Hijo mío: hoy pasaron cosas muy importantes.
Soltaste de repente la mano del abuelo,
y con temores de ave que se inicia en el vuelo
diste, al fin, tus primeros pasitos vacilantes.
Escucha. Mil caminos te aguardan, desafiantes.
Caminos de la tierra y caminos del cielo.
Recórrelos, y déjate poseer del anhelo
de llegar donde nadie se atrevió a llegar antes.
No seas uno de esos mediocres caminantes
que van, la frente al polvo, rumiando cobardías.
Tú busca un astro, y lleva en él los ojos fijos.
Invéntate a ti mismo senderos inquietantes,
y habrás justificado tus pasos por los días
si tu huella merece que la sigan tus hijos.
AFA.
¡Hasta mañana!...