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Sin moverle una coma

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
"Las personas que tienen éxito al más alto nivel no tienen suerte, están haciendo algo diferente a los demás".— Tony Robbins

Obsequiosos y complacientes, más preocupados por su supervivencia que por otra cosa, confundida la lealtad con una lastimosa abyección a los caprichos y ocurrencias de una persona, los senadores y diputados de Morena olvidan que el mandato conferido en las urnas los obliga a legislar en favor del interés ciudadano.

Nos encontramos a merced de una de las generaciones de gobernantes más mediocres de la historia reciente. Ningún partido se salva de contar con cuadros vergonzosos, de ahí la importancia de meditar en detenida calma el sentido del voto rumbo a las elecciones intermedias. Recordemos, además, que muchas de las decisiones que tendrán un efecto duradero sobre nuestra vida y futuro se toman en la Cámara de Diputados.

Respeto y entiendo los 30 millones de votos en favor de Andrés Manuel López Obrador y su proyecto, pero haberle dado mayoría en las cámaras fue un error que hoy pagamos caro. El presidencialismo hegemónico de tiempos del PRI está de vuelta, corregido y aumentado, con la salvedad de que Morena no tiene ni la disciplina interna ni los cuadros ni mucho menos la experiencia de gobierno necesaria para sacar adelante un proyecto que comenzó siendo muy ambicioso y hoy parece estar condenado al fracaso.

En lo alusivo a la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, lo único que los diputados y senadores de Morena parecen haber hecho fue acatar como soldados la orden de Andrés Manuel López Obrador en el sentido de aprobarla, sin mover una coma. Dicha iniciativa es, además de inconstitucional y violatoria de distintos tratados internacionales, una franca y preocupante regresión al pasado. Se trata de un capricho sin sustento, otra ocurrencia emanada de un falso apego al nacionalismo trasnochado al que es tan afecto el primer mandatario.

Si buscamos la recuperación económica, es importante alentar inversiones para que sea mediante la competencia y el libre mercado como las tarifas de electricidad puedan resultar lo más bajas posible. Apostar a monopolios preponderantes y encima encapricharse con sueños de opio como la supuesta soberanía energética es vivir en el error y secuestrar el futuro de las siguientes generaciones.

Sin embargo, ante las políticas erráticas y confusas de un Gobierno inoperante que se limita a obedecer la voluntad de un solo hombre y tras la aprobación en "fast track" de dicha reforma, lo único que estamos generando en posibles inversionistas es una profunda desconfianza. Dichos inversionistas advierten que la mayoría de Morena en el Congreso se comporta como una oficialía de partes a merced y capricho de López Obrador. Hemos regresado a los tiempos de gloria de la presidencia imperial, con buena parte de los Poderes Legislativo y Judicial secuestrados y bajo el yugo de Palacio Nacional.

En voz de José Mediana Mora Icaza, presidente de la Coparmex: "dicha reforma no contribuye a revertir los 15 meses al hilo en los que la confianza empresarial se encuentra en niveles pesimistas, cuando nuestro país debe otorgar certeza a los inversionistas sobre las reglas a partir de decisiones de operación que ya se encuentran en operación".

Mientras que la mayoría de los países buscan reducir sus emisiones contaminantes y transitan hacia energías limpias, México parece abrazar un romanticismo que añora los años dorados de la abundancia petrolera y la soberanía energética. En la opinión del diputado Porfirio Muñoz Ledo, una de las pocas voces dignas que no han cedido ante la tentación autoritaria del caudillaje, las modificaciones propuestas por López Obrador desafían los acuerdos internacionales suscritos en las Cumbres de Cancún, Kioto y el acuerdo de París sobre cambio climático.

Soslayando la opinión de expertos y técnicos independientes y desdeñando la importancia de discutirlo en Parlamento Abierto, diputados y senadores afines al presidente traicionan el mandato y la responsabilidad que les fue conferida. El titular del Ejecutivo federal, en su terquedad y franco desconocimiento de las cosas, llega al extremo de referirse a los tiempos de Adolfo López Mateos como algo a lo que estamos obligados a regresar.

La Ley de la Industria Eléctrica obliga al consumidor a depender aun más de una empresa monopólica (la CFE) cuyo costo de producción de energía termoeléctrica es cinco veces mayor a la generación de energías limpias por parte de empresas privadas. Dicha reforma, que entre otras cosas promueve la generación de electricidad con combustóleo, provocará más contaminación y encarecerá las tarifas eléctricas. De apagones mejor ni hablar, habrá que irnos acostumbrando a padecerlos con todo y las afectaciones económicas que de ellos deriven.

Conferir tal poder a un monopolio como la CFE y obligar al consumidor a apostarle a lo que la empresa del Estado oferta es propio de un presidente que ha dado muestras de no entender cómo funciona el mundo de hoy. En tanto, y con sus honrosas excepciones, diputados y senadores de Morena se comportan como lo que realmente son: empleados al servicio del presidente.

Qué vergüenza.

Twitter @patoloquasto

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