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Crónica de una tragedia anunciada

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Cuántas veces se escribió en esta misma columna sobre el calentamiento del planeta, el cambio climático global y los efectos inherentes de estos cambios en fenómenos como las sequías, los huracanes, el aumento del nivel mar, bueno, pues hoy hablamos no de posibilidades sino del asomo de una de las fuerzas de la naturaleza más devastadoras: las lluvias torrenciales. Una fuerza liberada por el calentamiento de la atmósfera del planeta.

Expertos y políticos han calificado de catastróficas las inundaciones ocurridas en días pasados en Alemania, Bélgica y en otros países de Europa Central, sostienen que son parte de una crónica de un desastre anunciado y que el culpable es el cambio climático. Los científicos habían señalado previamente en publicaciones en la revista Nature, que la Corriente del Golfo y del Atlántico se han debilitado, lo cual también se había venido comunicando por parte de climatólogos y meteorólogos expertos. Estos últimos sobre las consecuencias de tal acontecimiento.

Las imágenes presentadas sobre la tragedia en los diferentes medios, eran desgarradoras, todo fue arrastrado por las fuertes corrientes, una pequeña ciudad alemana prácticamente desapareció, las personas sobrevivientes sólo se quedaron con lo que tenían puesto, perdieron casa, negocio y automóvil. Entre los documentos que leí sobre este desastre, no encontré una opinión del contreras de siempre, el incrédulo que niega el efecto del cambio climático, por el contrario, se aprecia la integración de una comunidad dispuesta a trabajar en las diferentes líneas de los acuerdos de París, y quizás otros emergentes, ya que las causas de estos desastres evidencian la modificación de corrientes que influyen determinantemente en la regulación del clima global.

La ocurrencia de estas lluvias torrenciales se explica por un debilitamiento de la Corriente del Golfo, y cuando esto pasa se genera una gran cantidad de calor que se tiene que mover por la atmósfera, al moverse es capaz de absorber una gran cantidad de agua, lo más terrible de este fenómeno es que se distribuye en el espacio de manera aleatoria, al azar, convirtiéndose en una lotería o ruleta rusa que puede descargar en cualquier parte. Esto conlleva no sólo un gran riesgo el cual es agravado por las dificultades estructurales de predecir cuándo y dónde ocurrirá, y que magnitud tendrá.

De hecho, esto se convirtió en un tema de discusión porque había la duda de si se había dado la alarma oportunamente para tomar medidas preventivas. Todo parece indicar que sí se dio aviso con suficiente tiempo de las lluvias que se avecinaban, pero el anuncio no indicaba obviamente la magnitud del evento, lo cual aún no es posible pronosticar. Un experto meteorólogo comenta que ante esto "es prácticamente imposible reaccionar en el corto plazo".

Continúa diciendo el experto: "Las advertencias de lluvia llegaron a tiempo. Pero lo que sucede es más difícil y depende de la historia y la saturación del suelo, además del estado de las represas y embalses. Y también depende del factor tiempo: si algo así ocurre por la noche, si la gente no sabe qué significan las sirenas o si es complicado llegar a ellos a través de los medios de comunicación", detalló Endrulat. "Esas circunstancias siempre difieren. Y por eso es mucho más complicado que un simple pronóstico del tiempo".

Los científicos aceptan que con las actuales herramientas que se tienen no es posible pronosticar con el grado de precisión que se requiere, se necesita dar un salto hacia la física cuántica para construir modelos climáticos que nos permitan pronosticar no sólo las lluvias torrenciales, también las olas de calor que fueron el contexto del desastre. Así lo dice uno de los científicos entrevistados por la BBC: Necesitamos un compromiso y una visión con la magnitud del CERN (el principal centro de investigación de física de Europa) si queremos construir modelos climáticos que puedan simular con precisión los extremos del clima como la ola de calor en Canadá", y las torrenciales lluvias de Europa central.

La ola de calor que se ha estado presentando en Canadá no es un hecho aislado, junto con las altas temperaturas de Escandinavia y los terribles incendios que ocurren en diferentes puntos del planeta son parte de la misma crisis climática, provocada por el cambio climático. Ahora mismo, científicos y expertos opinan que las inundaciones como las que arrasan varios países de Europa y las olas de calor que han dejado ya decenas de víctimas mortales, serán cada vez más frecuentes e intensas, y están relacionadas con el cambio climático y la infraestructura construida por el hombre.

Una de las declaraciones más importantes que se dieron después de la tragedia es la de la ministra de medioambiente de Renania-Westfalia, Ursula Heinen-Esser, ella dice: la principal causa detrás de la tragedia es el cambio climático."El desafío es que a veces tenemos que lidiar con sequías extremas y, en ocasiones, con lluvias extremadamente intensas" Actualmente se acepta que la temperatura media del planeta se ha calentado 1.2 grados, a un paso ya de la peligrosa cifra de 1.5 grados, sin embargo tenemos que aceptar que las temperaturas seguirán aumentando a menos que los gobiernos de todo el mundo hagan recortes drásticos en las emisiones de CO2.

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