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ANÉCDOTAS

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

LAS CORRERÍAS DE LOS “RACERS” EN EL CAÑÓN DE FERNÁNDEZ, ¿UN DESAFÍO? (A Carlos Castañón Cuadros, mi gurú)

El zorro, el coyote, el cacomixitle, se detienen en sus andanzas, afinan sus radares inalámbricos, otean el horizonte y verifican que hay vía libre y segura para desarrollar a salvo la jornada diaria para su sobrevivencia: alimentarse y trazar las estrategias para sobrevivir a los aniquilantes embates del ser humano en el Cañón de Fernández, humedal del semi desierto lagunero reconocido internacionalmente. Operativos de vigilancia limitan y restringen las perjudiciales incursiones humanas en el ecosistema que recarga el acuífero lagunero pero no son suficientes ni decisivos para frenarlas o someterlas a control.

Desde hace varios años los llamados “racers” -vehículos a motor con escape abierto, de cuatro gruesas y dentadas ruedas- se convirtieron en el azote del área natural protegida, matando fauna y destrozando flora, depredadores, por lo tanto. del emblemático parque original nutrido por los escurrimientos de río Nazas, en el municipio de Lerdo, Durango. La condena pública no ha logrado parar en seco a los “niños bien” hijos de políticos influyentes, señalados por la opinión pública como autores de los deterioros. El asedio no para, con el añadido de la caza animal que de acuerdo con las versiones de los lugareños, ejecutan con sus escopetas y luces led de alta intensidad, los conductores de los vehículos que arrasan y erosionan el suelo fértil. Los infractores llegan de noche y se van concluida la madrugada. (¿Aquelarres? ¿Brujas? ¿Ritos satánicos? pregunta un lector de Fausto, la novela de J.W.Goethe) y me deja perplejo.

El amparo tramitado por los arribistas motorizados para continuar entrando al cañón sigue en proceso (la empresa que vende los vehículos se desligó de cualquier responsabilidad); aún no hay un fallo definitivo, pero aquellos persisten en ocasionar averías a la biodiversidad del lugar. En consecuencia y al menos en el papel, no debería proceder la demanda en contra de la secretaría de Recursos Naturales y del Medio Ambiente del gobierno de Durango y de la Dirección Municipal de Ecología y Medio Ambiente de Lerdo, como esperan que suceda los ambientalistas encabezados por el doctor en ciencias Francisco Valdez Perezgasga y los diversos grupos de defensa del río Nazas y del patrimonio ambiental de la comarca lagunera de Durango y Coahuila.

En estos momentos se habla de una tregua favorecedora para la flora y fauna, debido a la reaparición del gato montés, los coyotes, mapaches zorras, cacomixtles, conejos patas de palo y los reptiles cascabeleros. Las tortugas, otro de los haberes naturales de la zona, entraron en hibernación, pero esperan salir de su letargo invernal a fines de marzo, para desovar y reproducirse, con la esperanza de que ya no serán aplastadas por los “racers” y en consecuencia, podrán ir y venir desde sus madrigueras en las orillas del río para alimentarse, cruzando los senderos hollados por los vehículos a motor, pero esa oportunidad de vida aún permanece en el aire.

Los patos que emigran desde Canadá, anidan y se reproducen en las oquedades acuosas orilleras y alegran con sus sobrevuelos las aguas en embalse del Nazas, igualmente, si la protección judicial los alcanza, ya podrán volar en paz, sin sufrir los tremendos sustos de los ruidosos autos dentados, cuatrimotos y motocicletas que les causan espanto y dispersión. Por lo tanto, siguen en pie alado, formando parte del amplio repertorio aviar del Cañón de Fernández, donde los ahuehuetes centenarios marcan la pauta pese a las quemaduras de sus troncos y ramas provocadas por los paseantes irresponsables, quienes también deberían ser llevados a juicio por sus atentados criminales contra la naturaleza y por tirar basura conformada por envases de plástico, latas de cerveza, cerveza y atún y bolsas conteniendo pañales infantiles usados y pantaletas, como sucede en “La Posta” un balneario natural aguas abajo del Nazas.

Flora y fauna, en consecuencia, disfrutan por ahora de un desahogo temporal pero los ambientalistas consideran que las autoridades forestales deberán mantenerse en alerta permanente para frenar nuevas agresiones. ¿Por qué? Porque los “racers” siguen maltratando el área natural protegida: caravanas de cuatrimotos y los autos deportivos de grandes llantas, van y vienen los fines de semana por los caminos que llevan al Cañón de Fernández, con la música a todo volumen entre polvaredas, valentonadas e influencias, en una actitud de mofa hacia los mandamientos judiciales.

Uno de los lugareños informó que hay otro tipo de resonancia en el cañón generada por las motos que emplean los vigilantes en sus recorridos de supervisión. ¿Entonces?, se le preguntó. -Aves y animales ya están acostumbrados, andan tranquilos, los ruidos ya son “normales”, pues no causan daño como los “racers”, no existe acoso, respondió. ¿Qué piensan, aventuro, el agave Victoria Reginae, que tarda 40 años en desarrollarse, y el cactus Reina de la Noche que sólo florece una vez al año? Está plenamente demostrado por estudiosos, científicos y ambientalistas, que el motociclismo causa un irreparable daño al ecosistema, lo mismo que la pesca desmedida y de la cacería no se diga. Los dueños de los “racers”, deben entender que la vigilancia en el cañón contribuye en gran medida a la conservación de 17 mil hectáreas de la reserva natural protegida, guardianas de 580 especies de flora y fauna e igual, tendrán que estar conscientes de que la falta de control de las áreas recreativas y el motociclismo, son letales para el equilibrio ambiental.

Oswaldo Donovan, director administrativo del Cañón de Fernández, confirmó la presencia de los “racers”en el área natural protegida, con la aclaración de que entran a terrenos concesionados con autorización de los dueños, pero eso no es válido, pienso, pues siguen perturbando flora y fauna, dañando, de paso, los caminos que se utilizan para combatir incendios. Además, el uso de las cegadoras luces led y las altas velocidades en horas de la madrugada, horario favorito de los intrusos motorizados, alteran en gran medida, el reposo animal y el florecimiento de la “Reina de la Noche”. Donovan consideró que urge una mayor presión social para liberar al parque de los atentados que lo destruyen. “Hay más de treinta “racers” que se movilizan en un solo día, incluyendo motociclistas de Monterrey y Saltillo atraídos por la publicidad que se está dando al caso, y actúan como si estuvieran retando a la autoridad. Urge, en consecuencia, acelerar los procesos judiciales que imponen multas y cárcel a los infractores, pues sólo así, los operativos de vigilancia serían más contundentes. Pero la educación ciudadana, subrayó, es primordial. Considero que los concesionarios que solapan los desmanes, también resultan culposos, pero ninguna autoridad les ha llamado la atención o cuando menos, exhortarlos a colaborar para impedir más daños al ecosistema que le da vida a la Laguna.

(Carlos Castañón Cuadros, escritor y premio universitario por sus trabajos de investigación en materia de recursos naturales en el ámbito regional lagunero)

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