SAN DIEGO, CALIFORNIA.- Hace 27 años nadie lo hubiera creído y menos como se dio, pero la realidad es otra, y Bucaneros de Tampa Bay es un flamante campeón que no sólo hizo de su defensa su carta de presentación, sino que apeló a una ofensiva que redondeó su hazaña.
Atrás quedaron las temporadas perdedoras y penosas, atrás quedaron los años en que eran el hazme reír en la NFL, atrás quedaron los dos intentos frustrados de llegar a un Súper Tazón, ahora todo cambió, ahora tiene un Trofeo Vince Lombardi que pocos pueden darse el lujo de poseer.
No habrá atenuantes, la victoria es legítima, nadie puede atreverse a cuestionársela, pues jugó a lo que sabe hacer, defender, pero en especial a lo que no se le conocía, pero que de tres semanas para acá desarrolló: atacar.
Y los 48 puntos anotados lo certifican, tres touchdowns defensivos, tres ofensivos y dos goles de campo, ¿qué más puede pedírsele a un equipo digno de ser llamado campeón? Nada, pues Tampa hizo todo.
La NFL tiene un nuevo campeón, un campeón que defenderá lo logrado hoy y podrán arrebatárselo, pero no sin antes sufrir un daño directo o colateral.
Sin la presentación de los equipos, como ya es una tradición, el "God Bless America", ahora a cargo de la canadiense Celine Dion, sirvió para iniciar el momento nacionalista y hasta chauvinista muy propio de los estadounidenses en sus espectáculos.
Luego tocó el turno a las Dixie Chicks, las tres jóvenes que le cantaron a su país y al mundo el barras y estrellas desplegadas, mientras el cielo era partido por los F19 que se aseguraban de tener todo bajo control.
La ventaja inicial fue para los de rojo y plomo, al ganar el volado que hizo Don Shula, encabezando al grupo de integrantes del Salón de la Fama de los Delfines de Miami invictos en 1971, pero muy pronto se disipó, pues Charles Woodson le interceptó a Brad Johnson.
