Cultura

Dichos de Sor Juana

No puede haber ciencia donde no hubiera atención

SAÚL ROSALES

El proverbio arriba citado proviene de la loa escenificada en un colegio de la capital del virreinato de la Nueva España (hoy Ciudad de México) el 13 de noviembre de 1687 o 1688, así informa el príncipe de los sorjuanistas, Alfonso Méndez Plancarte.

La representación teatral fue parte de los festejos por el cumpleaños del alto jerarca eclesiástico fray Diego Velázquez de la Cadena.

El elogioso juego escénico de Sor Juana en su desarrollo hace aparecer personajes alegóricos que van ofreciendo eslabones con letras que formarán la palabra cadena, obvia referencia al apellido del homenajeado.

El tema de la obra es de marcada línea intelectual y entre sus personajes se encuentran Naturaleza, Ciencia, Discurso, Entendimiento y Atención.

Es Naturaleza quien convoca a los demás para homenajear al dignatario y es el personaje alegórico de Atención quien en uno de sus parlamentos dice: “Según eso mi eslabón / lo doy yo por la excelencia / de que no puede haber ciencia / donde no hubiere atención”.

De ese parlamento emerge el proverbio concebido por la Décima Musa para que los espectadores de aquella representación y los lectores de aquel tiempo y de todos los tiempos, sobre todo quienes viven pendientes de la vida intelectual –estudiantes, docentes, investigadores, científicos– lo consideren en su sencilla –y tal vez ingenua– pero magistral transparencia.

En el juego escénico no todas las verdades debían ser profundas y sutiles.

La loa era un juego propuesto por La Americana Fénix desde su ingenuidad y su erudición, desde su torrencial poesía y su genial magisterio. Desde todo ello, Sor Juana dice: “no puede haber ciencia / donde no hubiere atención”.

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