Columnas Social

Escribir puede ayudarle mucho

Las palabras tienen la palabra

JUAN RECAREDO

Vivimos dentro de un ambiente tóxico en el que todos tratamos de manipular a los demás, creando opiniones prefabricadas y sesgadas, de las cuales nosotros mismos nos convertimos en retransmisores del mensaje torcido y mañoso —“reenvía esto, comenta aquello”—, sin pensar en las consecuencias dañinas de nuestras acciones. Esta situación ha sido acelerada por las redes sociales, en las que ahora, toda postura y opinión debe adoptarse o debatirse, y eso crea una inmensa ansiedad en nuestras mentes, a medida que perdemos nuestra identidad para adherirnos a otra, que es artificial, pero que la adoptamos como una solución inmediata y prefabricada para encontrara nuestra razón de ser. Ahora nos vemos apoyando “causas” o “posturas” que antes ni siquiera conocíamos; todo es por lo mismo: buscamos identidad y aceptación.

Se ha provocado así que existan cada vez más casos de depresión entre nosotros, ya que perdemos la capacidad de reencontrar nuestra identidad verdadera. Buscar la ayuda de un psicólogo profesional ayuda en muchos casos, pero algunas personas —como yo, se lo confieso— no se atreven a visitar a un especialista en estos temas, muy probablemente por miedo a que no funcione.

Si usted siente que necesita ahora reconectarse con su ser pero no quiere ir a ver a un especialista, yo le voy a sugerir algo que a mí y a muchos más nos funciona muy bien: escriba.

Se llama escritura terapéutica y, lo sé, el nombre no promete mucho, pero créame que es una excelente forma de reencontrarse con su verdadera personalidad. Busque un lugar tranquilo, relájese y escriba ¡a mano! sobre lo que usted quiera… no se preocupe por las faltas de ortografía que esas no son importantes en ese momento. Lo importante es que usted se desahogue y deje que fluyan las palabras sobre el papel, sin restricciones ni posturas ajenas, sin juicios o comentarios de otros. Luego, lea lo que escribió y descubra sus sentimientos sin juzgarlos, sólo léalos, entiéndalos y disfrute de esa increíble ventana que está usted abriendo hacia su alma.

Una de las cosas que más me apasiona es escribir y he tenido la grandiosa oportunidad de hacerlo por años. Sin embargo, el escribir con absoluta libertad y sin un objetivo predeterminado me ha brindado un panorama totalmente diferente al que yo tenía sobre la escritura. No se asuste, no son signos de locura… por el contrario, cuando vi que lo que escribí tenía mucho más sentido para mí que lo que veo, por ejemplo, en las redes sociales, sentí que estaba reencontrando a mi cordura —no confundir con la “gordura”, que esa solita me encuentra a mí—.

En verdad se lo recomiendo: cómprese una libretita, agarre una pluma y haga la prueba; luego me cuenta cómo le fue.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios.

[email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA Silvia Chávez:

“En los noticieros de la televisión siempre dicen que alguien estaba ‘al interior’ de la casa. ¿Es correcto decirlo así y no ‘en el interior’?”

LE RESPONDO:

Es un vicio que han adquirido y que se propagó como virus; no debe decirse “al interior”, lo correcto es “en el interior”, a menos de que implique dirección o sentido: “el joven se dirigió ‘al interior’ de la casa”, o sea que se desplazó al interior y una vez que entró, estaba “en el interior”.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Cuídate del hombre que no habla y del perro que no ladra.

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