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Las palabras tienen palabra

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La paella, ¿para quién es?

Juan Recaredo

Cuando se va a preparar o a  servir una deliciosa paella, será inevitable que alguien salga con el viejísimo chiste de que “bueno, esto es pa’ ella, y ¿pa’ nosotros qué?”

El nombre de la paella se origina en el latín patella que es una sartén o sea una vasija grande de metal, redonda y poco profunda que generalmente se usa para cocinar. En nuestro idioma actual la palabra existe como paila y así se usa en el ambiente industrial. O sea que la paella debe su nombre a la vasija en la cual se prepara.

Cuando se habla de las guerras médicas también me parece inevitable que uno se pregunte socarronamente: Si fueron guerras médicas, ¿cuántos doctores participaron en ellas? refiriéndose claro a los doctores en medicina que para nuestro lenguaje cotidiano son los médicos.

Usted ya ha de saber que las guerras médicas se llaman así porque fueron las que sostuvieron los griegos contra los medos, que era un belicoso pueblo persa, aclarando además que eso fue como 500 años antes de Cristo. Fue precisamente en la Primera Guerra Médica cuando Darío I, llamado El Grande, llegó a las costas áticas —o sea, a las costas de Atenas— y no venía solo, venía con sus tropas y traía el ojo puesto en el centro de la capital cultural de Grecia que era Atenas.

Al llegar Darío con sus chicos guerreros, se instaló en una llanura cercana llamada “Campo del Hinojo”, aclarando que el hinojo es una yerba. Bueno pues “campo del hinojo” en griego se dice Marathon y de ahí fue donde salió “corre y corre” un chavo de nombre Filípides que iba “de volada” a pedir ayuda a otros pueblos griegos y quien, sin saber, estaba fundando lo que ahora conocemos como el Maratón.

Ya nada más déjeme citarle el caso del pelícano, al que por el puro nombre uno se imagina como que es pelicano — sin acento en la ‘i’— o sea que tiene el pelo cano, es decir, que puede cantar con toda propiedad aquella canción en la que José Alfredo declaraba públicamente “tengo el pelo comple-ta-men-te blanco, pero voy a sacar juventud de mi pasado”.

Pues resulta que el pelícano no tiene el pelo cano, ni rojo, ni de algún otro color, es más, para acabar pronto, no tiene pelo sino plumas porque es un ave y el nombrecito es probable que le venga del griego pelekys que se refiere a un hacha por el enorme buche que tiene y que, con mucha imaginación, tiene la forma de una hacha.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] Twitter: @donjuanrecaredo

ME PREGUNTA:

Jaime García: La palabra vientre ¿se puede aplicar tanto para hombres como para mujeres?

LE RESPONDO:

La palabra vientre se puede aplicar a hombres y mujeres, así como también a los animales vertebrados, sean machos o hembras. En términos de ganadería se le llama “vientres” a las vacas porque ahí se encuentra su aparato reproductor y su capacidad de reproducción es de especial interés para el ganadero.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

El verdadero amor debe de ser como una auténtica democracia.

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