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Día de la Tierra y empresas

ÉDGAR SALINAS URIBE

La semana pasada, en el marco del Día Mundial de la Tierra, diversos eventos se realizaron para llamar la atención sobre las implicaciones y tareas que la conmemoración conlleva en este momento. Lo más difundido a nivel global fue el encuentro liderado por el presidente Biden en el contexto de la denominada diplomacia climática con que quiere distinguir a su política exterior. En ese evento, México estuvo representado, en lo que sus voces con visión de futuro toca, por la joven Xiye Bastida quien en su intervención señaló que "la crisis del clima es el resultado de quienes perpetúan y mantienen vivos los sistemas dañinos del colonialismo, la opresión, el capitalismo y el 'greenwashing'".

Este último anglicismo ha sido utilizado para referirse a las estrategias, sobre todo de marketing, de empresas que se promocionan como ecológicamente responsables sin necesariamente desempeñarse de esa forma. Coincidentemente, casi de manera paralela, se presentó en nuestro país el estudio "Las empresas mexicanas por la agenda 2030 en la Década de Acción". Se trata del primer ejercicio que analiza la madurez y el estado actual de la contribución de empresas mexicanas a la agenda del desarrollo sostenible y sus diecisiete objetivos. De algún modo, se trata de un análisis de qué tanto las empresas que han optado por la ruta hacia la sostenibilidad se encuentran en fases de contribuciones concretas a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y qué tanto actúan todavía en lo que Bastida aludió como greenwashing.

El estudio señala que en México no hay evidencia de la concordancia entre la relevancia que las empresas dan a la sostenibilidad en sus declaraciones públicas y el presupuesto asignado, en buena medida porque la comprensión que se tiene del impacto en los ODS por parte de las acciones empresariales es aún débil. Esto se refleja en el escaso seguimiento a metas, indicadores e impactos por parte de las organizaciones. Es un lugar común en el discurso de las empresas señalar que la mejora implica medición y que lo no medido tampoco se puede mejorar. Pues bien, en lo que toca a sostenibilidad el estudio destaca esta ausencia en el desempeño empresarial. Por otra parte, los ODS directamente vinculados a prácticas de cuidado medio ambiental ocupan un segundo plano en las prioridades de las empresas en México. Todavía las acciones sociales tienen la primacía en el actuar empresarial. Probablemente el contexto social y económico del país explique en buena medida esta preferencia, dado que las carencias alimentarias, de salud, educativas y de empleo son muy profundas y extendidas en el país, y la pandemia ha acrecentado su incidencia.

Otro aspecto relevante en el estudio es el hallazgo de la baja jerarquía en las prioridades empresariales otorgada a la gobernanza, la ética empresarial y la transparencia en las organizaciones. Se indica que el ODS 16, vinculado al buen gobierno en las empresas, solo ha sido considerado como prioritario en el 2% de las grandes empresas. No es de extrañar que en nuestro país sea frecuente la confusión entre empresa y negocio. Puede haber organizaciones que sean incluso un gran negocio, pero no necesariamente son en esa medida grandes empresas pues estas requieren básicos de gobernanza y ética corporativa.

En su momento el Pacto Mundial, la evolución de ese compromiso a través de los ODS, los múltiples encuentros y acuerdos multilaterales a propósito de la crisis climática, el novedoso activismo como el de Xiye y ejercicios de análisis y evaluación por parte de empresas como el aquí mencionado, son evidencia de que la sostenibilidad no es una alternativa sino el camino posible para atender los desafíos actuales y dar viabilidad a la biodiversidad de la Tierra incluyendo la vida humana.

La transición no es sencilla ni tan rápida como se quisiera. Considero una buena noticia la publicación de "Las empresas mexicanas por la agenda 2030 en la Década de Acción" pues refleja que hay intencionalidad y compromiso por avanzar, y también es un compendio de buenas prácticas que otras empresas podrían adoptar hasta convertirlas en prácticas habituales.

@EdgarSalinasU

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Escrito en: editorial Edgar Salinas Uribe

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