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La máscara

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ALEJANDRO TOVAR

A los que están arriba en la escala social, les resulta difícil imaginar cómo es la vida de los de abajo y cada vez más, de los del medio, porque si viviéramos en algún lugar normal estaríamos ciertos de que no somos gente anestesiada, sino que moramos en un estado de alarma, pues queremos emerger de un marasmo que duró todo el 2020 y alteró ya todo nuestro entorno. En el ruidoso inicio de campañas, vemos que se ha sustituido la democracia por el teatro, de modo que no necesitamos analistas políticos sino críticos literarios por la fiesta, el show en las redes sociales.

La sociedad y el futbol han cambiado. Ahora los medios se instalan no como informadores, sino como jueces y hasta indicadores de rumbo a una afición convulsa y confinada, que se protege en la pandemia, con una máscara de ficción entre las realidades. Los comentaristas quisieran triunfos y goles de los suyos sin recato. Si pudieran, seguro entrarían a tratar de cabecear en un córner.

Solos somos espectadores con voz pero sin voto. Vemos a lo lejos que Cabecita, Djaniny y Darwin hacen goles por el mundo, que Urielito se quiere parecer a Best, que Marchesín vuela en Europa, que Jorgito llegó a cien partidos de americanista, que Izquierdoz es líder en Boca y que Orlegi vendió a todos y se llevó a Furch para regalarnos a Jeraldino cuya ausencia parece a los amores de novela, o la eternidad de Ayrton en el limbo. Pese a todo, Almada cerca del infarto, encuentra el oro.

Y al chico Ocejo, le llegó su momento y supo resolver con criterio y calidad, algo que ya debía, porque ha perdido varias, pese a que luce su cambio de velocidad y gambeta. Aún con Elizalde y Aldo Ávila en el banco de suplentes, el DT supo manejarse porque tiene gente de garra y guerra que debe afinar, porque el golazo de Canelo Angulo viene de un saque lateral, que alguien cabecea al centro, lo que es totalmente opuesto a lo básico. Acevedo no llegaba nunca.

¿Será que no somos dueños de nuestros deseos, por eso nos perturban? Será tal vez porque el ambiente no tiene el revoloteo de las palomas que entusiasmaban. Reynoso lleva consigo un par de rosarios, por si alguno falla y le alcanza con 1-0 en su racha ilusionadora. A Solari le sobra la fortuna y su gente va tomando el estilo que pretende, sobrio y seguro pero sin provocar mucho. Rayados sufre y Aguirre se avejenta pero termina respirando. Después vienen Almada y compañía.

Tigres debe ser como los viejos caballeros de la angustia. Gana con uno y cierra con lágrimas, “porque en Querétaro tenían que ganar”, es decir, su gente debe comprender que se hace como se puede, que no los obliguen a lucir, pese a su nómina en las nubes. ¿A lo que juegan no será lo que Tuca mencionaba como partidos moleros?

Nuestro mole es algo especial. La cocina mexicana es mestiza, no indígena. Mole viene de la raíz azteca mulli (salsa) y del verbo castellano moler. Los mexicanos pusieron chile, cacao, tomate y maíz. A los españoles también les debemos la cebolla, ajo y trigo. Las especies llegaron del lejano oriente y el ajonjolí, de África. ¿Don Tuca sabrá algo de eso y cree que todos somos ignorantes? 

Alejandro Tovar // [email protected] 

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