Empezamos ya en el último mes que tenemos de plazo para hacer efectivo los puntos más importantes de la Reforma en materia de subcontratación que, entre otras cosas, prohíbe la subcontratación de personal. A parte de reflexionar cómo va nuestro plan de transición, si es que nos aplica, creo que vale la pena pensar en qué va a pasar para todas aquellas empresas que nos dedicamos a brindar servicios de administración de personal, u “outsourcing”.
En el mundo de la administración de personal, nos encontramos en un hito histórico en nuestro país, pues esta Reforma viene cambiar muchas de las prácticas a las que estamos acostumbrados desde hace casi 30 años.
Dadas estas circunstancias nos queda la pregunta obligada: ¿qué va a pasar ahora con las empresas de “outsourcing”?
Esta situación es uno de los ejemplos de aplicación para la frase “renovarse o morir”, pues este cambio ya se veía venir desde el 2012. Las empresas de outsourcing deben ir mucho más allá de solamente actuar como pagadores de nómina o, en el peor de los casos, simplemente una forma de pagar menos impuestos relacionados con la nómina.
Me gustaría, si me lo permite amable lector, empezar con cambiar el nombre de lo que conocemos como “outsourcing” por TERCERIZACIÓN DE ADMINISTRACIÓN DE PERSONAL, usando el acrónimo “TAP” que, en mi opinión es el término que debimos haber estado utilizando todo este tiempo y que es el modelo de servicio que, creo yo, es muy necesario para las empresas en México.
Un servicio de TAP es el servicio que yo quisiera contratar para asegurarme PAZ Y TIEMPO. ¿qué quiero decir con esto?, una empresa que me brinde un servicio de TAP se debe encargar de cerrar el ciclo de la administración fiscal, legal, laboral, administrativa y de seguridad social del vínculo laboral que se genera al momento de que cualquier empresa debe contratar empleados para llegar a su objetivo de negocio. En otras palabras y por mencionar algunos alcances, el servicio de TAP debe apoyarme en contratar personal, conformar sus bases de datos y expedientes, controlar y administrar sus contratos individuales de trabajo, administrar sus temas de seguro social y demás afiliaciones que aplican en nuestro país, brindar tarjeta de nóminas y administrar lo temas bancarios y de tesorería con el personal, tales como pagos, caja de ahorro y demás. Desde luego, pago de nóminas, incluyendo su cálculo, sistemas, dispersión y timbrado de recibos de nóminas. Además, pago de todo tipo de impuestos y contribuciones que se generen, como el IMSS. Pero, sobre todo, darme en todo momento el soporte documental de todo lo que se genera y reportarme sobre los costos que implica para mi empresa el personal que tengo contratado. Y un punto muy importante: el servicio debiera tener el mismo alcance y calidad, ya sea si el personal está contratado directamente por “el patrón real”, como lo dicta ahora la Reforma, o si el personal estuviera subcontratado, hipotéticamente hablando desde luego, pues esto último, ya no se vale.
Se ha hablado sobre que la desaparición del outsourcing conllevaría que se pierdan empleos, pero no creo que esto sea del todo correcto, pues el trabajo se va a seguir necesitando. Lo que sí creo que puede pasar es que esto nos llevará a informalidades y malas prácticas administrativas, pues las responsabilidades y actividades que derivan de tener empleados son complejas y especializadas.
Las empresas siempre debemos buscar ser más competentes en varios sentidos y, hablando de las empresas de TAP, creo que esto es un buen marco para reinventarse, tornarse más competentes, ser empresas que brinden opciones, ahorros y valores agregados, pues la situación, la legislación, el mercado y sus clientes serán ahora más demandantes y esperarán más. La clásica forma que conocemos de una empresa de outsourcing, difícilmente podrá seguir operando.
