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Las palabras tienen la palabra

Las expresivas interjecciones

JUAN RECAREDO.-

Cuando estábamos bebés no era raro que anduviéramos por los suelos, echándonos a la boca cualquier cosa. Lo que estaba a tu alrededor se convertía instantáneamente en comida: una piedra, un puñado de tierra, etc. Luego, tu mamá, que se la pasaba cuidándote, nada más se distrajo diez segundos preparando tu biberón y cuando voltea… ¡oh sorpresa!, ya estabas echándote a la boca un suculento montón de tierra que agarraste de la maceta de la sala.

"¡No bebé, eso está sucio! ¡Fuchi, guácala!" Nos gritaba mamá con genuino gesto de desagrado y nosotros nada más nos quedábamos viéndola, pero no dejábamos de masticar la tierra. Esas son expresiones que las usamos mucho con los bebés porque son fáciles de comprender y suenan curioso: ¡fuchi, guácala! y luego ya el bebé empieza a entender que lo que está haciendo está mal.

Hay quien usa estas expresiones de desagrado también con los adultos para hablarles como si fueran bebés. Pero, ¿de dónde salen estas palabras? ¿Qué significan?

La palabra "fuchi" puede ser una contracción, o sea, una forma corta, de fúchila, y ambas expresan desagrado o rechazo. Estas palabras son lo que llamamos "interjecciones" y son muy útiles a la hora de expresar emociones, sentimientos o impresiones. Ya que andamos muy gramaticales, le diré también que hay interjecciones propias, que por lo general no significan nada por sí mismas, como: ¡ay! ¡bah! ¡ay! ¿eh? También hay impropias, que se basan en otras palabras que sí existen: ¡socorro! ¡Auxilio! ¡Adelante!, ¡Bravo!

Muy bien, dirá usted sobre las interjecciones, pero ¡aguas!, no se me confunda porque suena muy parecido a "intersección" y eso significa algo muy diferente: es el punto de encuentro de dos o más cosas; por ejemplo, la intersección de varias calles, es decir, el lugar en el que se juntan.

"Oiga, ¿y guácala?", preguntará mi querido lector. Pues igual que las otras, es una interjección y su origen, como el caso de fuchi, es algo difícil de rastrear. Algunos etimologistas dicen que "guácala" es una expresión que evolucionó muy parecido a la de "¡aguas!", que si se acuerda usted, era una advertencia que se daba en épocas coloniales cuando se arrojaban los contenidos de las bacinicas por la ventana, ya que no existía el drenaje, y nada más se gritaba ¡aguas!, o sea que "quítate o no respondo por que te caigan mis aguas sucias".

Entonces, "guácala" viene de "guacal" y este del náhuatl huacalli que es una vasija tipo palangana, muy amplia pero de poca profundidad. Se usaba para lavarse las manos, la cara… y algunas otras partes que requirieran una "refrescadita". El agua sucia del guacal también se lanzaba por la ventana y pues ¡guácala! al que le tocara que lo bañaran con ella.

¿Será cierto o no? Pues vaya usted a creer, pero así es como lo cuentan. Por lo pronto, y antes de que alguien me diga: "¡fúchila, sáquese de aquí!", me despido de usted.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected], Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA: "Leí en un periódico sobre el tiempo de interregno, pero no entendí su significado. ¿Qué es?"

LE RESPONDO: El interregno es el tiempo en el que el Estado no tiene una figura de autoridad, un soberano.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Los únicos que nunca se equivocan son los que nunca hacen nada.

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