Solo quedan cuatro equipos que, este próximo domingo, se enfrentan para definir quienes llegarán al ya cercano 7 de febrero en Tampa y que, de acuerdo a lo que redactamos en este espacio la semana pasada, solo uno de ellos se encuentra con la posibilidad de que, por primera vez, una escuadra juegue el Super Tazón en su estadio como es el caso de los Bucaneros y que, la última vez en que una organización estuvo lo más cerca de lograr esta situación, fue en enero del 2018 cuando los Vikingos, tuvieron que ir al frío de Filadelfia pero que cayeron ante las Águilas ya que, la edición LII del Super Domingo, se celebró en el Lincoln Financial Field casa del equipo de ese entonces de Doug Pederson y solo también recordando en enero de 1985 cuando San Francisco barrió a los Delfines en la temporada de novato del legendario Dan Marino y que el partido grande, se llevó a cabo en la casa de los Cardenales de Stanford cerca de la bahía donde jugaban los 49´ers.
Por allí de las dos de la tarde, los Empacadores estarán por segundo año consecutivo en el juego por el pase al Súper Tazón y hasta donde recuerdo, el último partido que jugaron por el título de la NFC en el Lambeau Field, fue hace 13 años cuando cayeron ante los Gigantes y con ¡-40°C! donde se mencionaba que, en ese entonces, la ciudad de Green Bay era la más fría del planeta donde el mítico Brett Favre, no pudo llevar a las “cabeza de queso” a disputar el Vince Lombardi en contra de los Patriotas que llegaban, los de Foxboro, con marca perfecta.
Es evidente de que los Empacadores tienen una ofensiva simplemente difícil de parar y eso que, el partido del sábado pasado en contra de los Carneros, no estaban operando con la máxima eficiencia ya que almacenaron casi 500 yardas de ofensiva total con Aaron Rodgers completando 8 de 10 pases incluido el de 58 yardas a Allen Lazard en el cual, Green Bay juega con una ofensiva perfectamente acondicionada a sus fortalezas y eso que, al entrenador en jefe Matt LaFleur, no se le da el crédito para encontrar el equilibrio que ha hecho que a los de la bahía se muestren imparables esta temporada. Los Bucaneros van al juego por el campeonato de la NFC, por primera vez desde la campaña en que conquistaron el Super Tazón de la temporada del 2002 y si ellos están aquí, es por Devin White que, como apoyador de segundo año, tuvo una actuación sobresaliente en contra de los Santos con 11 tacleadas, con una recuperación clave en un balón suelto y la intercepción a Drew Brees en el último cuarto donde lo principal de todo esto, es que Tampa convirtió cuatro pérdidas de balón de Nueva Orleáns, en tres anotaciones de seis borrando todos los malos recuerdos de las dos derrotas de la temporada regular; en la semana seis, se enfrentaron en la Florida con victoria para los Bucaneros donde era evidente, Aaron Rodgers y compañía, subestimaron al equipo de Bruce Arians.
Y en la Americana, parece un milagro porque los Jefes estaban caídos con Pat Mahomes en el vestidor con una conmoción y Chad Henne acababa de lanzar una intercepción para preparar a los Cafés con el ovoide y la oportunidad de tomar la delantera en el último período donde el ímpetu, estaba llegando a la cima para una escuadra de Cleveland que parecía destinada a otra sorpresa pero la defensa de los campeones, se comportó a la altura forzando una tercera oportunidad y largo para salvar el día en “Punta de Flecha”.
Tendrán enfrente a una ofensiva liderada por Josh Allen que ha sido el centro de atención cuando se habla del ascenso de los Bills como súper-potencia pero fue la defensiva del coordinador Leslie Frazier la que llevo a Buffalo al precipicio del Super Tazón y que, de los cuatro partidos grandes que perdieron en la ediciones XXV, XXVI, XXVII y XXVIII, el primero de ellos fue precisamente en Tampa.
Rodolfo Cerpa Robles//[email protected]
