Largas las horas de la tarde larga.
Alguien llama a la puerta. Sin abrirla pregunto:
-¿Quién es?
Desde fuera responde una voz:
-El tedio.
Le digo:
-No estamos.
Largas las horas de la tarde larga.
Alguien llama a la puerta. Sin abrirla pregunto:
-¿Quién es?
Desde fuera responde una voz:
-La depresión.
Le digo:
-No estamos.
Por eso en mi casa no hay depresión ni hay tedio.
Hay, eso sí, esperanza.
¡Hasta mañana!...