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Antigüedades

Un chalet de antigüedades

El ingeniero Heberto Quintero fundó esta galería en 1995

Sobre la acera de la avenida Matamoros, como una ventana al pasado entre Colón y Degollado, se encuentra un sitio que hace recordar a aquella clásica novela de Charles Dickens. (Especial)

Sobre la acera de la avenida Matamoros, como una ventana al pasado entre Colón y Degollado, se encuentra un sitio que hace recordar a aquella clásica novela de Charles Dickens. (Especial)

SAÚL RODRÍGUEZ

Sobre la acera de la avenida Matamoros, como una ventana al pasado entre Colón y Degollado, se encuentra un sitio que hace recordar a aquella clásica novela de Charles Dickens: The old curiosity shop (1840-1841). Se puede imaginar la voz del narrador: “El lugar que atravesaba con paso lento era uno de esos almacenes de objetos antiguos que parecen cobijarse en los rincones más viejos de esta ciudad”.

Pero esta tienda de antigüedades, custodiada por frondosos árboles, donde a principios del siglo XX solía enclavarse una de las primeras zonas residenciales de Torreón, es cien por ciento lagunera. Fue en 1995 cuando el ingeniero Heberto Quintero fundó la galería HQ Antigüedades y Coleccionables en el centro de la ciudad. Siete años después, el proyecto se mudó a este chalet donde radica actualmente.

RECORRIDO

Es mediodía y la reja negra se abre. En el pórtico hay dos simpáticos canes que dan la bienvenida. Al subir la escalera de cantera, un empleado trabaja en la restauración de un antiguo mueble. El edificio, según estima el propietario, tiene 90 años de existencia. También comenta que fue habitado por la familia Garza (una de las fundadoras de Torreón), así como por la familia Thomas y la familia Robles.

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Tras la puerta principal se revela la historia y una especie de museo atrapa la mirada: esculturas de bronce y marfil, muebles de madera, billetes y monedas antiguas, pinturas y documentos sobrevivientes al tiempo reflejan pasión por el coleccionismo.

Nancy Téllez Díaz, encargada de la galería, es quien comienza a dar el recorrido: “ La tienda inició, como es muy común en el caso de las tiendas de antigüedades, a partir de que el propietario tiene el gusto por las antigüedades. Empieza a comprar y luego tiene que vender para seguir comprando. Así es como empieza a surgir esta actividad y luego llega un momento donde dice: ‘Es necesario establecer la tienda’. Así, en forma, tener un punto donde la gente que quiera comprar o vender pueda saber que ahí lo puede encontrar”.

Entre los objetos históricos se pueden encontrar artículos de la Revolución Mexicana y del Porfiriato, como un antiguo documento firmado por Porfirio Díaz, fechado en 1890, donde un soldado le solicita aumentarle el sueldo. En cuanto a artículos de La Laguna, hay fotografías y otros archivos, como un documento de la fábrica de hilados y tejidos La Fe, fechado en 1922.

Otra época que se puede apreciar es la Segunda Guerra Mundial, pues contrario a lo que se podría pensar, los artículos provenientes del nazismo son muy buscados por los coleccionistas.

“Hemos tenido dentro de nuestras salas de exhibición obra de Miguel Ángel Cabrera fechada en 1752, quien fue un gran pintor mexicano novohispano. Otro tipo de piezas que hay son las esculturas talladas en marfil de mamut, en este caso hablamos de un material que tiene miles de años, pero el trabajo del tallado en el colmillo de mamut es reciente y legalizado. Nos hemos caracterizado por contar con obras maestras como fue una escultura en bronce Amigos por siempre del artista rumano Demetre Chiparus”.

Y es que la galería no sólo se destaca por albergar antigüedades, también ha procurado adquirir piezas de arte contemporáneo. Téllez señala una pieza de bronce que se encuentra a la entrada. Se trata de La Dragonesa, obra de Leonora Carrington fechada en 2010 (un año antes de su muerte), objeto valioso debido a su autora y calidad artística.

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Otro ejemplo son los escudos nacionales (el republicano y el actual) de Carlos Espino. También aparece una escultura a escala de Las alas de la México del artista Jorge Marín, la escultura La Jineta de Arturo Rivera y sobre las paredes cuelgan pinturas del oaxaqueño Sergio Hernández.

UNA PASIÓN

El ingeniero Heberto Quintero se acerca a la grabadora y registra su testimonio. Menciona que cuando era estudiante residía en Ciudad de México y solía visitar el mercado de La Lagunilla para buscar artefactos antiguos, mismos con los que adornaba su departamento. Al graduarse, trabajó en la capital del país y luego se trasladó a Torreón.

“Ya con algún ingreso, veía anuncios en el periódico, en el mismo El Siglo de Torreón, de que vendían una mesa antigua o un mueble antiguo. Iba a verlo, compraba lo que me gustaba y que podía pagar. Así empezó”.

Quintero asegura que siempre quiso tener una galería de este tipo y dedicarse a ella de tiempo completo. Incluso estudió la carrera de valuador de arte y antigüedades en la Universidad de Nueva York. Así fortaleció sus conocimientos y fundó la tienda.

“Esto es un negocio muy emocionante para quienes nos gusta, porque yo voy a una casa donde me hablan para ofrecerme algo y ya para mí es una emoción. No sé qué voy a ver, pero cuando veo el objeto que me gusta, el mismo objeto lo jala a uno. El objeto busca al nuevo dueño porque los aprecia”.

Y es que el oficio de Quintero tiene de materia prima al asombro. Sus ojos han visto desfilar incontables objetos sorprendentes, pues ha tenido la oportunidad de asistir a las presentaciones de antigüedades más grandes de Estados Unidos y otros rincones del mundo, incluyendo el continente asiático. “Son incontables, de todo, de la historia de México, de la historia mundial, de la Segunda Guerra Mundial. No sé si le contó la señorita sobre el nazismo, que fueron muy odiados, pero ahora todos sus objetos son muy coleccionados. Hay muchas cosas”.

Cabe resaltar que esta galería fue fundadora del Mercadillo de Antigüedades que se instala desde hace ocho en el Paseo Colón (mismo que fue reactivado el fin de semana pasado), pues tienen sumo interés en que el gusto por lo antiguo siga expandiéndose por la región. “Por citar un ejemplo: las monedas. Hay niños que ya sienten el deseo de empezar a coleccionar monedas y es un hobby que van tomando con el que aprenden. El propósito es que los laguneros se acerquen a las antigüedades”.

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