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Despiden año con hospitales saturados en la CDMX

EFE

Muchas familias pasan el último día del año a las puertas de los hospitales de Ciudad de México, que están al borde de la saturación, esperando alguna noticia alentadora sobre el estado de salud de sus enfermos.

Verónica Rojas es una de esos miles de mexicanos que en víspera del nuevo año espera paciente noticias del estado de su madre a las afueras del Hospital General del Parque de los Venados, ubicado al sur de la capital mexicana, y uno de los pocos que todavía acepta a pacientes con COVID-19.

"Tuvimos suerte y entró rápido (al hospital), pero el tema es que no hay camas, la tenían sentada con oxígeno esperando a que se desocupara una cama", dice a Efe.

Como su madre, cientos de pacientes en la Ciudad de México están a la espera de contar con una cama en la que puedan atenderles, pues de acuerdo con el más reciente reporte de la Secretaría de Salud Federal están ocupadas el 85 % de las camas con ventilador para pacientes críticos, y el 88 % de camas generales.

Verónica no sabe si su madre tendrá una cama, pero le preocupa que, además, padece insuficiencia renal derivada de la diabetes, lo que hace que su situación sea aún más crítica.

"No saben si es COVID o sus pulmones están con agua por la retención de líquidos", afirma mientras reconoce que espera que el diagnóstico no sea de coronavirus.

Aunado a la poca disponibilidad de camas, en este hospital, que atiende además a pacientes con otras enfermedades, no hay un nefrólogo que pueda atender el problema renal de la madre de Verónica por lo que tendrá que esperar "a ver si la dializan".

ENTRE EL FRÍO E INCERTIDUMBRE

A la incertidumbre de los familiares que esperan informes de sus pacientes se suman los fríos días de invierno que se han presentado en la Ciudad de México que han registrado entre 1 y 3 grados centígrados en las madrugadas.

Rosa María Loera ingresó a su madre Rebeca el domingo por la tarde y tuvo que pasar la noche y madrugada en las inmediaciones del hospital resguardándose con una chamarra, una cobija y un gorro. Aún así, tirita.

Si bien su madre no es paciente crítico de la COVID-19 es víctima de las secuelas de esta enfermedad que padeció en octubre pasado y de la que tuvo que recuperarse en casa.

Después de eso tuvo secuelas como insuficiencia renal y por ello tuvieron que trasladarla al hospital el miércoles por la noche, aunque fue difícil encontrar disponibilidad.

Rosa María, al igual que Verónica, espera que llegue el tratamiento a su madre lo más pronto posible porque "queremos el mejor tratamiento, la diálisis, pero no hay nefrólogo, está de vacaciones y tal vez la dialicen con un catéter temporal", indica.

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Escrito en: Ocupación Hospitalaria

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