Aprendiendo a vivir en la incertidumbre

En la inmensidad del Colegio Francés de La Laguna, el Hermano Julián recorre la distancia abordo de su bicicleta. El trabajo se hace ameno y para la comunidad escolar, es uno de los detalles que destacan en la personalidad de su Director.

De pelo blanco como la nieve y trato amable, en su oficina iluminada el ambiente no se percibe tenso, los estudiantes confían en su líder y acuden sin temor, ya sea por iniciativa propia o al ser llamados.

Tener gente en el campus genera un sentimiento de gratitud renovado, pues tras un año en solitario a causa de la pandemia, en el plantel se extrañaron las risas, los gritos y el ambiente que solo se logra con el alumnado presente.

 “Cuando llegó el tiempo de recluirnos en casa, tuvimos sentimientos encontrados: incertidumbre y desilusión por tener que dejar la escuela, pero mucha esperanza en iniciar de buena forma un nuevo camino”.

Sorprendido por lo drástico de los cambios dentro de la transición a lo virtual, el profesorado se vio abrumado. Pero el trabajo arduo en equipo y la voluntad del profesorado, respaldado por la capacitación que ofreció la institución lasallista, fueron las claves para que el regreso a clases híbrido, fuera una nueva realidad.

El Francés, preocupado por ‘la mente’ de su comunidad

Gracias a la capacitación continua, la plantilla de Instituto volvió mucho más confiado en sus habilidades. “Durante el verano del año pasado se llevó una preparación intensiva y agotadora, aunque necesaria, lo que nos permitió salir avantes en el ciclo escolar anterior. Pero en este ciclo que recién inicia, vuelve a cambiar la jugada y la realidad es diferente de nueva cuenta, hay un regreso presencial, pero también hay alumnos que se quedan en casa, por lo que comienza el modelo híbrido”.

Este modelo en especial es complicado, pues se debe atender de manera diferente a quienes acuden al salón de clases y a quienes se quedan en casa, eso provoca agotamiento al tener una tarea doble, pero al contar con más herramientas pedagógicas, la labor se simplifica un poco.

Para los alumnos, la parte psicoemocional es la más complicada. Pérdidas, incertidumbre, miedo, tragedias, cientos de vivencias cambiaron la realidad de los niños y jóvenes, pero en opinión del Director, la felicidad se sobrepuso a todo con la vuelta a la escuela.

“Yo los vi muy contentos. Hubo algunos que no pudieron regresar por indicación de sus familias y prefirieron mantener la educación en línea solamente, pero para quienes volvieron la experiencia fue renovadora, tras tanto tiempo de limitantes”.

La importancia de los especialistas

Son siete profesionales de la salud mental quienes, en equipo, se dedican a observar detenidamente a los alumnos, con el objetivo de identificar los posibles problemas que existen detrás da una conducta distraída e incluso, llena de enojo y frustración.

“Para muchos niños no queda claro cómo expresar emociones, hay quienes pueden decir ‘estoy enojado’, pero ¿es en realidad el enojo el sentimiento que está ahí? ¿o es una tristeza disfrazada? Los psicólogos trabajan para que los alumnos que tengan problemas, se sientan respaldados y cuenten con un espacio seguro en donde además de escucharlos, les brinden la orientación y la ayuda que necesitan”.