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Aborto

Diálogo

YAMIL DARWICH

En septiembre 8 del 2021 la Suprema Corte de Justicia de la Nación reconoció como derecho de la mujer la práctica del aborto y Coahuila dispuso el acatamiento del veredicto. Prevaleció la cultura de la muerte.

Indudablemente la mujer debe ser revalorada y respetada, como declaró la ministra Yasmín Esquivel, refiriéndose a que los derechos "de la mujer se concretan en tres dimensiones de su autonomía: económica, en la toma de decisiones y física. Estas dimensiones se traducen, finalmente, en su dignidad y autorrealización... El proyecto de vida de las mujeres debe sustentarse en el derecho a decidir de manera autónoma, sin coerción ni violencia, con consentimiento y conocimiento pleno, a vivir conforme a la planeación que decida".

El ministro Arturo Zaldívar ratificó la postura declarando que la Corte no está para enjuiciar la moralidad del aborto, sino analizar la inconstitucionalidad de su penalización e impedir que una mujer vaya a la cárcel por interrumpir voluntariamente su embarazo.

Luego, el presidente de México ratificó la decisión: "debe respetarse".

Aborto es "la interrupción de un embarazo tras la implantación del huevo fecundado en el endometrio, antes de que el feto haya alcanzado viabilidad" (OMS 1994), y se clasificaba en:

Espontáneo: sin intervención alguna y por patología del producto o madre; terapéutico, ante enfermedades que ponen en peligro la vida de la madre o es embarazo inviable; legal, por violación; criminal, practicado por simple deseo.

Ahora, con la nueva reglamentación, podrá ser provocado en cualquier circunstancia, incluyendo la ¡simple conveniencia! de la madre.

En pocos años ha cambiado la postura oficial que advertía que el derecho a la vida era primero e inalienable, según el artículo tercero de los Derechos Individuales (ONU).

En el pasado, José Luis Soberanes, siendo presidente de la Comisión de Derechos Humanos, ómbudsman nacional de México y expresidente de la Comisión de Derechos Humanos, declaró: "El embrión está constitucionalmente protegido al ser el núcleo esencial de la vida humana del concebido". Agregó: "El hecho de que un hijo se encuentre dentro de su vientre -de la embarazada- no le otorga el derecho a disponer de él, pues no se trata de su cuerpo, sino de un ser humano genéticamente distinto a ella, la existencia de un ADN diferenciado lleva a concluir que se trata de dos seres distintos, sin que uno pueda legítimamente disponer de otro". México, en defensa de la vida, hacía eco a las posturas internacionales.

Laura Palazzani, filósofa y miembro del Comité de Ética de Roma, declaró: "ser persona pertenece al orden ontológico: la posesión de un estatuto sustancial no se puede adquirir ni disminuir gradualmente, sino que es una condición radical". Se refería al embrión.

Otro experto, Lino Ciccone, filósofo, escritor y especialista en bioética, dice: "El embrión solo tiene derechos, no deberes. Son los demás los que tienen deberes hacia el embrión, empezando por el respeto de sus derechos"; el primero entre todos: a vivir.

Es imprescindible la reivindicación a la mujer y aún quedan muchos pendientes que atender con la misma voluntad y eficiencia a la definición sobre el aborto. Los poderes judicial y ejecutivo deberían resolver, con igual celeridad, otras injusticias, como la nivelación en pagos iguales al varón, feminicidio y seguridad personal, acceso a todas las oportunidades de desarrollo humano y, sobre todo, educación.

Evidente el derecho de todos -incluidos los varones- para defender la libertad sobre decisiones del propio cuerpo, aunque olvidan el principio que señala: "mi derecho termina donde comienza el de los demás", para el caso, el embrión.

La discusión sobre cuándo hay vida humana sigue adelante en la ética médica, sin tener acuerdo. Algunos decimos que es el momento de la concepción; otros, en días o meses posteriores; y algunos más, al finalizar el tercer trimestre del embarazo. Ese es otro tema.

Entonces, ¿dónde está el error -trampa- en la postura oficial?

El conflicto se provoca cuando se mezclan y confunden -¿intencionadamente?- el derecho de la mujer y el derecho a vivir del ser en gestación. ¡Son vidas totalmente diferentes!, y se han revuelto hasta sentenciar y condenar a muerte a embriones completamente sanos. Es indudable que atender al radicalismo es el camino menos tortuoso, fácil y generador de votos.

Es evidente que el origen del problema se encuentra en la deseducación, tema que los politiqueros no atienden por las graves limitantes: por su intencionalidad y capacidad como autoridades para ejercer lealmente sus funciones.

Dejamos pasar de largo el derecho a la vida, la postura conservadora de la mayoría mexicana y, ante todo, solapamos la irresponsabilidad de los gobernantes que se han decidido por la cultura de la muerte. De paso, abrieron camino para legislar sobre la eutanasia.

Entiendo que provoco controversia y hasta desagrado en algunos, pero lo invito a reflexionar y encontrar las intenciones de fondo. ¿Acepta?

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