alcalde de Guadalajara, González Márquez lo fue de su natal Lagos de Moreno. Entonces fue postulado por el Partido Demócrata Mexicano (PDM), desaparecido intento del sinarquismo por ganar presencia electoral. A sus 46 años de edad ha sido además diputado federal.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 219379

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx