Todo parece indicar y después de que los Astros iniciaron una gira por la costa oeste la semana pasada, la pregunta que todos nos hacíamos acerca de para cuándo se iban a caer los Gigantes, ya ha quedado en el olvido porque por más que la temporada sigue avanzado, la escuadra de la bahía se afianza más en la cima de la división oeste de la Liga Nacional mientras que, los actuales campeones y que han ejercido una dinastía en ese sector, se siguen montando en su propia desilusión y que por más que el equipo que dirige Gabe Kapler (ya desde hoy le damos el título de “mánager del año” en el viejo circuito) de repente pierden un encuentro y los Dodgers no aprovechan, solo le podría quedar el recurso a Dave Roberts de alcanzar el puesto de comodín y eso si en un momento dado, los Padres no se lo impiden y aunque son dos boletos para esta situación, los Rojos tras su victoria de ayer al mediodía en contra de los Mellizos, se encontraban a 4.5 juegos de San Diego para este acceso y allí más abajo, están los Filis metiendo presión por lo que el conjunto de Los Ángeles tiene que darse cuenta de que las cosas ya son de otra manera.
El pasado martes, los aficionados de los actuales campeones, ya esperaban con ansia loca ese día por que la escuadra de Houston se encontraba de visita en Chávez Ravine para una miniserie de dos partidos por lo cual, los seguidores de los actuales campeones ya sabían de lo que se trataba recordando la nefasta osadía que tuvo la organización de los Astros en la Serie Mundial de 2017 y aunque el portal de MLB mencionaba que los abucheos no asustaban al equipo de Dusty Baker (y tenían razón porque se llevaron el primero y por blanqueada), siempre les va a quedar esa mala imagen que de por vida la van a ir acarreando.
Y de repente en un abrir y cerrar de ojos, uno de los equipos de mayor tradición en los Estados Unidos como son los Cachorros de Chicago, se comenzaron a desmantelar desatando ese núcleo que los hizo ganar el “clásico de otoño” del 2016 porque es evidente de que, cuando seleccionaron a Kris Bryant como el número dos del draft del 2013, ellos ya sabían que el antesalista, se convertiría en esa piedra con la que inició la reconstrucción de esta organización después de soportar muchas desilusiones y que, la famosa “maldición de la cabra”, se mantendría por toda la eternidad por lo que ahora, se fue a reforzar precisamente a los Gigantes.
Uno de los jugadores más queridos allá en la ciudad de los vientos como lo es Javier Báez, también tomó otro rumbo como fue Nueva York con los Mets lo mismo que Anthony Rizzo que se enroló con los Yankees mientras que el relevista Craig Kimbrel que a mí en lo personal me causa mucha sensación cuando ve las señales de su receptor antes de lanzar, no se cambió de ciudad pero sí de franela ya que se colocó el jersey de los Medias Blancas, que se encuentran tratando de tener la mejor marca de la Liga Americana porque se ve que los futuros Guardianes de Cleveland (ya le vamos a quitar el mote de ataque que tenía la tribu) solo piensan en poder alcanzar el comodín. ¡QUE VIVA EL BEISBOL!
