(ERICK SOTOMAYOR)
Las artes llegaron a su vida de manera natural. A temprana edad garabateaba las superficies, siempre con sentido lúdico y un estímulo influenciado por su madre, quien también es artista. La vena familiar bombeaba creación desde raíces más profundas, por ejemplo, su bisabuelo fue acuarelista autodidacta.
“Siento que el mismo medio me estimuló. De forma natural, los niños utilizan esta herramienta como algo lúdico y algo para expresar. Algunas veces, lo que no pueden expresar verbalmente, lo expresan a través del rayoneo, del dibujo y todo eso. Entonces, ahí comienza”.
La artista lagunera Liliana Fischer se encuentra en la galería de la oficina de Difusión Cultural de la UAdeC, donde esta semana inauguró su muestra pictórica Comunicación fragmentada… Abstracción. Se trata de una exposición conformada por 31 piezas que recorren el óleo, el acrílico, el collage y la técnica mixta.
Se trata de una reunión de obras cuyo mayor número se gestó durante el lapso más crítico de la pandemia por COVID-19. La pintora se cuestiona cómo cambió la vida después de este suceso, la concepción de la muerte y la transformación en la comunicación humana que se percibe fragmentada.
“El emisor avienta el mensaje, el receptor lo recibe. Hay un mensaje, hay ruido. ¿Cómo decodificas? Al decodificar es una interpretación que si no se vuelve a preguntar porque hay una duda, se asume y al asumir, perdemos”.
La fragmentación del mensaje es algo que subsiste en las relaciones humanas, las cuales Fischer cataloga de complejas. Pero en ocasiones, esto también se presenta con uno mismo; si el individuo emite un mensaje hacia el exterior e internamente ostenta un discurso distinto, su propia comunicación se torna fragmentada.
“Fíjate cómo todo eso tiene un hilo conductor que obviamente estoy plasmando a través de la obra plástica”.
Por ejemplo, la pieza titulada Comunicación fragmentada, un acrílico sobre lienzo de 50 por 30 centímetros, se muestra la temporalidad de la vida y la muerte a través de Eros y Tánatos. Sus trazos son un cuestionamiento de la supuesta eternidad del ser humano, un caos que se abstrae en la unión de los pigmentos.
“Es llegar a esa parte donde todos damos por hecho que siempre vamos a estar aquí, que vamos a seguir viviendo y somos eternos. Con la pandemia creo que muchos nos dimos cuenta de que esto es muy temporal. ¿A quién le toca? Pues quién sabe. No hay algo definido que decida que estés”.
Para Fischer, la abstracción radica en qué elementos se extraen de un contexto hacia una obra plástica. Cada individuo puede abstraer cosas distintas de un mismo entorno. En la obra de la lagunera hay piezas que coquetean con el surrealismo, con el realismo, para al finar llegar a un resultado capaz de establecer comunicación con el espectador.
“De la abstracción viene el desprendimiento, para mí es un trabajo y un proceso interno, intelectual, psicológico, corporal y espiritual, porque además estamos continuamente desprendiéndonos. ¿De qué? De todo, son etapas de vida: te desprendes desde el vientre materno y terminamos al final preparándonos para desprendernos de esta dimensión o de este planeta”.
La muestra Comunicación fragmentada… Abstracción de Liliana Fischer, estará disponible en la Galería de Difusión Cultural de la UAdeC hasta el próximo 8 de septiembre.
