Nosotros Desayunos Eventos Salud

PIÉNSALO, PIÉNSALO

LANCOCHADOS: LOS GRANDES RETOS DE LA EDUCACIÓN

Estamos terminando un ciclo escolar muy especial. La pandemia ha dejado una marca en la educación con muchos aspectos positivos y negativos. Lo inesperado de la situación nos hizo usar medidas y métodos sin la capacitación necesaria; aprendimos mucho de ello, pero también la calidad de la educación sufrió mermas.

La educación es parte de la vida, la transmisión de las experiencias a las nuevas generaciones es fundamental. La herencia genética, familiar y cultural son la base de la evolución y del progreso de los seres humanos. La nueva época inaugurada aún antes de la pandemia, está también cuestionando toda la realidad, incluyendo la educación. El extravío antropológico como una de las características de esta nueva realidad, cuestiona también el concepto de "ser humano", pues si la educación consiste en que el hombre llegue a ser más plenamente hombre y el concepto de hombre no está claro o está desviado, entonces tenemos una emergencia educativa, que no tiene que ver solo con la insuficiencia de recursos y de instalaciones para ofrecer una educación de calidad, tiene que ver también con el fracaso del esfuerzo por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás, y de dar un sentido a la propia vida. "Nos están quedando sancochados".

Este fracaso se explica por el claro reduccionismo antropológico que concibe a la educación en función de la producción, la competitividad y el mercado, que no despliega los mejores valores de los jóvenes y los niños; no les enseña caminos para superar la violencia, ni para llevar una vida sobria y adquirir actitudes, virtudes y costumbres que darían estabilidad a su futuro hogar, convirtiéndolos en constructores solidarios de la sociedad.

Lo primero que hay que hacer para superar la crisis educativa es encontrar un proyecto común basado en el modelo auténtico de ser humano que México necesita. Esto incluye el desarrollo de los valores propios de todo ser humano, con una recta antropología, libre de fanatismos y extravíos, pero al mismo tiempo proyectada al desarrollo de las capacidades necesarias para la nueva época, y la superación de deficiencias que no abonan a las necesidades actuales del país. La época nueva catalizada por el fenómeno de la pandemia, da origen a nuevas formas de relacionarnos con las personas con las que convivimos día con día, prepararnos para ello con una buena formación nos permitirá construir comunidades sanas y justas.

Por tanto, la primera e inaplazable tarea es la formación integral de la persona. Hoy como nunca es una exigencia invertir todos los recursos a nuestro alcance en la formación de las personas y en la promoción de condiciones de vida digna para todos. ¿Cómo superar los conocidos atrasos y obstáculos en la renovación de la educación nacional?, ¿cómo coordinar las instituciones educativas formales e informales (familia, Iglesia, Estado, medios de comunicación) hacia un proyecto común?, ¿podrán comprometerse a educar en el amor y para el amor?, ¿para educar en la verdad y para la verdad?, ¿cómo poder humanizar los ambientes escolares? He aquí los grandes retos por superar en la educación nacional.

La misión de todas las escuelas es la formación integral de todas las personas que forman parte de la comunidad educativa, pero la institución más inmediata al ser humano es la familia; ella es el núcleo natural y fundamental de la sociedad. El apoyo de políticas públicas en favor de la familia requiere de recursos e instituciones públicas y privadas en un gran proyecto protector y promotor de la familia. Las diversas instancias formativas(Iglesia, medios de comunicación, redes, ambiente…) deberán preocuparse por la familia para incidir positivamente en su misión de formadora de personas. Invertir en la familia ahorra gastos considerables en otros rubros que la institución familiar previene.

Requeridos para enseñar a los niños, adolescentes y jóvenes los auténticos valores de la vida acercándoles a la complejidad de la historia y de la cultura humana, los educadores están llamados a redescubrir y alimentar la nobleza de la vocación magisterial y hasta a reinventarla ante los retos de este cambio de época.

Ante la emergencia educativa que hemos señalado no podemos permanecer indiferentes. Es preciso asumir nuestra responsabilidad en una nueva acción educativa, para responder a los desafíos que nos plantea la realidad de nuestro país, viendo en cada niño, adolescente o joven, un sujeto capaz de desarrollarse, de afrontar los retos presentes encontrar el camino para llegar a su plenitud humana y trascendente siguiendo la verdad, el bien y la justicia.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1925740

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx