(CORTESÍA)
Vio la luz del mundo cuando su madre tenía apenas siete meses de embarazo. Por tal motivo, la pianista María Hanneman (Ciudad de México, 2006) permaneció en el hospital durante su primer mes de vida. Sus padres sólo podían verla media hora en la tarde y otra media hora más durante la noche. Así que decidieron darle un dinosaurio de peluche para que la acompañara. El dinosaurio tenía una peculiar característica: si se le apretaba la panza brotaba el primer movimiento de la Sinfonía No.16 de Mozart.
“Yo me emocionaba muchísimo, porque siempre que alguien me iba a visitar al hospital, lo apretaban y yo me ponía muy contenta. Era muy divertido, estaba muy bonito el peluche y eso fue como mi primer acercamiento con Morzart, en el hospital”.
María Hanneman tiene 16 años de edad, comenzó a estudiar piano a los cuatro. Un año antes, había recibido un piano de madera como regalo. Comenta que desde que tocó la primera tecla supo que quería ser pianista, aunque también ha experimentado con el violín. Pero si se habla de compañía, el piano siempre ha estado con ella, el martilleo de sus teclas tiene algo que le permite expresarse en libertad.
“Escuchaba todas las canciones que mi maestra de música del kinder tocaba y más o menos me las aprendía para después poder tocarlas. También veía sus manos y todo. Ver sus manos y escuchar bien , me ayudaba mucho a tocarlas en el pianito chiquito, hasta que mis papás y la maestra vieron que tenía mucho interés por el piano”.
La joven instrumentista ganó su primer concurso con apenas seis años de edad en Laredo, Texas. A los nueve ya estaba audicionando para entrar al Conservatorio Nacional de Música, institución donde se quedó y actualmente continúa sus estudios.
Su virtuosa técnica en el piano le ha permitido obtener alrededor de 27 premios, presentarse en escenarios como el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, el Carnegie Hall de Nueva York o el Mozarteum de Salzburgo, e incluso acompañar la voz del tenor Javier Camarena.
En abril de 2021, Hanneman fue invitada por la Orquesta Filarmónica del Desierto para presentarse en el Teatro de la Ciudad Fernando Soler de Saltillo, donde interpretó el Concierto para piano no. 23 de Mozart. “Si pudiera hablar con Mozart le diría que lo admiro mucho, le platicaría de mi debut en Bellas Artes, en septiembre, con Javier Camarena y que ya toqué un concierto suyo”.
Noche soñada
El 30 de septiembre significó un antes y un después para la carrera de María Hanneman. En el escenario de Bellas Artes se plantó ante el piano luciendo un vestido rojo. Sus manos despertaron notas de Giuseppe Verdi, mientras Javier Camarena entonaba Lo spazzacamino. Recordar esa noche le compone una sonrisa en el rostro y acentúa su mirada con brillo, el mismo semblante que mantuvo en ese concierto.
“Fue un sentimiento que nunca había sentido, una emoción gigante. Me puse a llorar cuando me dijo. No me la creía y a la mera hora tampoco me la creía. Yo sentía que todo era un sueño, que estaba soñando, pero no. Al momento de estar en el escenario y de estar tocando, me di cuenta de que sí era real. Fue un sentimiento tan bonito estar en el escenario y ver al público, ver a mis papás, ver a mis amigas y no puedo estar más agradecida con Javier Camarena; cumplió mi sueño de tocar en la sala grande de Bellas Artes”.
Hasta ese momento, Hanneman no había acompañado a un cantante en vivo. Recuerda que el tenor le notificó la invitación por Zoom y ella no cesó de agradecérselo. Antes de Bellas Artes, la pianista también tuvo la oportunidad de presentarse con Camarena en Mérida y en Cuernavaca, eso le permitió conocer y platicar con el pianista Ángel Rodríguez.
Gran parte del éxito que ha alcanzado a su corta edad se lo atribuye a su familia, pues sus padres la han apoyado en todo desde el momento en que se percataron de su talento. “Ellos me apoyaron desde que empecé a tocar piano y hasta ahorita, y me van a seguir apoyando toda la vida”.
Próximas fechas
Actualmente, la joven se prepara para debutar en el Royal Albert Hall de Londres, pues en 2021 obtuvo el primer lugar en la International Music Competition de la capital británica, donde el 20 de abril interpretará el Preludio de las Campanas op. 3, no. 2 de Serguéi Rajmáninov.
“Esa pieza me encanta. Es de Rajmáninov y Rajmáninov es muy pesado. Es difícil por el tema de que tengo que abrir mucho la mano. Él tenía unas manotas y yo no tengo las manos de su tamaño. Entonces, es complicado por ese tema, pero la verdad es muy padre. La pieza que voy a tocar la escuché en vivo con uno de mis ídolos: Evgeny Kissin. Y al momento de escucharla fue como: ¡Yo quiero tocar eso!”.
Luego, se trasladará a Madrid para presentarse el 22 y 23 de abril en la Casa de México, donde interpretará a compositores como Beethoven, Chopin, Prokófiev, Rachmáninov, Manuel M. Ponce y David Rodríguez de la Peña.
Posteriormente, tendrá concierto el 29 de abril en Ciudad de México y el día 30 en el Teatro Bicentenario de León, Guanajuato.
“Algo que me ha enseñado la música durante todos estos años, es a no tener miedo de expresarme y no guardarme las cosas y también a no rendirme, porque ya me di cuenta de que los sueños sí se cumplen”.
