Pekín, (EFE).- Dos atletas transexuales chinos, un lanzador de disco y un luchador, podrían participar en los Juegos Olímpicos de Atenas del próximo año, tras recibir el visto bueno de las autoridades deportivas chinas e internacionales.
Según Chen Huanran, cirujano plástico de la Academia de Ciencias Médicas (ACM), los dos atletas tienen muchas posibilidades de participar en los Juegos.
Con objeto de evitar el acoso de la prensa, Chen se negó a revelar la identidad de ambos deportistas, que también han preferido mantenerse en el anonimato.
El Comité Olímpico Internacional (COI) anunció recientemente que permitirá la participación de atletas transexuales en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, lo que ha abierto las puertas a estos dos atletas chinos.
"La decisión del COI envía un mensaje de tolerancia a la sociedad", señala Chen, que reconoce la existencia de muchas restricciones a las operaciones de cambios de sexo en China.
El transexualismo y la homosexualidad siguen siendo un tema tabú en China, país donde los manuales de psicología catalogaban hasta hace dos años a los homosexuales como "enfermos mentales" y aconsejaban su ingreso en campos de reeducación para el trabajo.
Al parecer, unos 24.000 transexuales se encuentran en las listas de espera de las clínicas especializadas en China, país donde las primera operación de cambio de sexo se produjo en 1982, señala el diario oficialista en inglés "China Daily".
"Unas 3.000 personas presentan anualmente una solicitud de operación de cambio de sexo en nuestro centro, sólo tramitamos las peticiones de algunos de ellos", añadió.
Según la ACM, únicamente 500 personas han cambiado de sexo en China, debido al "riguroso sistema de elección" impuesto por las autoridades, que desean evitar, a toda costa, el caso de Tailandia, donde las operaciones de cambio de sexo están a la orden del día.
Un transexual chino debe someterse, antes de ser operado, a innumerables análisis fisiológicos y psicológicos, que deben convencer a los expertos que el cambio de sexo responde a las necesidades innatas del paciente.
Los especialistas chinos no recomiendan el cambio de sexo, en ningún caso, a no ser que sea "inevitable", con el objetivo de evitar la "degeneración" de la sociedad.
El coste de la operación, 6.000-10.000 dólares de hombre a mujer y 10.000-12.000 de mujer a hombre, es otra dificultad añadida para los interesados, que son víctimas de la intolerancia en su entorno familiar y laboral.
El premiado bailarín y coreógrafo Jin Xing es uno de los pocos transexuales que se atreve a mostrarse en público, a pesar del veto oficial del que es víctima por parte de la televisión pública.
"Jin combina la fortaleza de un hombre con la gracia de una mujer y utiliza las cualidades de ambos sexos para obtener sus objetivos artísticos", comentó Cheng Fangyuan, popular cantante de pop que colaboró en el pasado con el bailarín.
En cambio, Zhang Kesha, el primer hombre que se cambió de sexo en China, mantuvo en secreto sus tendencias sexuales durante 14 años, por miedo a la reacción de su entorno.
Según los historiadores, la atracción de los chinos por la castración está estrechamente vinculada con las artes marciales, ya que sus primeros practicantes consideraban que la automutilación les infundiría energía sobrenatural.
En la actualidad la China urbana se encuentra embarcada en los albores de su particular revolución sexual, según los sociólogos, que han exhortado a las autoridades a educar sexualmente a las nuevas generaciones para evitar la propagación del sida.