Fueron víctimas de robo en dos ocasiones al cruzar por la Selva del Darién. (RENÉ ARELLANO)
A cuatro meses de haber salido de Venezuela con el objetivo de llegar a la frontera norte de México y entregarse a las autoridades de los Estados Unidos, un grupo conformado por tres familias arribaron durante la mañana del martes a Piedras Negras y acudieron directamente a la Casa del Migrante "Frontera Digna" en Piedras Negras.
Recién llegados a esta ciudad fronteriza, una de las mujeres que conforman el grupo accedió a conversar en anonimato sobre el motivo de su salida de Venezuela, su recorrido y las dificultades que han enfrentado durante el trayecto para llegar a la Unión Americana.
Al llegar acudió a las instalaciones de la Casa del Migrante para recibir apoyo de alimento y orientación; acompañada por su esposo, sus dos hijos, así como su hermana y los hijos de esta, además de sus padres, que son adultos mayores.
"Somos opositores al régimen. Es lo principal que nos llevo a salir del país, incluso al llegar a Tapachula, al día siguiente nos informaron que a uno de mis tíos lo habían matado, precisamente por eso, por ser dirigente político de la oposición, movilizaba personas; lo asesinaron a tiros y acá estamos", indicó la mujer venezolana.
Manifestó que el venezolano no deja la casa, la comodidad porque quiere o por un sueño americano; pues indicó que la mayoría de los venezolanos cuentan con casa propia; sin embargo, en su caso, hubo la necesidad de salir para resguardar su vida y la de sus hijos.
Relató que para salir de Venezuela y emprender este viaje, vendieron su casa, sus bienes y con ese recurso pudieron trasladarse, sin embrago, fueron víctimas de robo en dos ocasiones al cruzar por la Selva del Darién.
"Allí vivimos experiencias muy feas. Las mujeres son violadas, incluso niñas, niñas de 11 y 13 años fueron violadas; se dice que es la segunda selva más hostil del mundo, una cosa es lo que se puede leer en las noticias o en los informes y otra cosa es lo que se vive allí, es horrible", relató la migrantes.
Tras dar Gracias a Dios por haber salido de esa selva, sin dinero y sin nada, pero tras cuatro meses dice estar acá y esperan que todo les salga bien. Al momento de la entrevista, aún no acudían al río Bravo, ni sabían en donde se encontraba.
"El tipo de movilidad que hemos tenido, nos hemos tenido que trasladar a pie y eso, por los niños ha sido muy duro; pero Gracias a Dios, vuelvo y repito estamos todos con vida, estamos bien", concluyó su relato la mujer migrante.
