"Arriba el Santos y saludos a mi jefa que no sabe que ando acá", fue el grito de un pequeño que se trasladaba anoche en motocicleta y a quien debajo de una amplia capa de espuma artificial, se le notaba la euforia en el rostro y la camiseta del Santos Laguna en su torso.
La euforia se volvió a apoderar de la Zona Centro de esta ciudad, donde se vivió anoche una nueva edición de la "Santosmanía", con centenares de laguneros mostrando su felicidad al ver a su equipo nuevamente en la gran final del futbol mexicano.
En un recorrido realizado por El Siglo de Torreón por el Paseo Morelos y la Plaza Mayor de esta ciudad, se pudo observar a familias enteras celebrando a su manera, con la camiseta albiverde bien puesta, bailando, cantando, organizando una auténtica fiesta en la vía pública, la pandemia quedó de lado por algunas horas.
En los bares, cafés y restaurantes del Paseo Morelos se observaron a centenares de fanáticos siguiendo el partido de semifinales a través las pantallas. El cubrebocas fue una rareza, pues la bebida era el complemento ideal para el partido dominical, en el que las ilusiones de los santistas aumentaban conforme avanzaba el cronómetro y aunque faltaban diez, cinco minutos, para los fanáticos ya no había nada que los sacara de la final y el festejo fue anticipado, explotando con entusiasmo cuando la pantalla mostró al árbitro realizando el silbatazo final.
Autoridades municipales y estatales habían advertido desde días antes sobre la necesidad de tener mesura en los festejos, de recordar que la pandemia sigue presente e incluso plantearon el realizar un cerco de vigilancia especial, pero nada de eso detuvo a los cientos de santistas que se volcaron al primer cuadro de la ciudad para gritar su euforia, la cual aderezaron hasta con un acordeón que hacía brotar cumbias y sonrisas. Desde las escalinatas de la Presidencia Municipal, toda la plancha de la Plaza Mayor se tiñó de verde y blanco.
La mala nota la dieron los inadaptados que empezaron a lanzar algunas latas de la espuma artificial que abunda en estos festejos, los objetos sirvieron como proyectiles que volaron a diestra y siniestra, sin importar que muchos niños se encontraban en el lugar, específicamente en el cruce de Morelos y Galeana. No hubo presencia de autoridades en esos actos de violencia que afortunadamente no se prolongaron y fueron los propios rijosos, quienes pugnaron por el cese de las agresiones.
No faltaron los coches que fueron obligados a "bailar" por parte de los animosos aficionados, incluso una unidad de la Policía Municipal fue bañada en espuma y movida por ciudadanos, todo se vale en los festejos albiverdes.
El festejo se prolongó durante horas y aseguraron los más fervientes seguidores del equipo lagunero, que es solamente el principio, pues ya se visualizan el próximo domingo celebrando la obtención de un nuevo título.
La sana distancia brilló por su ausencia, mientras que el cubrebocas casi no fue utilizado, en los festejos de ayer. (JESÚS GALINDO)
