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Ensayo sobre la cultura

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Ensayo sobre la cultura

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Ya antes he mencionado que andaba de vacaciones por Lagos de Moreno muy cerca de León y Aguascalientes. En Fondo de Cultura, encontré una colección de libros de arqueología que se llama ciudades, donde en cada volumen se analizan los diferentes lugares arqueológicos de la república mexicana.

En nuestra ciudad desapareció esta librería; así que no nos damos cuenta de las novedades bibliográficas ofrecidas, en éste y otros temas. De cuanto más nos estamos perdiendo por no existir el mercado suficiente que mantenga a este tipo de negociaciones; eso que presumimos muchas universidades, más de veinte, en nuestra región.

Hablemos de las ciudades; lo que aprendes es sobre la fundación, el auge y su caída, el espíritu que las sostiene y su decadencia. En artículos pasado cité pasajes de alguno de los libros como una reflexión a lo que nos está pasando en nuestros días.

El hecho de viajar te hace ver otros lugares e irremediablemente compararlos con el tuyo propio. Lagos es una ciudad que se quedó en el pasado y se ha convertido en un pueblo mágico. Parte de su historia puede referirse a la época cristera y en todos los lugares se respira la religión. Cerca de la casa de mi hijo había un museo de un escultor, no recuerdo el nombre, de fama internacional, cuya obra era de ese tono. Toda la ciudad está llena de esculturas de diferentes tipos y eso ya le da una personalidad. En el centro existen otros museos que dependen del tema de la religión y los cristeros.

Junto al museo había un restaurant de la misma familia y estaba adornado de esculturas de personajes culturales de la propia ciudad. Al preguntar por el nombre de los personajes, el único que se supieron fue el de Azuela, autor de los de abajo, lo cual denota la falta de interés de los meseros por el lugar en donde trabajan. Lo mismo, afuera de estos recintos había otra escultura de un alcalde sentado en una banca, cuyo nombre quedará en el anonimato; no me lo supieron decir y no existe ninguna placa. Pequeños detalles que perjudican al interés turístico de una ciudad.

León es una ciudad que te sorprende al entrar en ella. Sus grandes edificios parecieran estar fuera de lugar. No es una playa para estar invadida por hoteles. No lo son, sino edificios de departamentos de gran altura para una clase media alta. Me llevaron a ver una réplica de notre dame, (el templo expiatorio), construida en el siglo XIX. Sus avenidas son modernas y no sé cuánto habrán batallado pero ya funciona su metro bus.

Preguntas cuál es la industria que soporta tal crecimiento. Me supuse que era la industria automotriz que existe cerca; pero más que nada es el calzado y la piel; aunque en todo caso son las ganas de salir adelante. Coahuila tiene una importante industria automotriz pero no una ciudad como León.

Se necesita cambiar la mentalidad de las gentes para poder salir adelante. Una noticia que leí al llegar fue la iluminación de los edificios del centro para a traer el turismo. Antes se hablaba del turismo religioso con relación al cristo del cerro de las Noas. Creo que llevamos un poco las de perderen ese segmento del mercado, frente a las dos ciudades que acabo de mencionar.

Por la falta de continuidad se pierden las oportunidades. Si se hubiera convertido en tradición la fiesta de las etnias que se comenzó a celebrar por los años noventa del siglo pasado, ya tendríamos algo importante que ofrecer a partir de nuestra propia idiosincrasia, las diferentes nacionalidades que conformaron nuestra ciudad. Algo así me imagino que pasó en Guanajuato con el festival cervantino; las cosas pequeñas se convierten en grandes. Para eso tiene que existir la visión y el liderazgo.

En el plano comercial, industrial, agrícola, turístico y cultural, nuestra ciudad ¿qué tiene que ofrecer al resto del mundo? La respuesta a esto es lo importante. Escuchemos a los candidatos a la presidencia municipal. La crisis ya no puede soportar gente inepta que no tenga soluciones. Las ciudades se vuelven ruinas, recuerdos. La selva se los come, desaparecen, son ruinas y entonces sí podrán provocar algún interés. Nos preguntaremos por la razón de su decadencia, y nos responderemos de la misma manera que lo hacemos con las ciudades antiguas: No lo sabemos.

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