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Revocación, ¿participar o no participar?

JOSÉ ANTONIO CRESPO

López Obrador impulsó la reforma de revocación pues calculó, de manera al parecer correcta, que tendría suficiente apoyo a la mitad de su sexenio como para ganarla la consulta con claridad, en cuyo caso cobrará más fuerza para lo que resta su mandato. Y ese sigue siendo su propósito; un baño de respaldo popular que le permita terminar lo mejor posible su gobierno, más aún ahora que tras la elección intermedia empiezan a notarse visos de debilitamiento. Esa tendencia, de no ser alterada, puede reflejarse en un gradual debilitamiento de AMLO conforme avance lo que resta del sexenio, pudiendo incluso poner en entredicho el refrendo de Morena como partido gobernante en 2024 (escenario que no se ve hoy como el más probable, pero que tampoco puede descartarse del todo). De ahí la importancia que le dan ahora AMLO y su partido a la consulta revocatoria.

Las probabilidades de que se imponga la remoción son mínimas (por fortuna, pues podría generar un grave vacío de poder de pronóstico reservado). Eso, debido a la popularidad que aún detenta AMLO y porque muchos disidentes, por diversas razones, no desean que se acorte el gobierno anticipadamente. Podrían estos incluso votar por el NO (que no se vaya) fortaleciendo la posición presidencial en lugar de debilitarla, pues todos los votos en ese sentido serán interpretados como un claro apoyo. Otros disidentes consideran que sí deben concurrir y votar por el SÍ (que ya se vaya), buscando que esa opción gane, o al menos refleje que el apoyo remanente de AMLO no es aplastante (que en vez de que gane el NO con 90 %, lo haga con el 55 %, por ejemplo).

A mi parecer, la clave del éxito no será tanto el resultado, sino el nivel de participación, como ocurrió con la consulta de agosto. Hay aquí un dilema fuerte para los disidentes y opositores; ¿qué le beneficia y fortalece más a AMLO, que haya baja participación (Vgr, 25 %) con un elevado respaldo (90 %), o una mayor participación (Vgr 55 %) con un respaldo más bajo (otro 55 %)? Algunos piensan que el primer escenario es más benéfico para AMLO, pues el 90 % de apoyo será presentado como un apoyo aplastante. Sí, pero una mayor participación le da más credibilidad y sustento al ejercicio mismo, aunque AMLO ganara con un porcentaje menor. En tal caso AMLO saldría ganando en mucho mayor medida, pues no se podría cuestionar la eficacia del ejercicio como ocurrió con la consulta de agosto. En cambio, una baja participación, con un alto porcentaje de apoyo es más fácil de desacreditar ante la evidencia de que solo (o casi) sus devotos habrían asistido, y de ahí lo elevado de su respaldo (podría verse incluso como una elección soviética, apantallante pero carente de credibilidad).

Si dicha apreciación es correcta (a mayor participación mejor para AMLO), la estrategia opositora tendría que ser la misma que con la consulta; no participar, no respaldar, no promover la asistencia a las urnas, no recolectar las firmas necesarias para echar andar el proceso. Quienes concurran a votar por la revocación estarán involuntariamente fortaleciendo en mayor medida la posición de AMLO, en lugar de contenerla. De ahí que paradójicamente, quien tendría que oponerse a la consulta, Morena y aliados, son los que más la promueven, justo porque es una estrategia eficaz para fortalecer, no debilitar y menos remover, al presidente.

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Escrito en: Editorial José Antonio Crespo

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