Icónos culturales. La narrativa pictórica muestra un viaje por los íconos y lugares de Ciudad Lerdo.
Frente a la Plaza de Armas de Ciudad Lerdo, una fachada llena de color interviene en la rutina de los transeúntes. En ella, una niña vestida de aviadora fija su mirada hacia el horizonte, entonces los rostros de tres ancianos ceden el paso a un músico y luego a construcciones icónicas, para finalizar con una escultura emblemática.
Esta obra, llamada Con cariño para Lerdo y plasmada sobre la Casa de Cultura Francisco Zarco, fue realizado por el joven artista lerdense Abel Arturo Valenzuela Estevané, quien en una mañana nublada contempla el resultado de su técnica, esfuerzo y pensamiento pictórico, antes de conversar sobre sus orígenes y obra que aborda la identidad lerdense.
DEL INFANTE AL ARTISTA
Abel rememora que el arte lo adoptó durante su infancia, como todo niño pequeño tomaba crayones y comenzaba a intervenir las superficies de su hogar. Así, se aventuró a dibujar personajes que aparecían en la pantalla de su televisor y también algunas inventivas que emergían de su imaginario.
Con el paso del tiempo, los trazos de Abel tomaron fuerza. El momento clave llegó cuando cursaba estudios en la secundaria Rafael Rodríguez Castañeda, pues una caja de colores apareció en sus manos y dio vida a sus lecturas.
"Yo leía mucho, leía revistas de videojuegos donde venían ilustraciones muy padres y como que empezaba a copiar esas cosas. Cuando entré a la secundaria se combinó que tuviera un material muy bueno (que eran los lápices de colores) y ya podía acceder a más cosas".
Al final de esa etapa, gracias a su maestra de artes plásticas, Abel se animó a participar en un concurso de pintura regional. El joven lerdense se adjudicó el primer lugar y eso lo motivó a inscribirse en un certamen estatal, donde también fue ganador.
"Esa obra fue una paradoja acerca de la violencia, de las distintas reacciones de los asesinatos. En aquel entonces, en 2013, todavía se sentía muy inestable el asunto de la inseguridad aquí en La Laguna, eso me llevó a componer esa pieza".
Y es que Abel busca la fácil comprensión de sus trazos. Evade pretensiones para entregar un mensaje de forma inmediata. La simpleza se gradúa en sus colores, elementos de composición, ángulos y objetos. Su perspectiva se abre al tiempo que reconoce la influencia de grandes pintores como Goya y también señala rastros dejados por las ilustraciones hospedadas en los libros que leyó en su infancia.
"Mucha gente me comenta que mi trabajo se ve antiguo; los colores no se ven tan modernos. Y es por eso, porque los libros tenían esa estética".
PICTOGRAFÍA IDENTITARIA
El mural que ahora da vida a la facha de la Casa de Cultura de Lerdo fue coordinado por el Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED). Abel fue elegido como el realizador de la obra debido a los logros surgidos durante su joven recorrido.
La temática del proyecto indicaba la inclusión de tradiciones y aspectos culturales de Ciudad Lerdo. Así que, en 60 metros cuadrados, la organización de elementos sugirió una narrativa donde los grandes personajes de la Revolución cedieron su lugar a íconos más populares: el avión de Francisco Sarabia, los Cardencheros de Sapioriz, el músico Néstor Mesta Mares, las torres de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, un chalet y el Ángel del Amor fueron los elegidos.
"Si te fijas el Sarabia no es Sarabia, es una niña. Ella un día se despierta de un sueño en el que recorre un lugar hermoso y mágico que es Lerdo. Va volando y oye a los Cardencheros a lo lejos cantar, viaja por el tiempo y se topa con este músico, con Néstor Mesta Chairez, un cantante muy importante y finalmente aterriza en Lerdo, donde decide pasear por los lugares más bonitos que te ofrece este lugar".
El proyecto comenzó el lunes 7 de septiembre y se concluyó el 10 de diciembre. Para su realización se elaboró un cronograma y se investigaron cuáles eran los mejores materiales y técnicas para emplearse, tomando en cuenta las cuestiones climatológicas de la región y la superficie de la fachada de la Casa de Cultura.
La técnica elegida por Abel estuvo influenciada en el estilo de los frescos de la Capilla Sixtina. Debido a la complicación que representaba la altura del edificio, y a que no contaban con un andamio, se optó por comprar 60 metros de papel canela, para recortar pliegos y pegarlos uno al lado del otro, hasta que dieran las dimensiones del muro.
"Por ejemplo, el primer dibujo del avión de Sarabia, que son 4.3 por 4.75 metros, se dibujó directamente, se cuadriculó ese papel y se trazó el dibujo. Después se procedió a agujerar con un clavo el contorno del dibujo, y ya habíamos remozado esa pared, porque le quitamos toda la pintura vieja y le pusimos pintura nueva. Se pegó el dibujo y se calcaron los hoyitos, y cuando quitamos el cartón delineamos todo y ya teníamos el dibujo listo. Esa técnica era la que usaba Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Él lo que hacía es que sus modelos los marcaba en un papel grande y con la ayuda de un asistente después lo agujeraba con un clavo. Pero como era fresco, el estuco secaba pronto y era más rápido que estar dibujando la composición".
Por último, el artista revela que la actual pandemia le impidió realizar un viaje que tenía programado a Europa, donde pintaría suelos de Alemania e Italia. También tiene planeado un viaje a Inglaterra, travesía que es premio de un concurso de la Distribuidora Rodin y que le permitirá conocer la fábrica de los lápices de colores Derwent.
Sobre el artista
Abel Arturo Valenzuela Estevané
Nació en Ciudad Lerdo, Durango.
Tiene 23 años de edad.
Es egresado de la ingeniería en Animación y Efectos Visuales por la Universidad Politécnica de Gómez Palacio.
