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COVID-19 y los trastornos del sueño

ENRIQUETA CABRERA

De múltiples formas el COVID ha trastornado o cambiado el sueño de millones en el mundo entero, bien sea por el insomnio o por la necesidad de dormir durante largos periodos al inicio y durante el contagio, o por los cambios en la vida diaria, las dificultades económicas o simplemente como una forma de escape para enfrentar problemas insalvables, como angustias económicas sin resolución, por pérdida de empleos o dificultades graves para alimentar a la familia, pagar la renta, el gas, el recibo del teléfono.

Algunos de quienes logran sobrevivir al COVID sufren secuelas que afectan su sistema nervioso con distintas intensidades, manifestaciones y duración, que incluso pueden ser permanentes, entre ellas se encuentra el insomnio. Se desarrollan investigaciones en no pocos países frente a este fenómeno. Feixiong Cheng, investigador de Data de la Clínica de Cleveland inició trabajos en enero del año pasado. En su laboratorio utilizó datos de inteligencia artificial para buscar las claves ocultas de la existencia del virus y predecir cómo invadía las células humanas.

Y sobre todo cuáles podían ser las claves ocultas en la estructura del virus y cómo podría detenerse. De sus primeras investigaciones destacó una observación: potencialmente el virus podría ser bloqueado por la melatonina, mejor conocida como la hormona del sueño, una parte de cuyos efectos sobre el sueño puede calibrar el sistema inmune. Actúa como un moderador para ayudar a mantener las respuestas de autoprotección. Otros investigadores obtuvieron resultados similares. Un estudio en la Universidad de Columbia, en octubre, encontró que algunos de los pacientes intubados tenían mejores posibilidades de sobrevivir si les era administrada la melatonina.

Cheng fue más a fondo, durante meses continuó las investigaciones a través de datos de pacientes atendidos en el centro médico. En los resultados publicados en noviembre, la melatonina siguió destacando: efectivamente, pacientes que la utilizaron tuvieron más posibilidades de sobrevivir. De acuerdo con la British Sleep Society, tres cuartas parte de la población de Gran Bretaña ha cambiado su sueño durante la pandemia, mientras menos de la mitad considera estar teniendo un sueño más refrescante.

Cito a James Hamblin: "Una función central del sueño es mantener limpios los canales de comunicación en el cerebro. Dormir es algo parecido a un tipo de proceso de limpieza antiinflamatoria. Remueve los productos basura acumulados durante el día".

Asim Sha, profesor en ciencias psiquiátricas y del comportamiento, considera que el sueño está en el centro de muchos de los temas de salud mental que se han presentado recientemente en el curso del año. Hay una gigantesca falta e estructura que ha causado una enorme confusión en los ciclos de sueño. Usualmente todos tenían un horario: tomaban la luz del sol que genera melatonina y los pone a dormir. Ahora vemos gente que pierde interés en las actividades, aislándose, sin hacer ejercicio, aislándose, y sin dormir el mínimo suficiente. La depresión y ansiedad empeoran el insomnio y el ciclo se degenera.

Las vacunas del COVID-19 tardarán en inocular a toda la población, algunos consejos derivados de las investigaciones pueden ayudar para ubicar los problemas que enfrentamos derivados de grandes cambios impuestos por el COVID-19, lo mismo en materia de salud, de trabajo, de educación, de empleo y desempleo, de problemas económicos, sociales, educativos, de oportunidades, de relaciones laborales y humanas, de pérdida de empresas pequeñas y medianas fundamentalmente.

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