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RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

DIÁLOGOS DE ABUELO CON SUS NIETOS

Este domingo 19 de junio está señalado en el calendario como Día del Padre y en México es celebrado por la gente festivamente; aprovechado para tener reuniones familiares a fin de apretar los lazos entre padres e hijos que de repente amenazan con aflojarse y venirse abajo, poniendo en peligra al núcleo de la sociedad: la familia.

Tres nietos tengo que alegran mi vida y la de mi esposa, Lupita; nos visitan cada domingo invariablemente: Mateo André, de Raúl, mi hijo y de Katia, su esposa, Pedro y Raúl, hijos de Valeria, mi hija y de Pedro, su esposo; los dos primeros de 10 años y el tercero de 5. Los tres, igual de aguerridos, preguntones y vivaces.

Pedrito es quien lanza la pregunta con la que empieza el diálogo: "¿Abu, cuales eran tus juegos cuando fuiste niño y cómo se jugaban?" Pregunta en apariencia intrascendente es la que formula este pequeño quien cursa el quinto grado de primaria, diciéndome que es su tarea escolar sobre el tema "Conocimiento del medio", y mi hija, que está presente, se apresura a responder lo que todavía no le pregunto: "Es la materia que sustituye a la que anteriormente era Ciencias Sociales y Naturales".

Es una típica tarde lagunera, muy calurosa, como las que hemos tenido desde mayo, calor que anticipa la lluvia tormentosa que vendrá después, agua necesaria aunque genere daños en vialidades y viviendas. Estoy plantado frente a la computadora, trabajando en la redacción de las modestas columnas que, semanalmente, El Siglo publica en sus prestigiadas páginas.-

En estas circunstancias, mi nieto lanza la pregunta que, repito, parece no trascender. Me llama Abu, en una caprichosa e infantil contracción de abuelo, vocablo que yo considero más afectuoso y propicio para la comunicación. Así me llama también Raulito, mientras que Mateo con el mismo afecto simplemente me dice "Abuelo"..

Desde luego que es importante la curiosidad de mi nieto. Para satisfacer su inquietud comienzo a dialogar con él pero mi respuesta va dirigida a los tres. Les digo: "La vida es un juego, que hay que saber jugar como el futbol que tanto te gusta, el béisbol, el básketbol, el box, la lucha libre o cualquier otro deporte; tiene sus reglas que debes conocer muy bien para que no te metan goles, que no te hagan "outs", para que no los "ponchen", para evitar que te anoten "canastas"; que no te "noqueen" o te ganen con una llave.

Lo que le estoy diciendo a Pedrito va para los tres, les advierto a Raulito y a Mateo. Cuando éramos niños, como son ustedes ahora, el trompo, el balero, el yo-yo eran nuestros juegos individuales, organizábamos competencias entre amigos y compañeros para saber quien hacía más "capiruchos", quien dormía más el trompo o quién era mejor "yoyoista".

Teníamos juegos colectivos o de grupo en los que participaban nilñas, como "los encantados", "la roña", "la cuarta escondida", hilitos- hilitos de oro", "la rueda de san miguel", la pájara pinta, otros más sofisticados como "doña Blanca", "declaro la guerra". . .31 y uno más". . ."el bebeleche" , "el caracol", etc.

Eran juegos nobles, sanos, constructivos que propiciaban la convivencia, la armonía, la solidaridad; juegos que lamentablemente hoy nuestros niños, como ustedes no practican, ni siquiera conocen, porque hoy la televisión, el internet, las redes sociales, les resultan más interesantes y atractivos, pero son medios que generan dispersión y distanciamiento e individualizan a las personas, desde luego a los infantes. No olviden mis nietos, y en ustedes me dirijo a todos los niños; no olviden, les digo, que para triunfar en la vida hay que saber sus reglas. Comiencen por conocerse a sí mismos, según lo recomendaba Sócrates, filósofo griego de la antigüedad; sigan por conocer a los hombres; aprendan a distinguir los mentirosos de los sinceros; a los falsos de los auténticos; a los leales de los traidores. Sean cautos y prudentes. Confíen, pero también duden. Recuerden que los auténticos valores son los que les darán respeto y ser aceptados. Sean honestos, agradecidos y justos. No sean soberbios, ni presuman de lo que son o de lo que tienen. Que la humildad sea su carta de presentación; humildes, pero siempre dignos. Tiendan su mano al que necesita, apoyen al que ha caído. No rindan homenaje a los farsantes y a los orgullosos; honren a su padre y a su madre, porque quien es buen hijo, será buen padre y por tanto buen ciudadano; luchen por la grandeza de su Patria.

Guarden en la memoria los versos de poetas, filósofos y aplíquenlos cuando la ocasión lo requiera. De Blanco Belmonte son estos versos en su poema "El Sembrador", que yo aprendí de mi madre, bisabuela de ustedes, doña Graciela:

"Nunca te sientas inferior a otro hombre,

Aunque el mundo le rinda sus honores,

Aunque títulos lleve en su nombre;

Aunque siempre sus plantas pisen flores.

Tú podrás ser igual, o más si quieres

Porque nada en el mundo es imposible:

El hombre es el ser que él prefiere

¡Vil gusano o alabastro invencible!

La vida está hecha de caídas y levantadas; de triunfos y de fracasos; de esperanzas y realidades. Si caen levántense y sigan adelante, recordando a Rudyard Kipling:

"Si en la lid el destino te derriba;

Si todo en tu camino es cuesta arriba;

Si tu sonrisa es ansia insatisfecha,

Si es excesiva la faena y vil la cosecha;

Si a tu caudal se contraponen diques,

¡Date una tregua pero no claudiques!"

Espero, hijos, que lo que aquí les digo, satisfaga plenamente la inquietud manifestada por Pedrito. La vida tiene una etapa lúdica (lúdico, relativo al juego), hay que disfrutarla adecuadamente. Muchas de las cosas que les he dicho quizás no las comprendan ahora, por su corta edad, pero van a crecer y entonces tendrán la oportunidad de valorar lo que sucede en la vida. Les dejo con Juan Salvador Gaviota:

"Hoy comí con el abuelo,

Y después de la comida,

Le pregunté tantas cosas

Tantas cosas de la vida.

Se sentó en su mecedora

Y fumando en su pipa.

Me miró muy dulcemente

Y me dijo la vida es una gran tipa.

Tú le pides a la vida,

Pero dime que le ofreces

Esto no lo olvides nunca mi nieto

Pídele lo que mereces.

La vida es como una esfera

Que va por siempre rodando

Nos da penas y alegrías,

Pero no nos dice cuándo.

Ahora voy a decirte

Unas verdades humanas,

Es el tiempo que me enseña

Y escribe sobre mis canas!

No hables de lo que no sepas,

Y al hablar sé muy sincero

Y no te pase la vida en "milongas"

Ni malgastes tu dinero!

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