Cultura

Museo Arocena

El Arocena es hogar de libros antiguos

La institución mostró ejemplares de su fondo reservado

Historia. La mayoría de los libros del fondo reservado fueron donados por la propia familia Arocena.

Historia. La mayoría de los libros del fondo reservado fueron donados por la propia familia Arocena.

SAÚL RODRÍGUEZ

"Administrar información" es el objetivo principal que, según Adriana Gallegos (curadora del Museo Arocena) debe tener una biblioteca. En estos recintos, la información yace impresa sobre páginas. Los libros son repositorios de datos sobre un tema en específico. También, en muchas ocasiones, son testigo de una época pasada, voces silenciosas que narran pasajes históricos o que muestran diversas formas de despertar la imaginación.      

La Biblioteca Zenaida Arocena (nombrada así en honor de la hija única de don Rafael Arocena y Arbide), que se encuentra dentro del museo, posee dos fondos de colecciones: el general, que alberga libros actuales de los siglos XX y XXI, y el reservado, que contiene libros del siglo XVII al XX, cuyas antiguas páginas surcan temas como la historia vasca, la religión, la literatura y la historia en carios idiomas.

Es precisamente este último fondo el que Adriana Gallegos comparte ante la cámara fotográfica. Empleando guantes blancos y sumo cuidado, muestra sobre la mesa de la biblioteca volúmenes antiquísimos, algunos de ellos con páginas amarillentas, prueba del papel industrial que comenzó a emplearse desde principios del siglo XX. Otros aún conservan su blancura, pues el papel que los integra fue elaborado a mano en centurias anteriores.  

"Los libros, igual que las colecciones, proceden por la generosidad de la familia Arocena, son sus fondos. Eso quiere decir que son libros que ellos también compraron, consultaron, leyeron y que terminaron aquí como parte de la donación que se hizo del patrimonio artístico, también de lo bibliográfico".

Por eso no sorprende que una gran cantidad de volúmenes hagan referencia a la cultura vasca, a la región de Euskal Herria del cual la familia Arocena es originaria. Por ejemplo, destaca un ejemplar de Euskadi en llamas, una novela escrita por Ramón de Belausteguigoitia, publicada en 1938 en México gracias a la editorial Ediciones Botas.  

"Este ejemplar es muy raro porque fue la única edición que se hizo de este libro, nunca más se volvió a imprimir. Es de una editorial llamada Botas, que es mexicana y que tiene siempre un diseño excepcional en las portadas y tiene un diseño muy atractivo. Se volvió a reeditar apenas el año pasado, después de casi noventa años. Nos habla sobre la época de la Guerra Civil Española, de 1936 a 1939".

Entre más viejo sea un libro necesita de más cuidados, pues las inclemencias del tiempo, el desgaste y los hongos suelen ser inquilinos incómodos de difícil retiro. En el caso del fondo reservado, el Museo Arocena también maneja estrategias de restauración y mantenimiento para evitar estos inconvenientes.

Caso claro es un ejemplar de Guatemala por Fernando Séptimo, libro que data de 1808 y el cual, por su antigüedad, es almacenado en una pequeña funda de cartón blanco, esto para evitar su maltrato en la mayoría de lo posible. Una de sus características principales es que posee grabados, hechos con la misma técnica que se emplea para imprimir los billetes.

"Es el mismo tipo de técnica que utilizan en la Casa de Moneda para el modelo original de los billetes. Lo que hacemos nosotros, con este libro que es muy complicado manipular por gente que a lo mejor no tienen la experiencia, les aportamos para difusión del público estas publicaciones".

La curadora se refiere a unos folletos donde la Biblioteca Zenaida Arocena resume el contenido de los libros del acervo reservado, con ayuda de expertos historiadores. En ellos se incluye descripción, ficha técnica, datos sobre la editorial, detalles del autor y propuestas de libros relacionados. Estos folletos también se pueden obtener de manera digital a través de la página del museo.

Otra curiosidad descansa sobre un soporte negro, se trata de la Revista Torreón, una publicación de tinte social que circuló en la ciudad durante los años cincuenta.

"Claro que tenemos los libros, pero también hay revistas, somos también un archivo. Este tipo de material, tipográficamente súper interesante también, por ejemplo esto de la cerveza, los anuncios. Todo este tipo de detalles, de tintas, infografías, también es una fuente de información muy interesante para los estudiantes de diseño o universitarios, que buscan inspirarse en algo más antiguo. Y luego además, pues la propia historia, quien quiera hacer un poco de información pues encontrará".

Finalmente, Gallegos indicó que para los estudiantes e investigadores interesados en acceder al fondo reservado de la biblioteca, deberán enviar un correo a [email protected]. También es útil contar con alguna carta aval de una institución educativa, además de solicitar la credencial del programa Círculos de Lectores.

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