Cultura

Edgar Medrano, el guitarrista duranguense que triunfó en Coahuila

¿Cómo inició su relación con este instrumento?

La influencia de familiares propietarios de una academia de música, fue crucial para que el duranguense Edgar Medrano escuchara los compases que marcarían el camino de su vida.

La influencia de familiares propietarios de una academia de música, fue crucial para que el duranguense Edgar Medrano escuchara los compases que marcarían el camino de su vida.

SAÚL RODRÍGUEZ

La influencia de familiares propietarios de una academia de música, fue crucial para que el duranguense Edgar Medrano escuchara los compases que marcarían el camino de su vida. El primer instrumento que lo abordó fue la guitarra eléctrica, justo en la sonoridad de sus 15 años.

En septiembre pasado, Edgar Medrano se alzó con el primer lugar del noveno Concurso Nacional de Guitarra de México, el cual es organizado en Saltillo por la Secretaría de Cultura de Coahuila y es considerado uno de los más importantes del país.

Los inicios

Edgar comenzó a realizar ejercicios sobre las cuerdas y los trastes, pero la canción que inauguró su andar fue Europa, compuesta por el guitarrista jalisciense Carlos Santana. Todo esto sucedía en Durango capital, donde su primer maestro fue su hermano mayor.

Más adelante, motivado por el aprendizaje, Medrado decidió enlistarse en las clases de guitarra clásica que se brindaban en la Casa de la Cultura de Durango. Con ironía, relata a través de la bocina telefónica que no tenía dinero para pagar el curso, pero el maestro Sergio Ortiz decidió aceptarlo gratuitamente con la condición de que fuera constante en su estudio y de que el director de la institución no se enterara.

Enseguida, la sonoridad que podía emitir una guitarra de madera captó su atención. “La sonoridad es muy distinta. Obviamente la guitarra eléctrica depende de otras cosas más allá de un cuerpo, más electrónicas. Lo primero que noté fueron las dimensiones. Por ejemplo, el diapasón de la guitarra eléctrica es un poco más pequeño que el de la guitarra acústica, entonces era un poco más incómodo, se sentía diferente”.

Así, el duranguense comenzó su relación con la guitarra clásica practicando el método de Julio Salvador Sagreras. Aprendió a ejecutar su instrumento a través de la lectura de una partitura, gracias a la horas de estudio que invertía al terminar la escuela.

“Todas las dudas que iban saliendo las guardaba para las clases, preguntaba y todo, siempre trataba de avanzar mucho. En ese tiempo todavía no contaba con una guitarra acústica. Entonces iba a mis clases, me prestaban una guitarra y tenía que entregarla en ese momento”.

Destino

Desde que cursaba la preparatoria, Edgar Medrano sabía que a pesar de sus buenas calificaciones, su destino laboral no estaba escrito en un consultorio médico o un despacho jurídico. Su horizonte terminó por desplegarse cuando un concurso de guitarra le permitió conocer a otros guitarristas que ya se ganaban la vida a través de las cuerdas.

“Cuando me empezaron a platicar y todo, decidió que era lo que yo quería hacer. Eso fue como un año o año y medio después de que empecé a tocar la guitarra, y decidí irme a estudiar a la Facultad de Música en Veracruz, a la Universidad Veracruzana. Fue cuando decidí dedicarme totalmente a esto”.

Especializarse en un instrumento como la guitarra, tiene su nivel de dificultad. Cada instrumento musical cuenta con siglos de perfeccionamiento, por lo que aprender todas estas teorías y técnicas en un lapso determinado de tiempo requiere plena dedicación. Esto es algo que Medrano experimentó en carne propia cuando pasó cuatro años en Veracruz, para luego retornar a Durango y terminar la carrera en la Escuela Superior de Música de la UJED.

Al terminar sus estudios, Medrano tenía varias cosas en claro: que el aprendizaje nunca terminaría y que el arte del instrumento consistiría en tener una voz propia que no sólo se apegase a las instrucciones académicas, sino que pudiese ser libre y que dejase el sello personal del artista a través de la búsqueda de nuevas alternativas.

Condecorado

Con un currículum que incluye más de treinta premios a nivel nacional, la preparación de Edgar Medrano para el noveno Concurso Nacional de Guitarra de México resultó especial por todo lo que aconteció durante la pandemia.

“Tuve una preparación más consciente en este concurso que en todos los anteriores por lo mismo, por todo el tiempo que tenía para estar aquí en mi casa. Decidí participar porque iba a ser el primer concurso después de la pandemia. Entonces era muy padre volver a esto de los festivales. Más allá del concurso, el festival de Saltillo para mí es uno de los mejores del país por todas las personas que llegan a tocar”.

En la primera ronda, el duranguense hizo sonar su guitarra michoacana y ejecutó el Estudio de Concierto de Agustín Barrios, así como una sonata del compositor cubano Leo Brouwer, de la cual eligió el segundo y el tercer movimiento. Para la final, Medrano tuvo que ejecutar piezas de estilos contrastantes, por lo que optó por un preludio de Johann Sebastian Bach y una sonata del compositor argentino Alberto Ginastera. La dedicación puesta en estas obras, añadida a su propio estilo de ejecución, lo colocaron como el ganador del certamen.

“La verdad me sentí muy bien por todo lo que significaba este festival para mí, el primero postpandemia y presencial después de todo esto, uno de los concursos más importantes de México. La verdad sí me emocioné mucho al recibir esta noticia y entre todo lo malo que había pasado antes, de ahí empezaron a surgir cosas buenas”.

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Escrito en: Edgar Medrano

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