Tuvieron que pasar 17 años para que un equipo no mexicano ganara la Copa de Campeones de la Concacaf. Fracaso rotundo para el futbol del país, personificado en los Pumas de la UNAM.
Y así como cuando un equipo de la Liga MX (salvo Tigres), se dice que se convierte en el representante de todo el futbol mexicano, ahora igual debe señalarse a Pumas como el protagonista de un descalabro que puede alcanzar el calificativo de vergonzoso; no por la derrota, sino por el marcador y la forma.
En esta torneo internacional, brillaron los equipos costarricenses en la década de los 90, en competencia directa con los cuadros mexicanos y uno que otro estadounidense. Así fue hasta 2006, cuando salió campeón América y de ahí, no había monarcas de otro país que no fuera México. En estas últimas 17 ediciones del torneo que a partir de la temporada 2008-2009 se conoce como Liga de Campeones de la Concacaf, en dos ocasiones, los cuatro semifinalistas han sido equipos de la liga mexicana y en otras seis, han sido tres los semifinalistas de nuestro país.
Este año, con un formato nuevo desde 2018, llegaron Pumas y Cruz Azul a enfrentamiento directo por su pase a la final, mientras que en la otra llave se presentaron Seattle y New York FC. Los primeros de cada llave avanzaron para poner a los Pumas en la posibilidad de ser el representante nacional en el próximo Mundial de Clubes.
Pumas fue incapaz de mantener una ventaja de 2-0 en casa en el partido de ida para terminar empatados a dos. Luego, en la vuelta, cayeron por contundente 3-0. Las críticas, de manera lógica y natural, llegaron de inmediato. Lo increíble es como algunos comunicadores de diferentes medios han querido desviar el fracaso de Pumas hacia otros lados: "Si la derrota de la UNAM es considerada un fracaso, ¿qué hay de Santos, Cruz Azul y León?", es su argumento.
Obvio, los otros tres clubes mencionados también fracasaron (y lo hicieron desde antes, al no poder ganar el torneo), pero los felinos universitarios fueron los únicos que llegaron a la final por parte de nuestro país y acabaron con la tradición. Son ellos los principales protagonistas del fiasco que representa darle paso a la MLS hacia el torneo que reúne a los monarcas de las distintas confederaciones, el Mundial.
Lo de Santos Laguna este semestre queda claro que fue desastroso. La eliminación en rondas preliminares en la "Concachampions" raya en lo ridículo. Sabemos también que encararon esa parte del torneo con la cara más triste del equipo por lo menos en los recientes 15 años. León y Cruz Azul se sumaron después a los eliminados de la Liga MX; la Máquina lo hizo a manos de un coterráneo, Pumas, a la postre, el gran perdedor del torneo.
Los universitarios deben asumir esa derrota de forma responsable; estuvieron ahí, cerca de levantar el trofeo de un torneo continental (que en tantas ocasiones se le ha negado al equipo santista y que este año, a principios, parecía ser la mejor oportunidad para ganarlo). Pero también los dirigentes y dueños del futbol mexicano deben voltear de forma seria a ver el balompié de los Estados Unidos, que en estructura y logística ya se ve adelante del nuestro. Y si no se trabaja al respecto, no falta mucho para que también en lo deportivo nos dejen atrás.
Seattle ya dio muestra de ello con un proyecto serio, construido para obtener la gloria internacional. Basta con ver su plantilla y las figuras que han puesto en ella, bajo la dirección de un técnico capaz, en un escenario donde ya se respira ambiente futbolero.
Hoy, no queda decir que la MLS es mejor que la Liga MX en futbol, pero no falta mucho para que así sea. a mí ver; tendrían que repetir campeones de los Estados Unidos, ver alguna vez a los cuatro semifinalistas de la MLS y entonces ya estaríamos hablando de otra cosa, un claro dominio como hasta el que hace poco ejercía la Liga MX. Por lo pronto, aún hay tiempo para hacer algo.
En temas más cercanos, los Algodoneros del Unión Laguna abren serie hoy en el estadio de la Revolución ante Tecolotes de los Dos Laredos. Ya se rompió una mala racha de 6 derrotas consecutivas y se espera que entre sábado y lunes (sí, lunes) se pueda ganar la segunda serie de la temporada.
¡Nos vemos en el estadio!
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