Esta semana por fortuna regresó con cabal salud el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, luego de la cuarentena que se vio obligado a llevar por haber contraído el COVID. Según se apreció en su talante, el mandatario transitó por su enfermedad sin mayor estrago, así que ya desde el lunes pasado pudo reaparecer públicamente y con los bríos que habitualmente ha mostrado en su quehacer cotidiano.
Si alguien pensaba que este contagio personal habría de hacerlo reaccionar ante algunas de sus necedades y hasta mentiras con las que se ha conducido y ha dirigido a su administración con respecto a la pandemia, sencillamente erró en el cálculo. López Obrador en conferencia de prensa negó que fuera a usar cubrebocas porque, según le dijeron sus médicos, él ya no contagia, y puede que así sea, pero que no se puede volver a contagiar él. Son esos visos autoritarios de él los que innecesariamente causan preocupación para quienes saben de lo trascendental de su figura en el futuro de México.
Sin embargo, al inaugurar antier una pista de la base aérea militar de Santa Lucía, por fin el jefe del Ejecutivo mexicano utilizó para sí una aeronave, en esta precisa ocasión para realizar un breve vuelo desde el aeropuerto internacional Benito Juárez de la Ciudad de México acompañado prácticamente de todo su gabinete (qué peligroso, por cierto), así como la jefa de Gobierno de la capital del país, Claudia Sheinbaum, y los gobernadores del Estado de México, Alfredo del Mazo, y del estado de Hidalgo, Omar Faya. Tras 11 minutos de vuelo, el presidente descendió de un Boeing 737-800 de la Fuerza Aérea Mexicana ataviado con una mascarilla blanca. Así a veces es de contradictorio nuestro presidente. ¿Pues no qué no iba a usar cubrebocas?
Tan contradictorio es que por un lado lanza un iniciativa preferente en materia de generación de energía eléctrica con un corte absolutamente estatista, que lo revela como un idealista trasnochado que piensa que por fortalecer el Estado por encima de los individuos es un progresista, concepto totalmente equivocado, eso es ser conservador, que igual se opone una iniciativa de ley propuesta por el líder de la bancada de su partido Morena, en la que se busca regular la redes sociales.
Así como la iniciativa del sector eléctrico que está empujando el presidente es un rancio anhelo para regresar al asfixiado estatismo que el PRI de los setenta implantó en México (ese PRI donde inició su carrera nuestro mandatario), el presidente se rehúsa a apoyar el lance de Monreal de poder controlar desde el gobierno a plataformas como Facebook, Instagram o Twitter. Vaya, aun cuando existen medios, espacios y periodistas que haciendo uso de su libertad de prensa critican acremente al singular gobierno de la 4T, a veces incluso sin siquiera intentar el equilibrio u otorgar la visión de los dos lados de la moneda, Andrés Manuel, el político que concentra para sí todas la decisiones que su capacidad humana le permite y que está tomando acciones para centralizar hasta donde le sea posible el poder en la figura presidencial transgrediendo primeramente el concepto republicano para seguir contra el federalismo, defiende como todo un liberal la garantía al derecho humano de la libre expresión.
La contrarreforma que está planteando el sector eléctrico no es más que otra acción para impedir que México se modernice en el marco regulatorio en sectores estratégicos de la economía. Es claro que por supuesto hubo multimillonarios moches para que la reforma energética fuese aprobada en el sexenio pasado y, aunque mejorable por supuesto, daba oportunidad a la inversión y sobre todo al desarrollo.
Nuestro presidente con este y otros ejemplos da clara muestra de que lo de él en materia económica es el pasado, el conservadurismo. En material de los derechos personales también es claro que es proclive a los conservadores, ¿o acaso se pronuncian por la despenalización de la mariguana para usos lúdicos? ¿Acaso el presidente ha impulsado abiertamente el reconocimiento de los derechos plenos de la comunidad LGBT y anexas? ¿Qué postura toma Andrés Manuel respecto al aborto y matrimonios igualitarios?
Cuando uno lo mira así, es claro que ese que peyorativamente se refiere a los "conservadores" lo hace o bien sabiendo de la gran ignorancia colectiva que existe sobre este concepto o simplemente lo utiliza para polarizar entre sus partidarios y rivales, sin importar lo contradictoria que resulta su figura.
