México, contrario a declarado con politiquerías, está en crisis, según la definición: "Situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso".
La cuestión es aclarar causas para poder planear y ejecutar acciones de solución; desafortunadamente, por la propia idiosincrasia politiquera, la información recibida es tortuosa, oscura, plagada de mensajes ideológicos y con manipulación malintencionada.
Los casos de "los apagones", o de la Auditoría Superior de la Federación, son solamente signos de la profunda enfermedad que padecemos, iniciada con un proceso de corrupción que, contrario a lo que se nos declara, no solamente ha persistido: ha aumentado.
Bástenos para entender nuestra encrucijada del presente una de las causas: la imposición ideológica por encima de la sensatez económico-científica.
Los errores técnicos se presentan uno tras otro, en todos los campos de la vida nacional:
La obra civil gubernamental en manos del ejército, que cuenta con excelentes ingenieros civiles, pero especializados en atender las necesidades bélicas, no sociales.
La lucha intensa y permanente contra los inversionistas, que han sido señalados como neoliberales, palabra satanizada con mercadotecnia machacante, quienes reciben constantes bloqueos "de acuerdo a la ley", que rompen con las cadenas productivas.
El desconocimiento de contratos y acuerdos con inversionistas internacionales, firmados por la administración priísta, las que, enarbolando la "defensa" de la nación, cancelan arbitrariamente, deteriorándose económicamente.
Buscando economías en el sector salud y ahora enfrentamos un doloroso deterioro, no solamente con el mal manejo de la pandemia coronavírica, sino con deficiencias en atención a mujeres, niños y adultos cancerosos, muchos desprotegidos por falta de vacunas o la pésima distribución nacional y su carencia en hospitales y consultorios de médicos, que ponen en grave riesgo la vida de hipertensos, diabéticos y otros enfermos con diferentes padecimientos mal atendidos.
El discurso, con el paso de los meses, se ha ido desgastando, aunque en los sectores más desprotegidos persista la fe de las esperanzas creadas, que ganan credulidad entre el pueblo "bueno y sabio".
Es evidente la ideología del populismo, que pregona la deconstrucción del estado y sus instituciones para luego reconstruirlo, utilizando un discurso que es atrayente: "hacer justicia a los pobres"; sin embargo, en la práctica, revisada a través de la historia, los pueblos cuyos gobiernos la han aplicado, han ofendido, precisamente, a los más desprotegidos, aquellos que no tienen reservas económicas y materiales, quienes sufren la falta de insumos, alimentos y sin ahorros de los cuales disponer para enfrentar la carestía.
Desde luego que los clase medieros continúan en la lista y poco a poco descienden en la escala económica, pasando a ser definidos como pobres, desplazando a éstos a los niveles de miseria.
Si el fin último es la justicia social, principio que se reconoce como justo y muy conveniente, habrá que empezar por comprender la realidad del mundo en la que estamos inmersos y que la rueda de la economía mundial no podrá detenerse con utopías insostenibles, pretendiendo consolidar ideologías con monopolios del estado.
Tal vez en el pasado, cuando el mundo no había sido globalizado, las economías proteccionistas pudieron aspirar a tener algún futuro; actualmente, aún cuando sea un sueño hermoso, es inalcanzable. No comprenderlo y ensimismarse en el propósito ideológico, solamente alcanzará a desgastar los propios recursos, debilitar la productividad por la falta de su mantenimiento y generar pobreza.
El fenómeno mexicano es comprensible, aunque algunos nieguen visualizarlo: el populismo llega y se mantiene en el poder, porque sus masas ciudadanas votantes creen en él y están esperanzadas en el cumplimiento de promesas hechas. De facto, reciben "migajas" a través de pagos de cuotas en efectivo y hasta condonación de adeudos.
Para ejemplificar, le comento el caso de un viejo ejidatario, que ante la crítica por su postura de apoyo al proyecto de transformación respondió:
-Pos sí, pero el dinerito que me están dando… ¿Dónde estaba? Así de simple.
Tome en cuenta que las denuncias y reproches a la ineficiencia administrativa, que se difunden por los medios de comunicación, particularmente las redes sociales, no llegan al destino de las mayorías; sencillamente porque no tienen computadora, teléfonos actualizados y/o red de internet para enterarse.
Así, los "protestantes", no solo son ineficientes en sus reclamos, además provocan el desahogo de inconformidad de los receptores de sus mensajes y, muy importantemente, dejando el campo libre a la penetración electoral entre los pobres.
Para opositores, la solución está en educar, informar y generar consciencia de la realidad entre quienes no tienen elementos para hacerlo, pero… "ahí la puerca torció el rabo", porque aún gozan de relativas comodidades y la pereza, su peor enemigo político, les impide trabajar defendiendo sus ideales.
Soñemos que la caída del sistema económico mexicano permita, con el tiempo, que verdaderamente se cumpla la utopía ensoñadora… aunque…
Le recomiendo copie y lea: https://www.google.com.mx/url?sa =t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&ved=2ahUKEwiz__OpfHuAhUL2qwKHXeMA_gQFjABegQIARAC&url=https%3A%2F%2Fwww.culturagenial.com%2Fes%2Fnovela-rebelion-en-la-granja-de-george-orwell%2F&usg=AOvVaw2SgXajZyt2v0UDWZOd4zAH
