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Tráfico de aguas superficiales

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

En la Comarca Lagunera disponemos de dos fuentes de agua para satisfacer la demanda que requiere la economía y la población, a lo que también habrá de agregar el ambiente. Por un lado, las aguas subterráneas extraídas de ocho acuíferos y, por el otro, las aguas superficiales derivados de los escurrimientos almacenados y extraídos de las presas de los ríos Nazas y Aguanaval, que en suma nos proveen en forma natural un promedio anual de alrededor de 850.8 hm3 en el caso de las primeros, y entre 900 y 1,000 hm3, las segundos, siendo con ello una de las dos zonas privilegiadas del desierto Chihuahuense con mayor disposición hídrica.

Sin embargo, algo que nos destaca como laguneros es que, por un lado, en el caso de los acuíferos extraemos volúmenes mayores a los que se recargan, bombeamos 1,297.5 hm3, es decir, tenemos una brecha hídrica de 446.7 hm3, entendida esta como la relación entre oferta y demanda de agua. En el caso de los flujos superficiales estamos sujetos a los escurrimientos que ingresen en las presas provenientes de las partes alta y media de la cuenca. Las aguas subterráneas se destinan a diferentes usos, donde arriba del 80% se destina al uso agropecuario y el resto a los usos industriales y urbano doméstico, y de las aguas superficiales el 100% se destina a uso agropecuario.

En el manejo de las aguas superficiales se presentan una eficiencia global menor al 50% a nivel del Distrito de Riego 017, cuyos volúmenes están concesionados a 20 asociaciones de usuarios conocidos como Módulos de Riego (MR), tres de ellos en el río Aguanaval y 17 en el río Nazas. Es en este último donde se disponen de mayores volúmenes, ya que históricamente de El Palmito se extrae un promedio de 900 hm3, pero con almacenamientos muy oscilantes por su dependencia de las lluvias y los escurrimientos aguas arriba, algunos años pueden alcanzar más del doble y otros se reduce a una tercera parte. Su asignación se realiza cada ciclo agrícola una vez que se define el agua almacenada en las presas al concluir el período de lluvias, los usuarios concurren ante un Comité Hidráulico donde se determina el calendario de riegos con los volúmenes autorizados para su extracción y el padrón de cultivos a sembrar por cada Módulo de Riego.

La forma en que se manejan actualmente estas aguas se estableció hace tres décadas cuando el gobierno federal decide transferir la administración de las redes hidráulicas (canales de riego) a los agricultores organizados en asociaciones de usuarios, que para el caso de este Distrito de Riego les entrega el agua en un punto de control ubicado en la conexión entre el canal principal Sacramento y los canales secundarios, donde los usuarios de cada Módulo de Riego acuerdan internamente distribuirse entre ellos los volúmenes a que tienen derecho conforme a un Padrón de Usuarios establecido cuando se crea el Distrito de Riego, derechos que desde la reforma a la última Ley de Aguas (1992) se transmiten bajo diferentes formas de enajenación comercial formando mercados de agua.

El Padrón de Usuarios de aguas superficiales indica que hay alrededor de 35,000 usuarios con derechos sobre estos volúmenes, distribuidos entre cada uno de los 20 Módulos de Riego y que según la Ley de Aguas Nacionales deben ser del conocimiento público al inscribirse en el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA), pero en realidad se desconoce quiénes son los usuarios que realmente los aprovechan.

El asunto es que del volumen total que se extrae de las presas solo se aplica en los cultivos un porcentaje menor a la mitad y la otra parte se declara como pérdidas, las cuales pueden ser naturales o técnicas, pero también se ha reconocido la presencia de pérdidas sociales. Las primeras ocurren principalmente por evaporación y filtración debido al clima y al estado de la infraestructura hidrogarícola, propias de su operación o por el insuficiente mantenimiento, mientras que las segundas por tráfico de derechos y volúmenes.

Para reducir las pérdidas naturales y aumentar la eficiencia técnica implica atender la infraestructura hidroagrícola, rehabilitar canales y equipamientos, así como nivelar suelos y otras acciones que requieren invertir dinero, mientras que las sociales tienen que ver con el juego de poder que ocurre al interior de las asociaciones de usuarios en el que quienes tienen mayor capacidad económica para controlar las directivas manejan los volúmenes que les entrega Conagua, acaparan mayores derechos y volúmenes de agua, desplazando a pequeños productores y sembrando mayores superficies de cultivo.

Se presume que en el Distrito de Riego 017 durante cada ciclo agrícola se siembran excedentes de superficies de cultivo que implican disponer de volúmenes adicionales no contemplados en el plan de riegos, de ahí que sea importante identificar quienes realmente aprovechan el agua de gravedad y regular su uso, tanto de los volúmenes que la Conagua entrega a las asociaciones de usuarios como al interior de estas, información que debe inscribirse en el RPDA, y no que las irregularidades observadas por los agricultores afectados continúen ventilándose en los Tribunales Agrarios.

Esta situación ha sido denunciada por agricultores que integran el Frente Campesino por la Defensa del Agua y la Tierra, quienes solicitaron a la Conagua actualizar los padrones de derechos de los usuarios en cada Módulo de Riego antes de que inicie el siguiente ciclo agrícola, para el cual faltan unas semanas.

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