Definen que "albedrío es la libertad individual que requiere de reflexión y elección consciente". Le pregunto: ¿cree Usted que es libre?
El mundo posmoderno tiene particularidades que son muy difíciles de enfrentar, entre ellas la inseguridad laboral, familiar y pública, siendo ésta última gran dolor de cabeza.
También se ha transformado en un mundo impredecible. Solo unas decenas de años atrás, podíamos planear nuestras vidas con cierta certidumbre; éramos capaces de medir en tiempo y esfuerzo lo suficientemente necesario para hacernos poseedores de casa propia o un coche; teníamos cierta seguridad y confianza en que nuestra vida laboral, si llegaba a cambiar, sería para mejorar. Desde luego que los pobres siempre quedan fuera.
Hoy día, planear a mediano plazo es muy difícil y una modificación brusca en la economía puede sorprendernos y echar abajo nuestros planes.
Anteriormente teníamos claras las ideas de la vida, incluidas sus variantes.
Hoy, poco podemos comprender los porqués de los sucesos diarios; como ejemplo: todos padecemos la "nueva modalidad" de la vida con la epidemia del coronavirus, que se encuentra en todas partes y nos podemos enfermar con o sin síntomas y, ante el exceso de información, -certera o errada- quedamos dudosos sobre su cura y, desconcertantemente, del cómo podemos contagiarnos.
El albedrío -libertad- requiere que tengamos la información correcta y suficiente de aquello que nos rodea e influye en nuestro yo interno, siendo factor de cambio en nuestras vidas, incluida la salud propia, de los cercanos y la economía personal y familiar.
Algo que caracteriza al mundo posmoderno, -que es por demás interesante- es gozar del acceso a mucha, quizá demasiada información, tanta y tan contradictoria que nos confunde y mantiene con sentimientos de desconfianza sobre cualquier tema. Difícil decidir.
Los conocedores de los medios digitales calculan que hasta el 80% de la información -Facebook, WhatsApp, Telegram, etc.- es falsa o inexacta, muchas veces con intenciones aviesas. Juegan con nosotros y nos descuentan posibilidades para tomar la mejor decisión, según propias conveniencias, así que: ¿realmente somos libres?
Los operadores políticos instalan "granjas" dedicadas a desinformarnos maliciosamente, elaborándolas y subiéndolas a la red, logrando desorientarnos, conforme sean sus conveniencias.
Un mayor de edad podía planear -predecir- desde temprana edad lo que haría con su vida, al menos, el qué y cómo tomar decisiones sobre los estudios profesionales que cursaría, el lugar, que aprendizajes extraescolares adquiriría y el tipo de persona con quien se uniría -en algunos casos algunos fracasaban por mentir- y muy probablemente dónde viviría el resto de su vida.
Planeaban a largo plazo en cuestiones laborales y frecuentemente elegían alternativas sobre el giro profesional y/o comercial; si eran empleados, pensar en su crecimiento dentro de la empresa, luego, con trabajo, esfuerzo y tiempo: escalar puestos.
Ejercíamos planeación responsable; con el libre albedrío podían cristalizar sueños haciéndolos realidades.
Pregúntele a un joven sobre su futuro y descubrirá que muy pocos pueden planear su vida con certidumbre y a todos les costará vislumbrar su realidad cinco años adelante o más tiempo. Su albedrío está limitado por la multifactoriedad del presente.
Con todo eso, podemos comprender otra particularidad de nuestra realidad actual: la ansiedad.
Al disfrutar mi vida entre jóvenes universitarios, sé que algunos de ellos tienen muy claro lo que quieren hacer con su vida y lo que piensan lograr en 10 años o más; son potenciales líderes que por ahora se están formando en las aulas.
La mayoría tiene muchas dudas por las variantes que se pueden presentar en su camino, sienten incertidumbre y nuestro sistema, por si fuera poco, los enseña a vivir con el deseo consumista.
La inseguridad de poder ejercer libre albedrío genera infelicidad y temor al futuro; de ahí el incremento de la negligencia y rompimiento con los valores sociales tradicionales. Ya lo había advertido el filósofo Epicuro: "comamos y bebamos que mañana moriremos".
Agregue que los controladores de la dinámica mundial, apoyados en sus gobernantes, manipulan la realidad para nulificar voluntades, asentando sus dominios a cambio de la libertad de las personas comunes y corrientes; de paso: robar, controlar y corromper sociedades. La fórmula: albedrío controlado, libertad coartada.
Zygmunt Bouman, en su "Sociedad Líquida", escribe que la vida actual es tan cambiante que "se nos escurre entre los dedos"; ahora, otros autores evolucionan el concepto a "sociedad gaseosa", volátil, impredecible, inatrapable… que genera miedo.
Nassim Nicholas Talib, libanés, escribió "El Cisne Negro", denunciando la opacidad que vivimos y enuncia tres modalidades: ilusión de comprender, la distracción de la retrospectiva y la valoración exagerada de la información.
La idea del Diálogo es proponerle identificar el cómo nos afectan en la realidad, limitan nuestro albedrío y atentan contra nuestra libertad para decidir.
Le escribo que, aún así, debemos luchar y encontrarle sentido a la vida, persiguiendo el real concepto de felicidad y disfrutarla.