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Ernesto Lumbreras

López Velarde más vivo que nunca

Ernesto Lumbreras conversa en exclusiva sobre el centenario luctuoso de quien escribiera La suave patria

Autor. Ernesto Lumbreras durante su conferencia Hacia la capilla submarina. Los últimos meses de Ramón López Velarde, en las XXIV Jornadas Lopezvelardeanas en Zacatecas.

Autor. Ernesto Lumbreras durante su conferencia Hacia la capilla submarina. Los últimos meses de Ramón López Velarde, en las XXIV Jornadas Lopezvelardeanas en Zacatecas.

SAÚL RODRÍGUEZ

En su condición de lector, el poeta Ernesto Lumbreras realiza "un viaje prehistórico" y recuerda que la primera vez que leyó versos de Ramón López Velarde fue en los libros de texto de su escuela primaria, en Ahualulco, su pueblo natal en Jalisco.           

"Ahí aparecieron pasajes de La Suave Patria, el poema más popular y que le dio fama inmediata, porque, paradójicamente, el poeta muere el 19 de junio de 1921 y a los pocos días nace, comienza a circular La suave patria en el número 3 de la revista El Maestro, proyecto vasconcelista que circuló no solamente en México, sino prácticamente en todo el mundo", comenta Ernesto Lumbreras en entrevista telefónica desde Zacatecas, lugar donde participa en las XXIV Jornadas Lopezvelardeanas organizadas por el Instituto Zacatecano de Cultura.  

No obstante, el maestro Lumbreras no se recuerda como un niño interesado en los libros. Su entorno familiar fue campesino y en su casa sólo anidaban los libros de texto gratuito presentes gracias al oficio de su madre, quien era maestra. Aunque sí admite que en los poemas encontró la melodía, el ritmo, la cadencia y el juego ausentes en otras lecturas.

"Tal vez mi recuerdo sea eso y las gimnasias de la lengua en esas rimas amorosas, juguetonas, audaces de este poema (La suave patria)".

Y es que como escribió José Emilio Pacheco en Ramón López Velarde. La lumbre inmóvil (Ediciones Era, 2003), la obra del zacatecano es de tal complejidad que es necesaria una exégesis verso a verso sobre su obra. Es una pluralidad de alusiones, reticencias, elipsis, sobreentendidos, así como significados textuales. También fue un escritor que amó con fervor su infancia perdida.

TRAS EL POETA

El pasado martes 8 de junio, el Instituto Zacatecano de Cultura anunció a Ernesto Lumbreras como el ganador del Premio Iberoamericano Ramón López Velarde 2021. Se señaló que la mención se debió al arduo estudio que Lumbreras ha realizado sobre el poeta nacido en Jerez, especialmente los cinco años que le dedicó a la investigación y redacción de su libro Un acueducto infinitesimal. Ramón López Velarde en la Ciudad de México 1912-1921 (Calygramma, 2019).

La obra de Lumbreras se gestó sin que el autor se propusiese escribir un libro que siguiera la pista de López Velarde en Ciudad de México durante los últimos nueve años de su vida. El mismo Lumbreras indica que el "kilómetro cero" fue un ensayo que abordó la portada del primer libro de Ramón López Velarde, la cual fue diseñada por la sensibilidad de Saturnino Herrán, a quien considera como el gemelo espiritual del poeta zacatecano. "A partir de ahí, la reconstrucción de época, las lecturas, la recepción del libro".

Con un estudio inicial que abordaba al López Velarde de 1916, Lumbreras tendría como misión sumar y reconstruir el rompecabezas sobre cómo fue la vida del creador de La suave patria: el entorno cultural, su contexto social y familiar, qué ideas circulaban en el ámbito político de esa época, así como sus aficiones y tertulias.

"Ya con todo eso tenía para armar un paisaje sobre el cual, el personaje principal Ramón López Velarde, discurriera de 1912 a 1921".

En Un acueducto infinitesimal. Ramón López Velarde en la Ciudad de México 1912-1921, Lumbreras también aborda las visiones de otros autores sobre el poeta, pues desde antes de su muerte el poeta fue capaz de convocar a la crítica.

"Muchos de sus contemporáneos nos brindaron testimonios de su persona, comentarios de sus libros y, una vez muerto, fue un escritor y una obra que nunca ha tenido un limbo, que nunca ha padecido un eclipse respecto de lecturas, relecturas, atención crítica, ediciones, congresos, programas de televisión, hasta películas".

Así, la Ciudad de México aparece en su prosa y poesía. Desde La sangre devota (1916), López Velarde ya pincelaba en versos paisajes citadinos sobre los lugares que habitó durante su infancia y juventud. Mientras que en Zozobra (1919) y sus libros póstumos, la Ciudad de México influye para construir un paisaje urbano, no sólo como referencia geográfica, sino también como matriz de símbolos y arquetipos.

En ese tenor, Lumbreras indica que la faceta de poeta muchas veces oculta al viso de prosista y cronista que tuvo el zacatecano. "Tiene la misma estatura, la misma expectativa de riesgo y aparece la ciudad. Hay una crónica que debe aparecer en cualquiera de las antologías de este género literario o periodístico, que se llama Avenida Madero, y en esa crónica el poeta tiene ese ojo y ese oído para reproducir no solamente el entorno arquitectónico, sino el bullicio, la pasarela de personajes que desfila por esa calle que en otros momentos se llamó de San Francisco".

Y es que López Velarde tuvo de héroes políticos a Francisco I. Madero y a Venustiano Carranza, quienes tienen en común el origen coahuilense y el desenlace trágico que para el poeta se tradujo en orfandad política. De ahí que en ocasiones La Suave Patria no tenga una lectura correcta por parte del público: La suave patria no es un poema basado en los símbolos oficiales o valores establecidos por el Gobierno, sino una visión de la patria íntima, subjetiva.

"En el poema de Ramón López Velarde hay guiños. La faja trigarante alude a la consumación de la independencia y alude a una figura que la historia nacional nos ha presentado en blanco y negro, uno de los villanos de la historia oficial que es Agustín de Iturbide. Entonces, sí, Ramón López Velarde muere con la bandera equivocada. El gobierno de Álvaro Obregón, que asesinó a Venustiano Carranza, es el que le rinde honores al poeta y lo consagra equívocamente, superficialmente, como el poeta de la Revolución, como poeta nacional, cuando es todo lo contrario: La suave patria es una lectura del México derrotado por la Revolución mexicana, arrasado por las batallas, por los saqueos".

MAYOR RECONOCIMIENTO

Por tales motivos, Lumbreras espera que el próximo siglo funja como proyector para la obra de López Velarde a nivel internacional, pues sigue considerado como un autor interno, que se lee sólo en el país y cuyo peso no ha alcanzado el reconocimiento de contemporáneos como Pessoa, Elliot y Ungaretti.

El pasado 15 de junio, durante el 133 aniversario del natalicio del poeta zacatecano, Ernesto Lumbreras recibió el Premio Iberoamericano Ramón López Velarde en el Teatro Hinojosa de Jerez, Zacatecas. Mencionó que la condecoración lo tomó por sorpresa. Le conmueve que se haya efectuado en el marco del centenario luctuoso de López Velarde y que, además, la ceremonia haya formado parte de los intentos de reactivación cultural en el país tras la crisis de la pandemia por COVID-19.

"A veces estas efemérides pueden ser apabullantes en términos mediáticos, pero si se traduce concreto en ediciones, en leer a Ramón López Velarde desde otros miradores, desde otros contextos culturales, no está mal el saldo, la cosecha de esta conmemoración de su centenario luctuoso", concluyó.

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