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La crisis de confianza

JULIO FAESLER

La pandemia ha ahondado la crisis de confianza en el gobierno que ya existía.

Con el paso de los doce meses desde que se declaró la gravedad universal del COVID, se ha agravado la situación y salvo el núcleo más recalcitrante de los que apoyan a López Obrador, grandes sectores de la población se expresa de mil maneras en contra de AMLO, en los medios de comunicación y en las redes sociales. Se pronuncian en contra de sus proyectos y del equipo que trabaja con él. Sin duda que esta falta de confianza en el gobierno frena las posibilidades de cumplir con los objetivos presidenciales. Se observa una falta de confianza en el régimen que a su vez se refleja en una falta de confianza en nosotros mismos.

El fondo de dicha desconfianza está en que no se respetan los principios en que descansa la solidez de las relaciones dentro de la comunidad haciéndonos cometer el error de perder el punto de referencia que es justamente lo que necesitamos para librar nuestra diaria existencia y la fuerza que derivamos de los principios que tienen el valor permanente más allá de lo cotidiano.

La respetabilidad de las instituciones y la seguridad de su funcionamiento, son necesarias por lo que los que las representan tienen la responsabilidad de no traicionar los valores que justificaron su creación. Los errores o abusos de su comportamiento no afectan la validez de los principios que construyen el enjambre de impunidades de las que siempre nos quejamos. La confianza en la solidez de las instituciones sociales religiosas, familiares y cívicas nos sostiene.

Lo que no quiere decir que nuestra confianza dependa de que otros respeten lo que tenemos por válido o respetable.

La pandemia es el reto más grande de los últimos tiempos y ha puesto a prueba nuestra capacidad de afrontarla con optimismo y confianza en poderla vencer. La sociedad mexicana ha conocido otros momentos críticos que ha sabido superar. La violencia y la confusión de los tiempos revolucionarios de la primera parte del siglo XX, las crisis financieras que afectaron el empleo y los ahorros familiares que sufrimos que vendrían años después y que pasaron dejando, por cierto, la lección del alto costo que la corrupción significó en los procesos de recuperación. No podemos dudar, empero, de nuestra capacidad de salir delante de los retos que llegan.

La confianza que respalda nuestra respuesta se relaciona con la seguridad con que funcionan las instituciones nacionales y la aplicación de sus políticas. Queremos confiar en las famosas vacunas y sus programas de aplicación que sean eficaces pero es más importante nuestra propia capacidad de decisión para cuidarnos nosotros mismos contra los peligros de la infección. Hacerlo no depende de otros.

Los rumores que cuestionan al programa contra el COVID demuestran la poca confianza que se tiene en el gobierno de López Obrador. Este hecho no se funda tanto en sus desarticulados esfuerzos en este peculiar asunto, sino en la sistemática acumulación de desaciertos que no ayudan su intención de reformar a México limpiándolo de corrupción y dándole un rumbo propio distinto al de ser una simple pieza en la gran estrategia de Estados Unidos.

La historia nuestra y extranjera relata los fracasos de los programas bien intencionados pero mal organizados. Sin más que ideas generales sobre las virtudes de sociedades que han esquivado los abusos del capitalismo liberal, AMLO carece de planes claros y de un equipo humano capaz que lo interprete e instrumente. Su suerte puede ser la de los regímenes que tras serios errores, cayeron en manos de grupos cuidadosamente articulados que secuestraron las riendas del poder para llegar a sus muy propios y dictatoriales objetivos.

2021 es importante. En muy pocas semanas habremos de elegir a diputados, gobernadores y cientos de funcionarios. Se definirá el futuro de Morena y con ella el de todo el país. De ganar mayorías, nos esperaría una mal urdida rectoría del estado, lejos de la que instaure la subsidiaridad como principio. La "iniciativa preferente" que inviste a PEMEX y CFE de primacías sobre producciones limpias y modernas lo confirma.

La acción ciudadana se prepara, con alianzas políticas, para crear este 6 de junio, en todos órdenes nacionales, el indispensable clima de confianza que se perdió.

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